martes, 27 de diciembre de 2016

La Biblia en un año #Dia355

3° Juan 1

La tercera epístola de Juan es el segundo libro más corto en la Biblia, tras la segunda de Juan, y está dirigida al anciano Gayo, al cual el autor dice amar mucho en la verdad. En esta carta se habla de tres personajes: Gayo: Una fuente de gozo para Juan debido a su andar en la verdad de Dios; Demetrio: Un fiel creyente en la Iglesia, que tenia buena reputación dentro y fuera de ella; y Diótrefes: Un perverso conocido por sus chismes, orgullo y arrogancia. Juan escribe para elogiar a Gayo por su conducta, y además para encomendarle un grupo de hermanos que eran extraños en el lugar donde éste vivía, y que tenían la misión de predicar el Evangelio en ese lugar; y donde se encontraba precisamente Diótrefes interfiriendo con esa misión. Juan dijo a Gayo que haría muy bien en recibir a estos misioneros, puesto que iban en nombre de Dios, y los hermanos en la fe debían brindarle hospitalidad y apoyo. Antes de comunicarse con Gayo, Juan había escrito una carta a la Iglesia, pero Diótrefes no aceptaba su autoridad, pues a el le gustaba ser quien mandara, y hablaba mal de los apóstoles. Ademas, tampoco recibía a los seguidores de Cristo que llegaban de otras partes, y si alguien quería recibirlos en su casa, se los prohibía y lo echaba de la iglesia. Juan le dijo a Gayo, su amado hermano, que no siguiera el ejemplo de los que hacían el mal sino el ejemplo de los buenos, pues el que hacia lo bueno era parte de la familia de Dios, pero el que hacia lo malo nunca había visto a Dios. Al contrario de Diótrefes, había un hermano del cual todos hablaban bien en la Iglesia, este era Demetrio, y su comportamiento le demostraba a los apóstoles que los hermanos decían la verdad. También los apóstoles hablaban bien de él, y Gayo sabia que ellos no mentían. Yo creo que en todas las Iglesias existen estos tres tipos de hermanos, uno honrado por su servicio a los fieles y por su bondad, otro de buena conducta y testimonio del cual nunca hay nada malo que decir, y el tercero presuntuoso y soberbio, que desea tener autoridad pero que no quiere servir. Y aunque parezca contradictorio, para mi, todos son necesarios; pues sino existiese esta ultima conducta negativa, no sabríamos que es necesario rechazarla. ¿Y tu, quien eres? ¿Gayo, Demetrio o Diótrefes? Nuestro comportamiento es el que realmente habla de nuestra cristiandad, y es el que puede beneficiar tanto a los no creyentes como a los hermanos en la fe en un momento particular. Así que seamos una fuente constante de favor, gozo y verdad para que podamos ayudar a otros en su caminar. Quizás no lo sepas, pero probablemente alguien a través de tu testimonio pueda llegar a los pies de Jesús, o lamentablemente, apartarse de El. 


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