Es el amor eterno que me has regalado, el que prolonga cada una de tus
misericordias.
Yo te amo vida mía, más allá de cualquier acto
generoso que continuamente haces por mí; te amo porque eres tu mismo la obra
viva del amor de Dios.
Eres tu el amor, y cada vez que te pienso se siente
más intenso el latir del corazón.
Yo se que te amo porque no podría existir sin
ti;
Eres tu Jesús, el que sacia mi deseo en la sequía y
da vida a mis huesos; me haces manantial cuyas aguas nunca faltan, que fluyen de lo profundo de mi ser por
la certeza de creerte.
Es porque tú me amaste primero, y no
rechazaste la cruz por mí, al entregarte por completo solo para hacerme
vivir.
Al amarte voy sintiendo como no puede haber otro
como tu, nada es comparable a tu eterna salvación.
Eres tú que al profundamente conocerme, no puedes
oponerte a derramar tu gracia y a abrazarme con pasión.
No necesito el temer a una eternidad sin ti para
que este amor brote dentro de mí;
No es la ilusión de poder tenerte para siempre lo
que me hace amarte así;
Es sencillo vida mía, yo te amo porque si.
Yo que nada soy, todo lo tengo al tenerte a ti.