sábado, 16 de diciembre de 2017

Gozo y delicia del corazón

Cuando descubrí tus palabras las devoré; son mi gozo y la delicia de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales. Jeremías 15:16

Frecuentemente he dicho que no puede haber beneficio sino hay sacrificio, y es que en verdad, no podemos provocar efectos positivos en nuestra vida de fe sino hacemos ciertos ajustes en nuestro comportamiento. Para mi, el estudiar, memorizar y finalmente VIVIR las Escrituras, es entender el lenguaje de Dios. Es poder conocer a profundidad su manera de ser y también su manera de actuar. No en vano la creación de vínculos, la unión y la RELACIÓN entre las personas, se crea a través de la comunicación. El Profeta Jeremías dijo: Cuando descubrí tus Palabras LAS DEVORÉ. Él tenia hambre del consejo y de la perspectiva de Dios, por eso se dispuso a comer del gran banquete que es su verdad. Muchas veces sucede que, contrario a la actitud del profeta, vamos por la vida con desconocimiento de los planes del Señor, de sus procedimientos o de su mover en nuestras vidas. ¿Por qué? ¿Por qué pareciera que ignoramos la forma en la que Él se manifiesta? Porque primero necesitamos ser saciados con el contenido de su voz. El Señor nos ha dotado de un espíritu de ciencia y sabiduría suficiente para que podamos entender la revelación de sus intenciones, y para que estemos completamente apercibidos de lo que Él desea hacer en cada persona. Pero nosotros debemos necesariamente manifestar la voluntad de querer DESCUBRIR su pensamiento como propósito inmediato. No puede morir de hambre quien ha decidido alimentarse de las palabras de Dios, y este es precisamente el camino que debemos emprender hacia nuestro completo desarrollo como discípulos del Señor. 


¡DEVORA!


martes, 21 de noviembre de 2017

Tiempos duros

Estén alerta. Permanezcan firmes en la fe. Sean valientes. Sean fuertes. 1º Corintios 16:13 (NTV)


Me parece que el Apóstol Pablo le estuviese escribiendo esta carta a los creyentes venezolanos y no a los Corintios. Venezuela vive un tiempo como nunca antes visto. Y no lo digo solo yo, sino que lo refrenda la historia y los testigos que han presenciado los hechos a lo largo de los años. La tormenta ha arreciado, y casi parece insostenible. Justo en estos días, cuando se acerca el mes de Diciembre y la celebración de la navidad, nunca antes había visto un pueblo tan desanimado y aletargado como el mio en la actualidad. Estar así, durante esta larga temporada de pruebas, también ha sido muy duro para mi, pues me entristece ver a mi nación padecer tanto. Solo una cosa le pido a Dios, y es absoluta liberación. Mientras voy a la presencia de Dios y me lleno de su fuerza para seguir, una palabra estremecedora y contundente llega a mi alma: Resiste. Resiste. Y mientras la declaro, no puedo contener las lagrimas en mis ojos. Resistir es mantenerse firme, e implica necesariamente llevar a cabo algo por el mayor tiempo posible mientras enfrentas la oposición de una fuerza contraria. Eso me ha pedido Dios, y eso es lo que haré, aunque parezca cada vez más difícil. El Apóstol Pablo se regocijaba en sus debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones y en estrecheces; porque allí, en medio de su debilidad, el poder infinito de Dios, se hacía más fuerte. Debemos soportar cada embate a través de una fe inalienable, pues de momento, existen  muchísimos agentes externos que se oponen a la labor de Dios. En este duro tiempo, satanás está utilizando cada desafío para dañarnos y quebrarnos, y de este modo, interrumpir el propósito del Señor en nuestra nación. Hoy, con un reposo exclusivo en el campo espiritual y no terrenal, te digo: RESISTE. Falta poco, no te dejes vencer. Podemos soportar todo lo que Dios en su absoluta ciencia y sabiduría nos permita atravesar. Podemos alcanzar grandes prodigios y milagros para nuestro entorno inmediato. Podemos ver más allá de lo tangible. ¡Podemos lograrlo! Si podemos. Así que ahora, que se nos ha pedido correr la milla extra, no es tiempo de desvanecernos ante el dolor, o flaquear ante los infructuosos planes de las tinieblas. Sino de ir y recibir el hermoso producto que Dios quiere sacar de toda esta adversidad. Estemos firmes y constantes, porque nuestra salvación está cerca. 

¡Resiste!


martes, 14 de noviembre de 2017

DIOS PROVEERÁ

Dios proveerá un cordero para la ofrenda quemada, hijo mío —contestó Abraham. Así que ambos siguieron caminando juntos. Génesis 22:8

Cuando Abraham debió enfrentar la difícil tarea de tener que sacrificar a su amado hijo Isaac como una ofrenda quemada, atravesó su mayor prueba de fe. Isaac era el hijo de la promesa, al cual Abraham y su esposa Sara habían estado esperando durante más de 20 años, hasta que finalmente concibieron, y se materializó la Palabra que Dios les había dado a ambos. El Señor, además de comprobar que Abraham le era completamente obediente y fiel, también quería mostrarle que Él era un Dios de provisión; y que al esperar en silencio delante de su presencia, Él se presentaría de forma milagrosa para suplir su necesidad. Y como no, si Abraham estaba en ese Monte, solo con su hijo; con el altar preparado, la leña, el fuego, y el cuchillo en su mano, y dispuesto a obedecer a Dios. Isaac, quien ignoraba completamente la situación, le preguntó a su padre donde estaba el animal que sacrificaría, y Abraham sólo contestó: Dios proveerá un cordero para la ofrenda, hijo mio. Pues, con esa firme declaración de dependencia y seguridad, no hicieron falta mayores palabras. Luego de que Isaac fuese atado y puesto sobre el altar, encima de la leña; el Ángel del Señor le dijo a Abraham que no lo sacrificara. Pues había demostrado verdaderamente temer y amar a Dios. Entonces Abraham levantó los ojos y vio un carnero que estaba enredado por los cuernos en un matorral. Así que tomó el carnero y lo sacrificó como ofrenda quemada en lugar de su hijo. Abraham, que no quiso negarle a Dios ni siquiera su propio hijo, nos mostró que la obediencia es la llave que abre el candado de la bendición. Y Dios, que es verdaderamente fiel con todo aquel que le toma por Padre, manifestó que su providencia dispone todas las cosas de forma anticipada para el beneficio de los que creen. Dios no llevó a Abraham a ese Monte para perjudicarlo, sino para cumplir su propósito sobre él. Así que, levanta los ojos, y ve que en ese lugar adonde Dios te ha llevado para probar tu fe, está el favor y el auxilio que el mismo ha provisto para tu bien. Confía en que Dios nunca dirigirá tus pasos hacia un sitio donde no pueda sostenerte, y recuerda en medio de la más dura carencia y el desafío, que en el monte del Señor será provisto. Él ha servido la mesa para sus hijos. 



miércoles, 1 de noviembre de 2017

REPOSO VS. ACCIÓN

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno. Santiago 1:5 (DHH)

Uno de mis grandes retos como hija de Dios, ha sido descubrir cuando permanecer de rodillas para recibir, y cuando debo ponerme de pie para ir yo misma a alcanzar. Cuando Abraham, el amigo de Dios y padre de la fe hebrea, supo que Sodoma sería destruida, se mantuvo en oración clamando a Dios para que su sobrino Lot, el cual vivía en aquella región, pudiese ser salvado. En ese momento Abraham optó por el reposo y descansó en el Señor. Mientras que, cuando el mismo sobrino fue víctima de un ataque por parte de tropas enemigas, y fue llevado prisionero, Abraham se levantó y juntó a todos sus hombres para salir a pelear por él y rescatarlo. En este último caso, Abraham, atacó desde su propia mano la situación. En ambos escenarios encontramos la actitud de un hombre de fe que no se dejó vencer por las circunstancias, y que sabía cuando era el momento oportuno para esperar en la presencia de Dios, y cuando había que levantarse y actuar. Solo de una profunda intimidad con el Padre Celestial puede brotar la sabiduría para comprender cual de éstas es la alternativa correcta. Pues Él desea REVELAR a tu vida cual es la forma indicada en la que debes caminar. Sin importar lo que digan los demás, o la magnitud de las cosas que sucedan a tu alrededor, decide tu mismo a través del Espíritu de Dios, si debes mantenerte quieto y ver lo que hace Dios, o si por el contrario, debes ir en sus fuerzas y arrebatar tu bendición. A través de Jesús, Dios ha hecho sobreabundar en sus hijos todo conocimiento e inteligencia, así que pregúntale hoy si esperas que pase, o HACES que pase, porque sólo su dirección puede llevarte por el camino correcto. Si obedeces a su voz, así como en el caso de Abraham, el éxito estará asegurado.

¡Pregúntale!


jueves, 19 de octubre de 2017

Como tener una vida espiritual y no morir en el intento




Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte. Isaias 26:9a

Quizás el titulo de este nuevo articulo ha llamado tu atención, ¡Y espero que así haya sido! Pues así, has entrado a descubrir desde mi propia experiencia, como se puede tener una vida espiritual ACTIVA, porque la verdad es que si está inactiva, no podría llamarse vida. YO lo resumiría en tres ejercicios fundamentales, primero: ORA. Aún cuando no quieras, cuando no tengas tiempo, cuando no lo sientas o no puedas, simplemente HAZLO. Crea tu dinámica de oración diaria, tu rutina; en la cual puedas tener ese espacio solo para Dios y para ti. Establece un horario y respétalo, hasta que veas como tu propia alma responde. Verás que cuando no lo hagas, sentirás ese vacío, ese necesidad de tu valioso y muy especial tiempo de oración. Segundo: AYUNA. Es importante que frecuentemente le enseñes a tu carne que es tu espíritu el que manda y no ella. La carne es insensata, es rebelde y no quiere adorar a Dios, entonces es necesario encontrar mecanismos que la sometan y la dobleguen. Este sacrificio, además de agradar a Dios y tener múltiples beneficios, te permitirá hacerlo, y también te llevará mucho más cerca de la presencia del Señor. Comienza con medios ayunos, luego completos, de uno, dos a tres días; como Dios lo disponga en tu corazón. Lo importante es que EMPIECES. Recuerda que la mente ordena y el cuerpo OBEDECE. Y tercero: MEDITA EN LA PALABRA DE DIOS. No podemos entender el lenguaje de Dios sino lo escuchamos hablar, y su forma de comunicarse con nosotros es su propia Palabra; por eso debemos invertir tiempo y esfuerzo reflexionando en las Escrituras. Pídele a Dios que revele SU plan a tu vida, que te muestre porciones bíblicas en las que encuentres una respuesta a lo que estás buscando o necesitas, y que te confirme lo que ha diseñado para ti. Algo que es solo tuyo y que quiere darte a conocer. Lo más importante en la vida de un creyente no es a cuantos servicios de Iglesia asista, o en cuantos Ministerios se encuentre sirviendo, no lo es ni siquiera la cantidad de dones que Dios le haya dado para que le honre, sino su RELACIÓN con Él. esa intimidad que quiere tener contigo y que nace en lo más profundo de tu ser. Así que, invierte tiempo, esfuerzo, compromiso, disciplina, y sobretodo MUCHO AMOR en tu comunión con el Señor, y no perezcas en el intento. 

¡Búscalo hoy!

sábado, 7 de octubre de 2017

Nueva Venezuela

Yo voy a hacer algo nuevo, y ya he empezado a hacerlo. Estoy abriendo un camino en el desierto y haré brotar ríos en la tierra seca. Isaías 43:19

Hace unos días salí de paseo, primero al centro del país (vivo en el interior) y luego un poco más hacia la costa occidental, donde quedan unas de las islas más preciosas del país, los famosos cayos del Parque Nacional Morrocoy. Todo este viaje se originó por la visita de una amiga que tiene ya casi cuatro años viviendo en el Reino Unido, ella, así como tantos otros, forma parte de los venezolanos que ahora son ciudadanos del mundo. Aún teniendo mucho trabajo, compromisos y responsabilidades, decidimos tener ella, otras amigas y yo, un fin de semana muy especial, reunidas luego de un largo tiempo. Yo, a diferencia de un gran porcentaje de personas, nunca he ido al exterior, ni siquiera como turista, y tampoco ha sido mi intención emigrar, no porque lo rechace, sino porque siento que Dios no me ha mostrado ese propósito todavia. Quiero quedarme en mi país y formar parte de los planes de restauración que Jesús tiene con el. Entonces vivo en Venezuela, y no tengo ninguna otra reserva mundial con la cual pueda compararla, sin embargo, digo con placer lo que casi todos en cualquier nación decimos: Mi país es el mejor del mundo. Claro, es el tuyo, así como tu familia, tu casa, tu hogar. Pero, al enfrentarme a tantos desafíos diarios como residente permanente de esta casa grande, y viendo aún más como en este paseo debíamos sumar esfuerzos para poder hacerlo lo más agradable posible, para todas, y en especial para esa amiga que después de algunos años venía a reencontrarse con la tierra que tanto extrañaba, me doy cuenta de que sin pensarlo mucho, y aunque duela, Venezuela no es esa mejor nación del mundo que yo declaro con tanto amor. No quiero escribir acerca de las múltiples hazañas que hacemos todos los habitantes de este país a diario para vivir, incluso en los detalles más simples, basta con que lo vivamos todos y con que Dios lo sepa. Pero si quiero decir, como incluso mientras intentaba inyectarle ánimo a esa amiga cuyo corazón se partió al ver su país, el mio también se entristecía siendo testigo de su dolor y de su muy comprensible inconformidad. Incluso ese paseo que todas soñábamos hacer, se volvió una tarea titánica en muchos sentidos, sin embargo, como buenas venezolanas y creyentes, le pusimos fe, empeño y entusiasmo por lo que terminó siendo un tiempo hermoso y de mucha alegría. Finalmente estar juntas era lo más importante. 


Los venezolanos hemos sido tan fuertes, que lo hemos resistido todo en esta lucha. Cada día, la batalla se ha hecho más fuerte, mas dura, y para algunos, insostenible. Este sistema de gobierno ha hundido a Venezuela en los más crueles estados de depresión política, social, económica y moral; y si me preguntan por lo que algunos llaman remedio, a mi parecer es tan nocivo como la propia enfermedad. Esto ha sido como un cáncer, al que los pacientes deben combatir con un tratamiento igual de agresivo, peligroso y contraproducente como el padecimiento propio. Entonces muchos, al intentarlo todo, prefieren finalmente rendirse en los brazos de Dios y aguardar por un milagro que los salve. Precisamente en ese punto estoy yo, y se que una gran mayoría de hijos de Dios. Hemos renunciado a cualquier remedio alternativo, a cualquier intervención humana, y estamos simplemente esperando por un milagro de Dios que sane y restaure por completo nuestra hermosa nación. Que desde mi punto de vista, si podría ser el mejor país del mundo. Nada de lo que se ha hecho en el estado critico de esta enfermedad ha sido suficiente, quizás es el mismo Dios permitiendo estos puntos de quiebre para volvernos a la total y absoluta dependencia de Él. Una cosa es cierta, Jesús si es suficiente. Y ahora, cuando lo mejor que todos como venezolanos podemos hacer, es confiar incondicionalmente en su poder, vendrá esa salvación divina y portentosa por la cual todos estamos clamando. Venezuela será libre, sana, salva y restituida por la fuerte e inquebrantable mano de Dios. Lo anhelo con todas las fuerzas de mi ser. 

¡Sigue creyendo!

jueves, 14 de septiembre de 2017

No digas que no

Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. Lucas 1:38



La obediencia es un principio bíblico del cual surge o se produce un sólo efecto: Bendición. Así fue como María, la madre de Jesús, vino a ser pieza clave y fundamental en los planes que Dios tenía para salvar la humanidad. Pero, nunca se han preguntado: ¿Por qué ella? ¿Que fue lo que vio Dios que quizás pasaba inadvertido para otros? Creo que tiene mucho que ver con esa respuesta final al ángel que le habló: Hágase conmigo conforme a tu palabra. Así sin más, sin preguntas, sin razonamientos, sin cuestionamientos, María decidió obedecer, y mostrar que era una mujer sujeta a los propósitos de Dios; quien sabía muy bien que ella no se resistiría a su voluntad ni a sus planes. Escogida entre todas, como la más digna para cargar en su vientre al fruto del Espíritu Santo, al Dios encarnado, al Mesías, al Salvador. Para María, Jehová su Dios, no era sólo su Creador o su Padre, sino también su dueño y su Señor; sin duda alguna, ella sabía que le pertenecía, y que todo cuanto Dios quisiera hacer con ella o a través de ella, se produciría en la más profunda entrega de lealtad y fidelidad. Haz conmigo Señor, lo que tu quieras, declaró. En esta sociedad moderna, se nos ha enseñado a decir que no, a pararnos firmes ante las pretensiones humanas o celestiales y hacer sólo aquello con lo que nos sintamos cómodos o a gusto; será porque este mundo sigue desafiando los principios de Dios, y quiere sugestionar nuestras mentes para alejarnos más y más de sus propósitos divinos. Sin embargo, la mecánica de Dios sigue siendo la misma, primitiva tal vez, pero poderosamente eficaz: Tan solo dime que si. Tan solo acepta lo que te ofrezco, tan solo obedece. Y verás cielos abiertos a tu favor. Promesas cumplidas, vidas transformadas, y un reino visible y latente en tus manos. Nuestro Dios cuenta con la gente que le dice que SI, incluso cuando ni siquiera saben que harán o como lo harán, por eso hoy busca nuevas Marías, nuevas siervas y siervos del Señor que sean capaces de negarse a si mismos para darle prioridad a sus planes. Aferrados a nada más que una Palabra dicha por Él, con nada más que una fe inquebrantable e insondable. Con nada más que una incondicional dependencia y sumisión.

¡Dile que si!


jueves, 24 de agosto de 2017

El arte de la sustitución

No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. Romanos 12:2



En nuestro paso temporal por un mundo que repetidas veces nos abruma con su peso y dominio, podemos terminar adoptando posturas o posiciones que no son propias de una persona cuya identidad pertenece al reino de los cielos. De este modo, podemos terminar envueltos en una sigilosa, pero a la vez, poderosa influencia negativa que interrumpe nuestro propósito en Cristo o lo daña por completo. Aquel que no cambia su manera de pensar, no cambia su manera de ser, ni de vivir, por eso, nuestro Dios nos dotó de un poderoso equipamiento para hacer frente a la batalla que se produce en nuestras mentes, y así, poder ser transformados en miras de vivir bajo su voluntad; en una manera ordenada y plena. Se hace apremiante entonces, aprender cada día a reemplazar los métodos y criterios del tiempo presente, que han querido anidarse en nuestro ser, por aquella dirección que es absoluta y netamente divina. Con el mecanismo de la sustitución, logramos reemplazar los pensamientos del mundo, por los pensamientos de Dios, y de esta manera, nos adentramos en sus conceptos, y nos establecemos en sus intereses. Sustituimos lo que los demás dicen, por lo que Dios tiene que decir, y colmamos con sus palabras, nuestras bocas. Sustituimos las intenciones corrompidas por los sistemas del mundo y por nuestra carne, por los principios eternos. Y así, terminamos obrando a la manera de Jesús, y no a la nuestra. Comprobemos pues, lo que le es a Dios grato, placentero y perfecto, para sustituir nuestras propias percepciones humanas, por su manifestación gloriosa, y lograr de esta forma, la transformación positiva de la persona que somos y el impacto de nuestro entorno. 

¡Sustituye!


viernes, 18 de agosto de 2017

El que dormía

Los discípulos preguntaban asombrados: ¿Quién será este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen? Mateo 8:27



Una gran tormenta arreciaba en el mar, una tempestad violenta agitaba fuertemente las olas, mientras un pequeño barco intentaba cruzar de una ribera hacia otra. ¿Como llegar a la orilla? Quizás era la pregunta que asaltaba la mente de los tripulantes, quienes, mientras navegaban, veían el agua meterse poco a poco en el interior del barco. El miedo empezó a invadir a los hombres en aquel trayecto, la gran tormenta los hacía temer por sus vidas, el infortunio se apoderó de aquel angustiante momento, hasta que finalmente pensaron que se hundirían. Todos, excepto el que dormía. Jesús era el líder de aquella tripulación, fue quien animó a aquellos hombres a subir en el barco, para que su Palabra y su presencia pudiesen llegar a más territorios y multitudes. Él, estaba en la embarcación, plácido y garante de todo poder; incólume ante el terror, y sereno ante la angustia. Jesús, con una sola orden sentenció al viento y al mar, y así sin más, la gran calma por la que le rogaron sus acompañantes, llegó. ¿Que pasó entonces con la certidumbre de aquellos hombres? ¿Por que la sustituyeron por grandes voces de pánico? ¿Acaso era tal la indiferencia del que dormía? ¿O fueron ellos los que cedieron ante la tentación de la tempestad? Una cosa es cierta, cuando decides adentrarte a nuevos escenarios y horizontes, puedes enfrentarte a la terrible inseguridad de las olas, pues solo lejos del puerto, navegando hacía tu propósito eterno, es donde obtienes mayores victorias. Entonces, la vida suele convertirse en ese mar, grande y profundo, a veces en calma, y otras veces, con fuertes mareas que parecen arrastrarte sin control. Para aquel momento, la obra de Jesús ya se había posicionado como el mayor exponente del poder de Dios en la tierra, y en muchos espacios se había hecho manifiesto su poder. Sin embargo, Él sabía que hacía falta más, había que cruzar el mar. Emplazó a sus seguidores entonces, y estos decidieron voluntariamente ir en pos de Él. Allí fueron probados, y aquel que sin miedo alguno dormía, les demostró una vez más, que podía darle un giro absoluto a cualquier situación. Hoy, Jesús sigue enteramente consciente de que es necesario seguir navegando, mar abierto ante un destino prodigioso en tu andar con Él. Así, que cuando la tormenta de pronto arrecie, y te consuma el deseo de volver a la pacifica orilla, recuerda que no naciste para permanecer anclado en el puerto de tus limitaciones, sino para alcanzar y experimentar los portentosos milagros del timón de Jesús en tu vida. Y si las olas golpean violentamente el barco de tu proceso, no temas en decir: ¡Sálvame Señor, que me hundo! Porque entonces, puedes estar seguro de que despertarás al que dormía. 

¡Sigue a flote!

lunes, 14 de agosto de 2017

Jesús

  • Amado de mi alma, Eres mi razón, mi deseo, mi anhelo; mi propósito de cada día es poder amarte y darte lo mejor. Mi tesoro encontrado, mi camino mas seguro, mi lugar favorito para descansar. Mi fuente inagotable de sabiduría y vida eterna, mi amigo, mi hermano, mi confidente; mi amor. Al decir tu nombre, todo toma su sitio. Nadie es como tu, nadie hace lo que haces tu, nadie tiene el poder que tienes tu; y nadie llena mis espacios como tu. Nadie nunca podría ocupar tu lugar, porque eres mi Rey, mi vida, mi momento perfecto; mi compañía, y mi hogar. Todos los días te amo mas, te anhelo mas, te necesito mas. Todos los días digo tu nombre y encuentro paz, todos los días digo tu nombre y empiezo a creer; todos los días digo tu nombre y puedo ser feliz. Jesús... Mi precioso, en ti encontré todo lo que un día busqué y creí que no existía. Tu, no eres solo un espacio, tu lo eres todo para mi. No hay limites que puedan contenerte; no hay medida que pueda definirte; no hay tamaño que pueda alcanzarte, ni altura que pueda estar por encima de ti. Todos los días eres mio, todos los días soy tuya. Todos los días somos el uno para el otro eternamente. 
¡Siempre te amaré!

miércoles, 2 de agosto de 2017

TOMA TU POSICIÓN


Si te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirán de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán. ¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este? Ester 4:14

Cuando algunos de los judíos decidieron permanecer en Persia luego del exilio babilónico, enfrentaron una seria conspiración en su contra, hasta el punto de casi ser destruidos. Lo que trajo ese 'casi' fue la intervención de Ester, una bella judía, huérfana, que Dios había levantado como reina en esa nación. Cuando Ester decide entrar en la presencia del Rey para interceder por su pueblo, ya había sido advertida de que, si los judíos eran asesinados, ella también lo seria. Entonces Ester, decidió orar y ayunar junto a todo su pueblo durante tres días, y puso en marcha su petición ante el Rey. Una vez que Ester entró en su presencia, rogó e imploró de rodillas por su nación, por lo que finalmente, tanto ella como su pueblo fueron salvados. Luego de esto, los judíos decidieron celebrar una fiesta en honor a la victoria; fiesta llamada Purim, y que celebran aún en la actualidad cada año, para conmemorar el milagro que Dios hizo a su favor. 

Hoy, en Venezuela, el protagonismo de los hijos de Dios sigue siendo el mismo que en la antigüedad: Entrar en la presencia del Rey y clamar por un pueblo que indudablemente, satanás quiere destruir. Y se hace apremiante tomar nuestra posición como reyes y sacerdotes, pues sino nos atrevemos a intervenir en momentos como este, el lamento será aún mayor. No podemos simplemente ver los toros desde la barrera, sino decidirnos a ayudar a nuestro pueblo. Este es el tiempo de las Ester, de los Daniel, de los José, de enfrentar el reto y derrotar a los enemigos, pues para eso es que nos ha establecido nuestro Dios en esta nación. Así como ellos, somos instrumentos en manos del Señor para bendición de nuestras generaciones, por eso, no podemos estar solo de paso, como simples espectadores de la tragedia. Con oración y ayuno, entremos en la presencia del Rey, pues Él también hoy, puede conceder nuestra petición y salvar nuestro pueblo. 

domingo, 23 de julio de 2017

Dios es soberano

Siempre tengo presente este terrible tiempo mientras me lamento por mi pérdida. No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Lamentaciones 3:20-22

Durante 40 años estuvo Jeremías advirtiendo al pueblo hebreo acerca del juicio de Dios, a menos que ellos se arrepintieran y cambiaran su conducta. Pero frente a su insistente clamor, solo consiguió una fría indiferencia. Por lo que finalmente, Israel fue arrasada por los babilonios y Jerusalén, terminó completamente desierta. De este modo nace el libro de Lamentaciones, el diario de este profeta, sobre el cual derramó sus más profundas lagrimas por la nación destruida. El capitulo número tres de este libro, es un poema acróstico, elaborado con una letra consecutiva del alfabeto hebreo por cada tres versículos; el cual, traducido al lenguaje actual de las escrituras, completa la siguiente frase: Yo soy el siervo sufriente. En este tercer lamento, Jeremías equipara su propio sufrimiento con el del resto de la ciudad y anhela ser restaurado por Dios. El profeta sufrió en carne propia la tristeza y la amargura por la destrucción de su pueblo, sin embargo, también pudo comprender el propósito ulterior de Dios, y expresar una nota de esperanza dentro de su poema fúnebre: Grande es la fidelidad de Dios, sus misericordias jamás terminan. Y Jerusalén, en el tiempo propicio, también recibiría la compasión del Señor. Hoy domingo, se cumplen dos semanas de la muerte de mi tía, después de haber estado afectada con un cáncer de médula muy agresivo que consumió todo su cuerpo. Durante solo cinco meses, desde que empezó a padecer, hasta el día que falleció, mi tía estuvo batallando con una enfermedad que redujo su carne por completo, y aunque nosotros, su familia, no padecíamos de igual forma, también sufríamos junto a ella. Esta pérdida ha significado un duro golpe para todos nosotros, más aún para mi abuela y para su pequeña hija de dos años. Aún nos mantenemos absortos, afligidos y completamente tristes por esta situación. 

Creo haberme sentido como Jeremías, el siervo sufriente, frente a esta drástica y dura decisión de parte del Señor; pues la verdad, me ha dolido profundamente. Como hija de Dios, entiendo que Él no comete errores, y que jamás permite algo sin un propósito, el cual, siempre, siempre, redundará para el beneficio de los que le aman. Sin embargo, al igual que el profeta, en este momento no dejo de llorar ni de sufrir por mi pérdida. He leído este Libro y este capitulo de la Biblia durante toda mi vida como creyente, y puedo asegurar que solo hasta este momento, pude comprenderlo. Porque el duelo, es de esas cosas que se entienden, solo hasta que se viven. No obstante, no podría dejar de agradecer a Dios, porque así como Jeremias, puedo decir: Hay esperanza, Dios sigue siendo fiel y por siempre lo será; y también, porque en medio de este terrible dolor, que solo hemos podido mitigar con la presencia de Dios, hemos sentido su consuelo, su fortaleza, y su pronto auxilio. Además, así como hubo promesa de restauración para Jerusalén, también se cumplió la promesa de salvación para mi tía, quien durante este padecimiento, pudo reconocer a Cristo como Señor y Dios. Ella pudo haber perdido la batalla en su carne, pero la ganó en su espíritu que es finalmente lo más importante. Después de todo pienso, que Dios tuvo misericordia de ella, y que también le preparó lugar junto a Él en las mansiones celestiales. Y aunque aquí, hoy lloremos su ausencia, ella está plena, sin dolor, y disfrutando el paraíso. Ese lugar mejor que todos aguardamos con mucha paciencia y esperanza. Dios es soberano, y aunque permite el sufrimiento, también muestra compasión y consuelo debido a la grandeza de su amor inagotable. En Él descansa mi corazón, y sé que va a enjugar todas y cada una de nuestras lágrimas, así como limpió y consoló las de Jeremías. 


miércoles, 21 de junio de 2017

Jesús es Salvación

Todo el mundo, desde oriente hasta occidente, respetará al Señor, al ver su majestad, porque él vendrá como un río crecido movido por un viento poderoso. Isaias 59:19 (DHH)

Cada día asciende el número de muertes en mi país, la violencia se incrementa y los enfrentamientos entre civiles y militares es cada vez mayor. La verdad mi corazón se estremece cada vez que tengo conocimiento de la perdida de un nuevo joven, que se suma a una lista fúnebre y dolorosa, al que algunos llaman héroe, mientras otros llaman traidor. Mientras todo esto ocurre, la Iglesia de Jesucristo debe mantenerse incólume y seguir peleando la buena batalla de la fe, atrayendo la presencia de Dios a todos los espacios de esta nación para que pueda ser sanada. Quizás, así como relata Isaías, la maldad ha crecido tanto en Venezuela, que la ha separado de Dios; muchos, usados por el enemigo, tienen las manos llenas de sangre inocente por todos los crímenes que han cometido. Cuando el profeta emplazó a Israel con sus verdades, les dijo que estaban llenos de maldad trayendo muerte a todos, que vivían haciendo el mal y estaban enredados en la violencia. No eran gente de paz, ni había rectitud en sus acciones, tenían la conducta torcida y nadie decía la verdad. He visto con dolor como estas conductas se han posicionado también en mi nación, y como también el pueblo gime con la perversidad de los que están en el poder; como hay familias desintegradas a causa de los que han escogido el camino del mal, únicamente inducidos por el enemigo de nuestras almas. Y me he levantado a decir: ¡Sálvanos Señor! Porque hemos pasado largas temporadas llorando y esperando ser restablecidos y restituidos en todo lo que nos ha sido quitado. Es hora de reclamar nuestra nación para el reino de los cielos, y de clamar al Dios todopoderoso por su intervención divina. Sólo Él puede ordenar: No más, ha llegado la hora de actuar a su favor. Porque cuando estás allí, entre la espada y la pared, y pareciera que tu bienestar a nadie importa, cuando has sido disminuido y rechazado, cuando incluso han ofendido tu integridad, el Espíritu Santo de Dios levanta bandera sobre ti para cubrirte, salvarte y sanarte de todo dolor. Venezuela bella, mi amada... Como me duele tu dolor. Por eso sigo rogando y esperando por el fuerte resplandor del sol de Justicia sobre nosotros, porque Él vendrá a rescatarnos, y a cambiar nuestro lamento en canción. Todo el mundo, desde el oriente hasta el occidente, respetará al Señor, al ver su majestad, porque Él vendrá como un río crecido movido por un viento poderoso. Vendrá como redentor de Venezuela y de todos sus descendientes. 

¡Ven Señor Jesús!


martes, 20 de junio de 2017

Jesús se compadece

Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Lucas 7:13

Ha pasado más de un mes desde la última vez que escribí, y desde esa última vez, ya enfrentaba fuertes pruebas dentro de mi familia que aún no había compartido. Dos de mis tíos muy amados, fueron diagnosticados con cáncer, de los cuales, ya perdí uno el pasado 02 de junio; justo tres días después de mi cumpleaños. Fue el único cumpleaños en el cual no recibí su llamada, ni su beso, ni su abrazo. Mientras todas estas cosas han estado sucediendo, me he aferrado a mi fe, ¿Qué otra cosa puede hacer un creyente? Y cuando iba al funeral de mi tío, teniendo a mi otra tía enferma en cama, sentía como la tristeza golpeaba poco a poco mi corazón; fue entonces cuando me di cuenta, una vez más, cuan importante y valioso es tener a quien ir en momentos de desolación. Mi Jesús, la fortaleza mi vida. Después de enterrar a mi tío, tuve que viajar con mi familia para hacernos cargo de asuntos relacionados con mi tía, quien además es mamá de una preciosa princesa que llena de alegría nuestros hogares. Una noche mientras estaba fuera, cuidando a mi primita, rogando y clamando por su mamá, y pidiendo a Dios por una respuesta, recordé la porción de las Escrituras que se encuentra en el Evangelio según Lucas, capitulo 7:11-17, Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín. Solo Dios, infinita fuente de sabiduría y verdad, sabía porqué había traído ese pasaje a mi mente; es que yo misma me encontraba sedienta de consuelo. Cuando Jesús iba hacia Naín, una ciudad perteneciente a la región de Galilea, vio una procesión fúnebre, en la cual el difunto, era el hijo único de una viuda, a la cual, mucha gente del pueblo acompañaba. Cuando Jesús la vio, sintió compasión por ella y le dijo: No llores. Lo mismo sentí que me dijo a mi esa noche. Luego se acercó al ataúd, lo tocó, y le ordenó al joven que se levantara. Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús lo regresó a su madre. Dos realidades se hicieron más fuertes para mi esa noche: Una, que en medio de la tristeza y el pesar, Jesús es y será siempre nuestro mayor y mejor consuelo; y segundo, que es y siempre será el Dios de los milagros. Esta viuda recibió misericordia, ternura, y solidaridad de parte de Jesús, quien además tuvo a bien, devolverle a su hijo. Un joven que fue levantado de su propio funeral. En medio de este tiempo duro, todos en mi familia hemos sido procesados de diferentes maneras, y probados en muchas más; y aunque cada día se ha presentado como una verdadera batalla, en todas, Dios nos ha dado la victoria. Para la Gloria de Dios Padre, mis dos tíos han entregado su corazón a Jesús, y aunque ya uno de ellos tuvo que partir con Él, ambos recibieron el mayor de los milagros: La Salvación de sus almas. No obstante, así como esa viuda, deseo recibir la otra parte, por la cual he estado de rodillas intercediendo delante del Señor: Anhelo la sanidad de mi tía; y sé que la imposibilidad no existe en el terreno de mi Dios. Hoy, sigo aferrada a mi fe, mi tesoro más grande. Y aunque en estos días, muchas lagrimas han corrido por mi rostro, la compasión y el consuelo de Jesús se han hecho patentes para enjugar cada una de ellas. Él es, en definitiva, la paz en medio de la tormenta, una fuerza sobrenatural que no puede explicarse, es necesario vivir. Gracias Dios, tu estás con nosotros. 




viernes, 12 de mayo de 2017

¿Qué pasa si te desalientas?

El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Isaías 40:29


El profeta Isaías comunicó un importante mensaje acerca de la fatiga, el cansancio, y la debilidad no solamente física, sino también emocional. Si bien es cierto que el poder sobrenatural de Dios actúa en sus hijos de formas extraordinarias, no es menos cierto que Él reconoce que somos polvo y que muchas veces, podemos desmayar en algunos intentos. Perder el aliento, no está necesariamente relacionado con perder la fe, aunque esta realidad casi siempre pueda presentarse como una encrucijada para muchos creyentes. ¿Cuántas veces no te has recriminado tú por sentirte cansado de alguna batalla? Hasta el punto de verte a ti mismo en el banco de los acusados frente a Dios, cuando lo cierto es que, su papel nunca será el de inculparte o condenarte. Parada firmemente en esta palabra de Dios, puedo entender que mi cuerpo y mi alma no son infalibles ante el desanimo, al contrario, mi espíritu siempre contenderá con mi carne en miras de seguir caminando en fe. Como hijos de Dios podemos seguir creyendo de manera incondicional en su verdad, aunque muchas veces nos agotemos en el proceso. Pareciera ser una incoherencia, pero repito, no lo es. La vida terrenal se presenta como una lucha diaria, y es precisamente allí, donde debemos combatir cuerpo a cuerpo para poder reponernos y lograr los propósitos que Dios ya ha establecido de antemano para nosotros. La mejor parte, es que esta no es una lucha que podamos ganar con nuestros propios recursos, o por nuestros propios medios, sino que el mismo Dios se presenta como el garante de nuestra fortaleza física, emocional y espiritual. El Señor no nos acusa en nuestros momentos de debilidad, de flaqueza, incluso, cuando nos agota el dolor o la dureza de algunas pruebas; Él nos entiende, y además, promete renovar nuestro aliento para que podamos permanecer en pie. No te reproches si has sentido que el ánimo se te desvanece y que las fuerzas de algún modo disminuyen, recuerda que hasta los más jóvenes se debilitan y se cansan, muchos de ellos pueden caer exhaustos; sin embargo, nuestra confianza en Dios nos permite encontrar nuevas fuerzas, y alzar un vuelo alto como con alas de águilas; esto es, un nuevo empuje sobrenatural, un nuevo impulso, una recarga de energía para poder combatir la fatiga y la debilidad, y para encarar todos los múltiples desafíos que debamos vivir. Sigue adelante. 

¡Esfuérzate!




miércoles, 3 de mayo de 2017

Ser y hacer

Hermanos en Cristo, ¿De qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? Santiago 2:14

Para Dios, hay que ser y hacer: Ser lo que Él quiere que seas y hacer lo que Él quiere que hagas; sin reparos, sin limitaciones y sin contradicciones. Una vez que nos convertimos a Cristo de todo nuestro corazón, pasamos a adoptar un nuevo estilo de vida, en el cual ya no vivimos por nosotros mismos, sino a través de la presencia de Dios, y lo que vivimos en la carne, lo vivimos en nuestra fe en Jesús. Ese nuevo estilo de vida, viene acompañado de un principio de renuncia, en el cual, todas nuestras intenciones deben estar motivadas por la voluntad de Dios. En este sentido, nuestra identidad debe ser renovada y transformada por medio de su Espíritu Santo, en miras de poder convertirnos en uno con Él. Uno en esencia, uno en naturaleza, uno en verdad. Una vez que nos entregamos a Jesús, nos volvemos de su pertenencia, y debemos andar como Él anduvo, esto es, sometiendo nuestra voluntad, a la voluntad del Padre Celestial. La misma que debe hacerse patente en todas las áreas de nuestras vidas con el propósito de ser vasos de honra para Gloria suya. No basta con decir que somos de Él, debemos hacernos de Él. Y someter todas nuestras inclinaciones al producto de sus intenciones. Lo justo no sería sólo pertenecer a Él sin demostrar nuestra fe, pues eso la haría inútil e inservible; y tampoco lo sería el convertirnos en sólo hacedores de su obra, sin vivir en intimo la unidad de su Espíritu con el nuestro. Nuestra vida nueva en Cristo es un todo indivisible, y ambas expresiones de nuestra naturaleza redimida, deben acompañarse entre sí en un modo de entrega total. Esa será la verdadera manifestación de la esperanza que profesamos, firme y sin vacilar.

¡Entrégate! 

viernes, 28 de abril de 2017

Consuelo para mi país

He visto su conducta, pero lo sanaré y le daré descanso y tranquilidad completa. Yo consolaré a los tristes, y diré a todos: Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca. Yo sanaré a mi pueblo. Isaías 57:18-19

La realidad venezolana para este tiempo, se ha presentado como una verdadera prueba para todos cuantos habitamos esta nación, seamos creyentes en Dios o no. Lamentablemente, nuestro país ha sido sacudido por grandes vientos de violencia, enfrentamientos, división, odio, maldad, y finalmente, muerte, como respuesta inmediata al pecado del hombre. Con tristeza vemos un país en llamas, sediento de paz y restauración. Y precisamente, de cara a una realidad tan oscura y desalentadora, la fe de los hijos de Dios debe mantenerse inalienable e inquebrantable, pues nuestra esperanza es imperecedera e imprescriptible. La vida de cada venezolano es importante para Dios, y así como nada de lo que sucede en mi país pasa desapercibido para Él, tampoco puede pasar frente a mi. Hoy oro por cada corazón enlutado, por los que han sido victimas de hambre, de peligro, de espada, por cada necesidad, por cada ausencia, y cada calamidad. Reprendo toda forma en las que las tinieblas han querido posicionarse sobre este territorio, y echo fuera todo acto de maldad de parte del enemigo de nuestras almas, cuyo único objetivo para este, y cualquier tiempo, es hurtar, matar y destruir. Puedo y debo proclamar la sanidad, el consuelo y la paz de Cristo sobre Venezuela pues así lo establece su Palabra; me apropio de cada declaración de Dios y me apego a seguir creyendo incluso frente al peor de los pronósticos. Oro para que nuestra fe no falte, y para que descansemos en la soberanía absoluta de su poder, porque aunque el enemigo venga como río, el Espíritu Santo levanta bandera sobre él y destruye todas sus intenciones. Satanás huye ante la luz de Cristo, esa misma en la que nos hemos convertido todos y cada uno de los que hemos creído en su nombre, por eso, este no es el tiempo de temer. Nuestro Dios, es Dios de toda consolación, y antes, si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias. Él, no contiende para siempre, ni para siempre guarda su enojo. Si, hemos sido golpeados, pero este, es el tiempo de sanar. Lo creo en mi espíritu, y lo anhelo con todo mi corazón. Él mismo que nos hizo, se acordará de nosotros y restaurará nuestra nación.


martes, 11 de abril de 2017

Venezuela

No son ustedes los que van a pelear esta batalla. Tomen posiciones, esténse quietos y verán cómo el Señor los librará. 2º Crónicas 20:17

He estado pensando mucho respecto a la posición del reino frente a esta situación en Venezuela, mi país, al cual amo profundamente. En medio de días muy duros, y de largos años viviendo en lo que podría llamarse un carrusel político, económico y social; la mayoría de los venezolanos sucumben ante sensaciones de tristeza, cansancio, agonía y frustración. Entonces, ¿Qué podríamos hacer como hijos de Dios? Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos a nuestro Salvador, eso es seguro. No obstante, también sé, que nuestro Dios no quiere que vivamos de forma indiferente o insensible en nuestro peregrinaje terrenal, pues eso sería ignorar los principios bíblicos que fundamentan nuestra fe. Cuando el pueblo de Israel fue deportado a Babilonia, Dios les dijo a través del profeta Jeremías, que trabajaran por la paz y la prosperidad de ese lugar, y que además, rogaran a Él por el bienestar de esa ciudad; pues si la ciudad tenía paz, ellos también la tendrían. Desde el principio del mundo Dios quiso que los seres humanos tuviesen identidad con el lugar que les había dado para habitar, luego, entregó a Israel un territorio para su entera satisfacción, una tierra Santa, donde fluía leche y miel. Venezuela, no es la excepción. También es una nación creada, amada y protegida por Dios; una tierra que el mismo Señor nos hizo habitar para que pudiésemos ser fructíferos y multiplicarnos en la misma forma en la que bendijo a los primeros pobladores del mundo. Mientras vayamos en ascenso hacia la ocupación de nuestra residencia eterna, nuestro firme propósito debe ser siempre trabajar por la tierra temporal que Dios nos dio, rogar por ella y procurar su prosperidad en todos los sentidos. Como venezolanos no podemos simplemente ignorar todo lo que sucede a nuestro alrededor, al contrario, Dios quiere que estemos bien apercibidos para poder luchar con las armas espirituales que Él mismo nos dio. Podemos, y debemos tener identidad con todos los padecimientos que atravesamos como nación, involucrarnos de la manera correcta, y dejarnos usar por Dios para bendecir este país, que pide a gritos la manifestación gloriosa de los creyentes en Cristo Jesús. En este mundo que un día se terminará, nunca estaremos completos, y las aflicciones eventualmente vendrán para enseñarnos y fortalecer nuestra fe, sin embargo, sé y creo en un Dios que puede y quiere hacernos vivir quieta y reposadamente. La fórmula sigue siendo la misma, y los que confiamos en Dios, la conocemos muy bien. No te inquietes amado hermano, ten paciencia, solo Dios tiene la ultima palabra para nuestro país, y aunque hoy tengamos que llorar, muy pronto recibiremos perfume de alegría en vez de luto, cambiaremos la tristeza por cantos de alabanza. Buenos es esperar la Salvación que proviene de Dios. 

¡Créelo! 




jueves, 30 de marzo de 2017

Jesús: El camino al Cielo

En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Juan 14:2

La esperanza de un cielo prometido y de un hogar eterno, es una certidumbre que abraza a todo creyente. Nuestra expectación de un futuro divino se hace cada día más fuerte. Lo vemos en cada señal cumplida, en cada Palabra hecha manifiesta y cada vez que comprobamos por nosotros mismos, que este mundo natural, nunca será suficiente. Momentos antes de partir, el Señor Jesús tuvo varios encuentros con sus discípulos, a los que había amado durante su Ministerio en la tierra, y a quienes amaría hasta el final. Jesús de una u otra forma los estaba preparando y fortaleciendo para que asumieran con valentía su ausencia. De este modo, cenó con ellos, lavó sus pies, anunció la traición de Judas, y se señaló a sí mismo como el primero de ellos en abrirse paso hacia la Patria Celestial. El avanzaría hacia el cumplimiento de su promesa: Iré y les prepararé lugar. Cuando anhelamos alcanzar una meta o dirigirnos hacia el descubrimiento de un nuevo espacio en nuestras vidas, y sabemos de alguien que lo ha conseguido antes que nosotros, ese alguien puede convertirse en la persona idónea para conducirnos. Asimismo, Jesús, con su resurrección de los muertos, y su sobrenatural ascensión al trono de Gloria, es la persona totalmente indicada para llevarnos de la mano y sentarnos con Él en los lugares Celestiales. ¿Quién mas puede llevarte a Dios, sino aquel mismo que habita con Él? Cuanto descanso hay en nuestras almas y respiro en nuestro espíritu, al saber que Jesús es el primogénito de muchos hermanos, y que gracias a Él, muy pronto estaremos en la presencia del Padre, disfrutando toda su Gloria. Por ahora, no perdamos el rumbo, sigamos sus pisadas, y estemos atentos a su orientación. Si lo hemos elegido a Él como nuestro guía y Señor, no tendremos necesidad de pedir ninguna otra dirección.

¡Síguele! 


lunes, 27 de marzo de 2017

La certeza de que Dios nos oye

Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 1 Juan 5:15 

Quizás una de las cosas más importantes para alguien que está diciendo algo, es ser escuchado. Nada ofende más como que intentes comunicarte con alguien que no te está prestando atención. Eso te hace sentir ignorado, poco valorado, e incluso, rechazado. Esto sucede en las relaciones humanas más frecuentemente de lo que creeríamos, y aunque muchas veces, cuando dejamos de prestar atención a alguien, no lo hagamos de forma intencional, en ocasiones, puede llegar a crear graves conflictos en la comunicación; lo que a su vez, produce el rompimiento o la fractura de algunos vínculos. Una vez que Salomón terminó de edificar y consagrar el Templo del Señor en Jerusalén, Dios le dijo que todo el tiempo estaría atento y escucharía las oraciones que allí se hicieran. Incluso, en medio de los padecimientos que Israel pudiese sufrir a causa de su desobediencia, les dijo, que al humillarse, orar y buscar su rostro, Él escucharía desde los cielos su clamor y los restauraría. El gran transmisor en nuestras sesiones de comunicación con Dios, es el Espíritu Santo, por eso podemos estar seguros de que nada podría alterar el intercambio de nuestros más íntimos pensamientos, ni dañar el vínculo afectivo que hemos creado con Él a través de Cristo Jesús. Ni siquiera nuestra desobediencia podría evitar que el Señor deje de percibir nuestra oración, pues Él, es el único ofendido que siempre está dispuesto a escuchar a su ofensor. De lo contrario, no sería capaz de prolongar sobre nosotros sus misericordias. ¡Dios nos oye! Sus canales y sus códigos están totalmente despejados y claros, por eso, podemos acercarnos confiados al trono de su gracia; donde además de ser oídos, tenemos también asegurada la respuesta. Dios no es como los hombres, Él no deja de prestarnos atención, ni de estar interesado en nuestras necesidades; ninguna de nuestras súplicas pasan desapercibidas delante de su altar, pues Él tiene compromiso de respuesta al clamor de todos sus hijos. 

¡Háblale!


martes, 7 de marzo de 2017

Sigue su camino

Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? Romanos 11:34


Muchas veces no sabemos hacia donde Dios lleva, pero esa no debe ser una razón para no ir; pues si vamos de su mano, jamás nos perderemos. La Palabra de Dios establece que así como son más altos los cielos que la tierra, sus pensamientos son más altos que los nuestros, y sus caminos más altos que nuestros caminos; quiere decir que estamos muy lejos de poder comprender la mente de Dios. El Rey David, quiso construir una casa para el Arca del pacto, un Templo de adoración a Dios; y aunque esto fuese una iniciativa muy hermosa y loable de parte del máximo líder de Israel, Dios le dijo que no sería él quien le construyese ese lugar de adoración sino su hijo Salomón. Dios tenía otros planes para David que él mismo no podía llegar a comprender con su mente humana, pero lo que si pudo hacer, fue creerle a Dios y obedecerle. Rendirse delante de la presencia del Señor y asumir que había sido creado y puesto en ese nivel de autoridad para hacer la voluntad de Dios y no la suya. En ocasiones esto parece ser algo muy difícil de hacer, a veces algunos podrían considerar que Dios está sometiéndonos a la renuncia de nuestros propios sueños, más no es así, porque cuando deseas adorar a tu Padre de forma incondicional, entiendes que tu propósito en esta tierra es dejarte conducir por Él. El mismo David escribió magistralmente: Jehová es mi Pastor; nada me faltará. El sabía que el Dios todopoderoso era el Señor de su vida, y su director; por eso confiaba en que a su lado, permanecería seguro. Las ovejas oyen la voz del Pastor y lo siguen, sin preguntar, sin mirar atrás, sin sugerir un camino diferente, más cómodo o menos largo; simplemente lo siguen, pues ellas saben que si van en dirección hacia él, no se perderán jamás. Nuestro Pastor conforta nuestras almas, y nos guía por sendas de justicia; aunque pasemos por el valle más oscuro, podemos permanecer confiados porque vamos con Él; su vara y su cayado en todo tiempo nos infundirán aliento. No siempre le podremos entender, pero siempre le debemos creer.

¡Síguelo! 


miércoles, 1 de marzo de 2017

Cuando oro

Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre. Hebreos 13:15


Mis oraciones tienen una sola forma de empezar: Alabando a Jesús. Pueden ser peticiones, agradecimientos, clamores, o ruegos, pero siempre tendrán origen en una apasionada manifestación de amor hacia Dios, mi Salvador. Jesucristo es mi Príncipe, mi bello, mi amor eterno, mi tesoro encontrado, mi vida, mi cielito lindo, mi precioso, el aliento de mi alma y el latido de mi espíritu. Justo así inicio mis mañanas, repaso mis días y concluyo mis noches, entre romance y esperanza. Anhelo poder llenar su trono de alabanza y adoración, no porque pretenda conseguir algo a cambio, o porque así piense que seré más o menos santa, tampoco porque crea que las palabras que use determinarán la efectividad de nuestra relación, sino porque lo amo... Lo amo profundamente, lo amo con amor inalterable, lo amo porque me amó primero, y porque solo Él me ha enseñado a amar de verdad. Como novia adornada con sus joyas, los hijos de Dios vivimos en este mundo vestidos de su Salvación, y envueltos en mantos de justicia, no porque lo merezcamos, sino por su misericordia, por medio del poder de su Espíritu Santo; y esa es la verdadera razón de nuestro gozo y la fuente de nuestra eterna alegría. Nuestro novio pronto volverá por nosotros, y celebraremos finalmente la consagración de nuestro enlace nupcial; pero mientras ese momento no llegue, y este noviazgo continúe, quiero decirle cada día lo que significa para mi: El anhelo de mi corazón y el motivo de mi canción. Jesucristo, mi amado, todo lo que tengo es tuyo. Te pertenezco. Y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, y con todas mis fuerzas.

¡Alábale!

domingo, 26 de febrero de 2017

Sonríe

El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos. Proverbios 17:22

¡Sonríe, Cristo te ama! Decimos con lo que parece ser alegría, y luego mudamos nuestros rostros a la verdadera imagen de lo que somos, y dejamos ver lo que sentimos. Después de mi adolescencia y durante mucho tiempo, incluso después de conocer a Cristo, estuve batallando con un espíritu amargado y arrogante. Recuerdo que mientras leía los Proverbios, anhelaba poder convertirme en una persona de corazón alegre que proyectara la imagen de Cristo de una forma real y no solo por apariencia. Muchas fueron las veces en las que me justifiqué por ser una persona de temperamento fuerte, como si eso me diese permiso para vivir disgustada y por eso las demás personas debían soportarlo; cuando lo cierto es que, aunque todos fuimos creados por Dios con cualidades y características únicas, todos debemos cultivar el carácter de Cristo en nuestras vidas; y aprender de Él, quien siempre fue manso y humilde de corazón. Generalmente era mal encarada, o respondía con sarcasmo a los más simples comentarios; permanecía a la defensiva y nada parecía darme gusto; sencillamente le había abierto las puertas al enemigo para que endureciera mi corazón. No fue sino hasta que le di el permiso al Espíritu Santo de sanar todas las frustraciones en mi interior, incluso aquellas que ni yo misma sabía que tenía, que pude encaminarme hacia el gozo y la alegría que debe caracterizar a un hijo de Dios. Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas. Una persona de fe, encuentra aún en medio de las peores crisis, las más grandes oportunidades, y su deseo de alabar a Dios por todo, es inquebrantable. Son personas que han renunciado a la queja, a los comentarios negativos, a la ira, al desanimo; y que maravilloso es estar rodeado de personas que brindan salud al alma y alegría al Espiritu. Cuando empecé a hacer mis ajustes para sacar de mi toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, lo primero que hice fue aprender a sonreír; a cambiar esas facciones duras en mi rostro propias de una persona malhumorada, por las de una persona agradable, amable y contenta con Dios y con la vida. Luego también cambié mi forma de hablar, deseché las palabras corrompidas y las sustituí por aquellas que alaban a Dios y que dan gracia a los que escuchan; y por ultimo, cambié incluso mis gestos y mis ademanes desafiantes y provocadores, por unos más agradables y cordiales. De este modo, todo empezó a mejorar en mi entorno. Mis relaciones familiares, con mis amistades e incluso con mis hermanos en la fe. Todo lo que el hombre sembrare, eso cosechará; y una persona que brinde amor, esperanza, y gozo, recibirá lo mismo a cambio. Aunque todavía quede mucho por recorrer y aprender en la presencia de Dios, que alegría me da mirar hacia atrás y darme cuenta de que ya no soy la que fui, y aunque no soy perfecta, hago así como el Apóstol Pablo: Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui salvada por Cristo Jesús.

¡SONRÍE!

miércoles, 22 de febrero de 2017

Lo mejor siempre espera adelante

Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril. Isaías 43:19

Muchas son las veces en las que caemos en el error común de añorar tiempos pasados, aún sabiendo que el único momento en el que tenemos permiso para mirar hacia atrás, es para testificar de donde Dios nos sacó. Nuestro Dios es un Dios de nuevos acontecimientos, de cambios constantes y de transformaciones firmes. Al rescatarnos, cambió nuestro lamento en canción y nos trasportó a una nueva identidad con Cristo Jesús, donde lo viejo quedó en el pasado y lo nuevo empezó a escribirse en su presencia. Todos los cambios se producen cuando nos atrevemos a empezar, y aún, ante las expectativas de un futuro incierto, podemos permanecer seguros si habitamos bajo el abrigo de su protección. Despojémonos pues de todo peso e inconstancia que generalmente nos asedia y corramos con paciencia y fortaleza la carrera que tenemos por delante. Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de Él viene nuestra confianza, y es el campeón que perfecciona nuestra fe.