sábado, 24 de diciembre de 2016

La Biblia en un año #Dia341

Tito 1-3

Siento que estoy escribiendo este articulo por segunda vez, ya que hace algún tiempo hice uno acerca de este libro al cual titulé "El ejemplo de Tito", pues siempre me he sentido muy identificada y animada con el testimonio de este joven Pastor. Tito es por supuesto el destinatario de la epístola escrita por el apóstol Pablo que lleva su nombre; y es también mencionado en otras de sus cartas. Se presume que fue convertido al cristianismo por el mismo Pablo, ya que en su carta lo menciona como su verdadero hijo en la fe. Tito acompañó a Bernabé y a Pablo al Concilio de Jerusalén, donde se discutió sobre la libertad de adhesión a la ley hebrea para los nuevos conversos de origen gentil, y se puede deducir por esta carta y por otros Libros de la Palabra, que tuvo una estrecha relación con el apóstol y que fue también colaborador en su Ministerio. A Tito se le encomendó una importante tarea, pastorear la iglesia en Creta, una de las islas más grandes en el mar mediterráneo; y en esta carta, el apóstol proporciona al joven Pastor, todas las recomendaciones necesarias para poder tener éxito en su nueva labor. Allí en Creta, Tito debía continuar el trabajo que Pablo había empezado, y debía designar ancianos (lideres), para que sirvieran en cada ciudad. Esos lideres debían llevar una vida intachable, ser fieles a sus esposas, y sus hijos debían ser creyentes que no tuviesen una reputación de ser desenfrenados ni rebeldes. Pues un anciano es un administrador de la casa de Dios, y debe vivir de manera irreprensible. No debe ser arrogante, ni iracundo, ni emborracharse, ni ser violento, ni deshonesto con el dinero. Al contrario, debe recibir huéspedes en su casa con agrado y amar lo que es bueno. Debe vivir sabiamente y ser justo, tiene que llevar una vida de devoción y disciplina. Debe tener una fuerte creencia en el mensaje fiel que se le enseñó; entonces podrá animar a otros con la sana enseñanza y demostrar a los que se oponen en qué están equivocados. Pues allí en Creta había muchos rebeldes que participando en conversaciones inútiles, engañaban a otros, incluso sus mismos profetas; quienes trastornaban la Palabra y engañaban a familias enteras. A esos, Tito debía reprenderlos con severidad para fortalecerlos en la fe, y todos en la Isla, debían dejar de prestar atención a mitos judíos y a mandatos de aquellos que se apartaban de la verdad, pues esto solo obstaculizaba la correcta relación con Jesús.

En cuanto a Tito, con su testimonio, debía fomentar la clase de vida que reflejara la sana enseñanza; mostrarle a los hombres mayores a ejercitar el control propio, a ser dignos de respeto y a vivir sabiamente. A tener una fe sólida y estar llenos de amor y paciencia. De manera similar, debía enseñar a las mujeres mayores a vivir de una manera que honrara a Dios; y a instruir a las más jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a vivir sabiamente y a ser puras, a trabajar en su hogar, a hacer el bien y a someterse a sus esposos. Entonces no deshonrarían la palabra de Dios. Del mismo modo, tenía que animar a los hombres jóvenes a vivir sabiamente, siendo él mismo un ejemplo para ellos al hacer todo tipo de buenas acciones. Todo lo que hiciera debía reflejar la integridad y la seriedad de la Palabra de Dios. Enseñando la verdad, para que nadie pudiese criticarlo. Entonces los que se oponían a la verdad, quedarían avergonzados y no tendrían nada malo que decir ni de Tito, ni de los apóstoles. Algo así como enseñar con acciones, pues la única manera de predicar el Evangelio es VIVIRLO. Los esclavos también debían ser obedientes a sus amos y hacer todo lo posible por agradarlos, demostrando ser buenos y dignos de confianza; pues eso también haría que la enseñanza acerca de Dios, y del Salvador Jesucristo, fuese atractiva en todos lo sentidos. Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae salvación a todas las personas; y se nos instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios, mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. El Pastor Tito debía enseñar todas estas cosas a los Cretenses y alentarlos a que las hiciesen; además tenía la autoridad dada por Dios para corregirlos cuando fuese necesario, y no podía permitir que nadie ignorara sus palabras. Los cretenses, y todos los creyentes, una vez que hemos sido salvos, debemos concentrarnos en hacer lo que es bueno; someternos a nuestras autoridades, ser obedientes y fieles; amables y siempre mostrando verdadera humildad en el trato con todos. En otro tiempo éramos necios y desobedientes, fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres; nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros. Sin embargo, cuando Dios nuestro Salvador, dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna. Esa declaración es digna de confianza, y en ella debemos insistir cada día con firmeza; pues aunque no hayamos sido salvos por ninguna obra de justicia que pudiéramos haber hecho, sí debemos procurar ocuparnos en ellas como fieles seguidores de Jesucristo, e imitar su ejemplo. Los que hemos creído, somos el modelo de Dios que la gente debe ver en el mundo. 


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