miércoles, 21 de diciembre de 2016

La Biblia en un año #Dia338

1° Timoteo 1-3

Timoteo fue un discípulo joven descubierto por Pablo en su segundo viaje misionero, y sin duda fue uno de los más fieles colaboradores del Apóstol. Ministró junto con él como misionero, y más tarde recibió la desafiante tarea de pastorear la Iglesia en Éfeso. Con esta primera carta, el apóstol Pablo pretende dejar una guía para el liderazgo de la Iglesia, y además ofrece una serie de recomendaciones prácticas para la vida del creyente que desea tener un impacto espiritual en la vida de otros. Lo primero es lo primero, y para el apóstol Pablo fue la advertencia sobre las falsas doctrinas. Creo que también habría sido lo primero para mi, después de todo, una enseñanza apegada a la verdad de la Palabra es lo más importante dentro de una congregación. De acuerdo a lo dicho por Pablo, Timoteo debía frenar allí en Éfeso, a esas personas que trastornaban las Escrituras, y no debía permitir que se perdiera el tiempo debatiendo interminablemente sobre mitos y linajes espirituales, pues eso solo conducía a especulaciones sin sentido alguno, que no ayudaban a que la gente llevara una vida de fe en Dios. Contrario a esto, el propósito del mensaje del Apóstol era que todos los creyentes fuesen llenos del amor que brotaba de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera. Pero muchos en Éfeso no lo entendieron y se desviaron de este mensaje, queriendo convertirse en maestros de la Ley de Moisés, aún sin tener idea de lo que estaban hablando.  La ley es buena cuando se usa correctamente, y no fue diseñada para la gente que hace lo agradable delante de Dios; sino para los transgresores y rebeldes, para los desobedientes a Dios y los pecadores, para quienes no consideran nada sagrado y que profanan lo que es santo, y para los que hacen cualquier otra cosa que contradiga la sana enseñanza que proviene de la gloriosa Buena Noticia, que nos confió nuestro bendito Dios. 

Muchos en esa Iglesia desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó. Mas a Timoteo se le estaban dando instrucciones especificas basadas en la Palabra profética para ayudarlo a pelear bien en las batallas del Señor. En primer lugar, Timoteo debía orar por todos los seres humanos, pedirle a Dios que los ayudara, interceder a su favor y dar gracias por ellos. También debía orar de ese modo por los reyes y por todos los que estaban en autoridad, para que pudieran tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. Pablo deseaba que en cada lugar de adoración los hombres oraran con manos santas, levantadas a Dios, y libres de enojo y controversia; y quería también que las mujeres se vistiesen de una manera modesta, con ropa decente y apropiada para no llamar la atención, ni con la manera en la que se arreglaban, ni tampoco por los accesorios que usaban; pues las mujeres que pretenden ser dedicadas a Dios deberían hacerse atractivas por las cosas buenas que hacen y no por el vestido que lleven. La mujeres deben ser: Sumisas, obedientes y no distorsionar el orden de autoridad que ha establecido Dios. Además de todo esto debemos saber, que si alguno desea ocupar una posición de liderazgo dentro de la Iglesia, aspira algo muy honorable; que por tal razón debe ser asumido con compromiso y responsabilidad. Por tanto, el ministro, diacono, obispo o líder en general, debe ser un hombre que lleve una vida intachable, debe serle fiel a su esposa, debe tener control propio, vivir sabiamente y tener una buena reputación. Con agrado debe recibir visitas y huéspedes en su casa y también debe tener la capacidad de enseñar. No debe emborracharse ni ser violento. Debe ser amable, no debe buscar pleitos ni amar el dinero. Debe dirigir bien a su propia familia, y que sus hijos lo respeten y lo obedezcan. Pues, si un hombre no puede dirigir a los de su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?  De la misma manera, sus esposas deben ser dignas de respeto y no calumniar a nadie. Deben tener control propio y ser fieles en todo lo que hagan. Todo esto fue dicho por Pablo para que Timoteo supiese como debían él mismo, y los demás miembros de la Iglesia, comportarse como miembros de la familia de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 


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