sábado, 24 de diciembre de 2016

La Biblia en un año #Dia342

Alto de adoración semanal...

Existen muchos tipos de aprendizaje, y mientras he ido avanzando en este reto de lectura, he podido darme cuenta de que tengo dos caminos que podría tomar: El saber y leer el Libro de Dios, o el saber y entender el Libro de Dios. Ciertamente no podría haber atravesado todo este año simplemente para recibir un conocimiento, pues no tendría sentido; sino que necesito relacionar mis conocimientos previos, con los que ahora he adquirido para dotarme de la coherencia de la Palabra de Dios, y además hacer cambios en mis estructuras. Dicho de una manera más fácil: Después de recibir el aprendizaje, y comprenderlo, también debo ejercitarlo; pues Dios no quiere simple oidores de su Palabra (o lectores), sino hacedores. En estos últimos días he ido transitando por muchas comunidades cristianas, ciudades y personajes a través de las cartas paulinas, e indudablemente es mucho lo que podemos extraer acerca de la correcta conducta del hijo de Dios tanto en la Iglesia como siervo, como en la tierra, como embajador de Jesús. Y debemos darle libertad al maestro, para que transforme cada área de nuestras vidas que necesiten su intervención con el poder de la Palabra. La Biblia es el control de calidad de cada creyente, y le pido al Espíritu Santo que intervenga en todos los espacios que él quiera, para detectar la presencia de errores, y asegurar que yo pueda cumplir con lo establecido por Dios en las Escrituras. El autor del Salmo número 136, en el cual reflexionaremos en este día, dice que Dios es bueno, verdad ineludible. Él es el único que hace maravillas, el que hizo los cielos con entendimiento, el que extendió la tierra sobre las aguas, el que hizo las grandes lumbreras y al sol para que señorease en el día, y a la luna y las estrellas para que señoreasen en la noche. Él hirió a Egipto en sus primogénitos para sacar a Israel de en medio de ellos con mano fuerte y brazo extendido; el que dividió el mar en dos partes para que en seco pasaran por en medio de él; el que pastoreó a su pueblo por el desierto, e hirió grandes y poderosos reyes; el que dio la tierra por heredad a Israel su siervo, el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, y nos rescató de nuestros enemigos; el que da alimento a todo ser viviente, el Dios de los cielos, y el que siempre tiene misericordia. Él es el dueño de esta Palabra maravillosa, el digno de ser alabado, exaltado y glorificado por los siglos de los siglos; mi Padre Celestial, mi Señor y mi Rey... Así que hoy y siempre espero poner todos estos extraordinarios conocimientos por obras, y como leí hace poco, en una publicación de un siervo y Pastor al cual admiro muchísimo: Nunca cansarme de predicar lo que predico. Dios es Bueno.

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