lunes, 29 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia211

    Isaías 52-57 

    Desde hace tres días no he podido volver a escribir pues he estado un poco comprometida con mis actividades Ministeriales, ya saben, el que ama al Señor, ama también su obra; sin embargo, ya estoy lista para retomar mis lecturas y mis reflexiones, pues, ya a más de 200 días, este reto se hizo su propio espacio en mi y la verdad lo extraño cuando no puedo hacerlo. Ya sabemos algo maravilloso: Dios libraría del cautiverio a Sión, ¡Que gran alivio! ¿Cierto? El sabor de la libertad después de haber permanecido tanto tiempo prisionero es en verdad inefable.Vestida de ropa hermosa y de fuerza se levantaría Jerusalén para salir de la esclavitud, y ya no entraría por sus puertas la gente impura que no temía a Dios; las ruinas de Jerusalén cantarían de alegría, y recibirían consuelo por parte de Dios; el Señor manifestó su santo poder ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra vieron la victoria de nuestro Dios. El despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto, sufriría y soportaría todo en obediencia al plan de Dios; llevando todas las enfermedades, y sufriendo con valentía todo el dolor  del mundo entero; el azotado, herido y abatido por todas nuestras rebeliones, y molido por todos nuestros pecados, llevó sobre sus hombros el castigo de nuestra paz, y por su llaga hemos sido curados.

    Aunque Jesucristo nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca; Jehová quiso quebrantarlo, y su vida fue  puesta en expiación por el pecado; no podemos nunca olvidar esto: Él no lo merecía, ese era nuestro lugar; tanto nos amó Dios que tuvo el deseo de remover nuestras culpas en el padecimiento de su único hijo; fue oprimido y tratado con crueldad, y aún así, no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero, y como oveja fue en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca; al ser condenado injustamente, se lo llevaron, a nadie le importó que muriera sin descendientes; ni que le quitaran la vida a mitad de camino; herido fue de muerte por la rebelión del pueblo de Dios; no obstante, cuando su vida fuese entregada en ofrenda por el pecado, tendría un gran linaje, y disfrutaría de una larga vida; pues en su mano, la voluntad de Dios sería prosperada. Cuando Él viese todo lo que se logró mediante su angustia, quedaría satisfecho; y a causa de lo que sufrió, haría posible que muchos fuesen contados entre los justos, porque cargaría con todos sus pecados. Gracias a todo su enorme, extraordinario y hermoso sacrificio y a su exposición a la muerte, Dios mismo declaró que le rendiría los honores de un soldado victorioso. El amor de Dios hacia Jerusalén era eterno, y ahora ella, la esteril que no daba a luz, levantaría canción y daría voces de júbilo; iba a olvidarse de la verguenza de su juventud, y de la afrenta de su viudez, ya no tendría más memoria. Ahora su esposo, Jehová de los ejércitos, le daría muchos hijos, y su Redentor, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra sería llamado; porque como a mujer abandonada y triste de espíritu los llamó Dios, y como a la esposa de la juventud que había sido repudiada, los recogió con enormes misericordias. Así como juró Dios, en tiempos de Noé, que nunca más permitiría que un diluvio cubriera la tierra, también juró que nunca más se enojaría con Israel, y que nunca más los castigaría. Las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero aun así el fiel amor de Dios por sus hijos, permanecerá; su pacto de bendición nunca será roto, dice el Señor, quien tiene misericordia de ti. 

    La Salvación de Dios está totalmente disponible, no solo Jerusalén pudo y podrá disfrutar de ese hermoso regalo, sino que la misericordia gratuita de nuestro Padre Celestial se extiende a todo aquel que cree; ¿Lo harás tu? A través de ese sacrificio eterno de perdón y restauración, podemos encontrar vida y disfrutar de ese amor inagotable prometido al linaje de David. Busquemos al Señor mientras pueda ser encontrado y llamémoslo ahora, mientras está cerca; volvamos nuestros rostros a Dios, y Él nos perdonará con generosidad. El Alto y majestuoso que vive en la eternidad, el Santo, dice: Yo vivo en el lugar alto y santo con los de espíritu arrepentido y humilde; restauro el espíritu destrozado del humilde y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido. Todas estas profecías dadas por Dios a Isaías referentes a Jesucristo, el gran Salvador del mundo, fueron predichas por el Profeta 700 años antes de que ocurriesen, y tal cual como Isaías estableció el gran mensaje de consuelo, redención y misericordia mediante el Mesías, la Palabra fue exactamente cumplida en todos sus términos, pues Dios no miente; en palabras del mismo Jesús en la tierra: nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Ya Él mismo lo sabía, que esa triste cruz cargada de pecados, sería el símbolo de amor más inmenso para toda la humanidad. Yo siempre amaré esa cruz... Gracias Dios, gracias Jesucristo. Eres incomparable.


jueves, 25 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia210

    Alto de Adoración semanal...


    En esta última semana hemos estado leyendo las palabras de un Dios herido, decepcionado, y lastimado; Él había amado a Israel desde que llamó a Abraham y a Sara para hacerlos padres de esta nación, y confirmó en ellos su pacto; había predestinado para ellos un futuro brillante, lleno de bendiciones y galardones, pero como bien dicen: solo puede lastimarte la persona que realmente amas; y justo así sucedió en el corazón de Dios con las grandes ofensas que el pueblo hebreo hizo a su nombre adorando falsos dioses, lo que despertó su dolor, y también su ira. Los israelitas fueron merecedores de un muy lamentable castigo que consistió en hurtos, robos, muertes, hambre, sed, destrucción, destierro, y cautividad; sin embargo, no podemos permanecer para siempre airados con las personas que amamos, ¿Cierto? Y si de algo puedo estar segura, es del gran amor de Dios por su pueblo, por sus escogidos, por sus santos; Él mismo declaró que por el amor y la honra de su nombre, contendría su enojo y no los destruiría por completo; Israel fue refinado en el horno del sufrimiento, como muchas veces nos ha tocado a nosotros, y fue rescatado por amor al Santo nombre del Señor, por amor a si mismo ellos no podían ser totalmente arruinados, y hoy, tampoco lo seremos los que mantenemos firme nuestra confianza y nuestra esperanza en Él.

    Israel sería salvo a través del gobierno de un Rey justo, el más justo de todos, el único e incomparable Príncipe de Paz, nuestro hermoso Mesías; Él, con su llegada, pondría todas las cosas en orden, y es que cuando Jesucristo llega, nada ni nadie puede mantenerse igual, Él todo lo transforma. Ese reinado de justicia fue maravillosamente descrito por Salomón en el Salmo N° 72 que nos corresponde leer en este alto de adoración semanal, y menciona a un Rey que rescata a los pobres y ayuda a los oprimidos que no tienen quién los defienda; que siente compasión por los débiles y los necesitados, y con su amor los rescata; Él redime de la opresión y la violencia, porque todas las vidas le son preciosas. Todas las naciones son bendecidas por medio de su presencia, y su glorioso nombre permanece para siempre. El Señor, el Redentor y Santo de Israel, hizo mucho más que devolverle la vida a su pueblo, también se hizo luz para nosotros los gentiles, y llevó su Salvación a los confines de la tierra. En el momento precioso Israel recibió la promesa de su restauración, los prisioneros salieron en libertad y los que estaban en tinieblas vieron la luz; el Señor en su misericordia los guió junto a aguas frescas, y convirtió sus montes en senderos llanos para ellos. El Señor todopoderoso tiene compasión de sus hijos, hoy y siempre, recuerda: El Señor todopoderoso tiene compasión de sus hijos. Sigue confiando, sigue creyendo, sigue esperando; tu desierto florecerá como el edén y allí encontrarás gozo y alegría.


La Biblia en un año #Dia209

       Isaías 49-51

Desde la acusación a los dioses en Babilonia, hasta la predicción de la caída de esa nación, el Señor estableció que solo Él podía predecir el futuro y que sólo sus planes se cumplirían; solo hace falta revisar un poco la historia y hacer una comparación con las Escrituras para saber que una vez mas, esto también es cierto. lo que Dios dice que va a hacer, simplemente lo hace, Él anuncia todas las cosas aún antes de que sucedan, y todas sus predicciones se hacen realidad. La promesa de restauración para Sión mediante el Mesías fue hecha, y fue cumplida, si que fue cumplida. Israel, el amado de Jehová, iba a ser restaurado, y sería luz a las naciones para anunciar la salvación de Dios hasta lo postrero de la tierra; todos los prisioneros serían puestos en libertad, y los que estuviesen en tinieblas, vendrían a la luz; y Jerusalén, aunque devastada, arruinada y desierta, volvería a ser reconstruida, y sería vestida como novia, con hermosas y blancas vestiduras de honra. Que Dios tan extraordinariamente maravilloso tenemos, siempre tan amoroso y tan fiel. 

Al siervo escogido de Dios para salvación de su pueblo se le dio lengua de sabios, para saber como hablar al cansado y al afligido; Él dio su cuerpo a heridores, ofreció su espalda a los que lo golpeaban y las mejillas a quienes tiraban de su barba; aún su rostro no escondió de injurias y escupitajos. Todo esto hizo sabiendo que el Dios soberano le daría toda su ayuda, Jesucristo estaba decidido a hacer la voluntad del Padre y sabía que no sería avergonzado jamás. Misma convicción y certeza que deberíamos sentir nosotros mismos cuando estamos ofreciendo a Dios el mayor de los sacrificios, nuestra obediencia. En ese tiempo todos los que conservaban la esperanza de ser liberados y todos los que confiaban en el Santo de Israel, recibirían nuevamente su consuelo y su compasión; el desierto en Israel florecería como el Edén, y sus lugares desolados serían llenos como el huerto del Señor; allí se encontraría gozo y alegría, y los cantos de gratitud llenarían el aire. Sólo Dios con total y absoluta autoridad se mantuvo seguro anunciando su rescate, su gran rescate, por demás visto universalmente por todo ser viviente; Él despertaría y se vestiría de fuerza para llenar con su justicia y su misericordia todas las naciones de la tierra. Regresarían a su tierra todos los que fuesen rescatados por el Señor y entrarían cantando a Jerusalén, coronados de alegría eterna; desaparecerían el dolor y el luto y estarían llenos de gozo y paz. 




lunes, 22 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia208

    Isaías 44-48

    Qué bueno es cuando en medio de un problema difícil, una calamidad, una angustia, alguien te dice: Tranquilo, yo te ayudo; y si es alguien que realmente puede sacarte del aprieto entonces, ¡Listo! Alivio inmediato... Pues eso precisamente le sucedió a Israel, y no solo a ellos, sino que también nos sucede a todos los hijos de Dios día tras día, tras día, tras día; ¡Él es maravillosa e incomparablemente FIEL! Ya el Señor, grande y todopoderoso, había establecido desde mucho antes de que se cumplieran todos los sucesos, que Él mismo había mostrado a través de Isaías, las formas en las que liberaría a su pueblo a través de Ciro, rey de Persia, y como finalmente destruiría a Babilonia por su idolatría. Él declaró que la ciudad de Jerusalén volvería a ser habitada, y las ciudades de Judá volverían a ser reconstruidas y que no estarían más en ruinas. Dios hizo que Ciro llegara a ser rey de Persia, y le permitió dominar a las naciones y dejar desarmados a sus reyes; el Señor le dio tesoros escondidos para que Ciro pudiera reconocer que Él era el único Dios, y que fue Él quien lo llamó por su nombre, y le dio el título de rey para que salvara a Israel. El Señor hizo triunfar a Ciro, y lo ayudó para que  mediante él Jerusalén pudiera ser reconstruida; este rey pondría en libertad a los israelitas que vivían como esclavos en el país de Babilonia, y los liberará sin pedirles nada a cambio.

    Dios en su misericordia, haría triunfar a Israel, los pondría a salvo y les brindaría su honor; más no sucedería así con los babilonios idólatras; pues todos los que fabricaban dioses falsos quedarían en vergüenza, y todos esos ídolos serían desafiados por el único y gran Dios capaz de ofrecer justicia y salvación. Las estatuas en Babilonia serían derrotadas y tiradas al suelo, pues no tendrían poder para salvarse a sí mismas y muchos menos a los que las adoraban. Babilonia ya no iba a llamarse "tierra tierna y delicada", ni iba a poder disfrutar de lujos y privilegios; pues el Dios santo de Israel iba a vengar en ella la aflicción de su pueblo, y en su mano poderosa quedaría totalmente desnuda y destruida. Fue Dios mismo quien en su enojo permitió que lo israelitas fuesen llevados cautivos a esta tierra, pero Babilonia jamás tuvo compasión de ellos, los hizo trabajar y los maltrató con una carga muy pesada; por eso, ahora sería ella quien caería en desgracia y de nada iba a servirle toda su hechicería y brujería, puesto que quedaría devastada y sin hijos, y nadie iba a poder salvarla. El Señor reprendió duramente la infidelidad de Israel, y los hizo padecer por no honrarlo como era debido; no obstante, el Señor tuvo paciencia con ellos, por respeto a sí mismo; los limpió de su maldad y de todo su sufrimiento. La dignidad de Israel iba a ser vengada, y mediante el rey Ciro, Dios haría en Babilonia todo lo que había decidido; con gritos de alegría saldría Israel de este país, con gritos de júbilo celebrarían y anunciarían su victoria y su libertad. Dios, el Salvador y el Santo de Israel, ¡Les devolvería la felicidad!

domingo, 21 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia207

    Isaías 40-43 

    Los juicios de Dios para con Israel no fueron eternos, pero su misericordia si lo fue; ¡Qué gran alivio! ¿Cierto? Durante los primeros 39 capítulos de este libro, Isaías estuvo eficazmente anunciando el juicio venidero de Dios, pero como toda sentencia, debía terminar un día; así que en los siguientes 27 capítulos veremos que el consuelo, la compasión y la salvación de Dios también vendrían en camino. Este pueblo iba a tener descanso, y sin duda también lo tenemos todos aquellos que hemos decidido convertir nuestras vidas al único, al sabio, al perfecto, puro y sin mancha alguna, Jesucristo. Después de suficientes mensajes incriminatorios, Isaías cambia favorablemente su comunicación para consolar al pueblo que tristemente ha permanecido en angustia; era la hora en que Jehová su Dios iba a manifestarse con poder y con su brazo firme rescataría a su pueblo. Los días tristes iban a terminarse, y todos los pecados de Judá iban a ser perdonados; Él les daría su recompensa, alimentaría su rebaño como un Pastor; los llevaría en sus brazos y los mantendría cerca de su corazón. El Señor, el primero y el ultimo, únicamente Él, en su magnificencia pudo haber hecho obras tan poderosas desde el principio del tiempo, y ese preciso Dios fue el que escogió a Israel, para cumplir a través de ellos, todos sus planes de Salvación para el mundo entero. El Señor les dijo: Mi mano victoriosa les dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre les dará su apoyo. 

    El Señor desafió a los falsos dioses frente a la incapacidad de estos para salvar, pues el único con poder sobrenatural para salvar a Jerusalén era el mismo. Nadie, nadie, es más grande que Dios; a Él no podemos compararlo, ni puede ser representado con ninguna imagen; Él tiene su trono muy por encima del cielo, y nadie puede igualar su nombre. El Señor es el Dios eterno, el Creador de toda la tierra, Él nunca se debilita ni se cansa; nadie puede medir la profundidad de su entendimiento. Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Los ídolos nada pueden hacer, no saben lo que sucedió, ni lo que depara el futuro; los que los escogen, sólo se contaminan a sí mismos; todos son simples objetos necios y sin ningún valor, tan vacíos como el viento. Pero el grande, el todopoderoso, ese sí podía levantar un Salvador, un escogido, sobre el cual derramaría su Espíritu, y traería justicia a todas las naciones. El Señor lo daría a los israelitas como símbolo de su pacto con ellos, y sería una luz para guiar al mundo, para abrir los ojos de los ciegos y para poner a los cautivos en libertad. Ese es Jehová nuestro Dios, quien no comporte su gloria ni su alabanza con nadie más, y quien cumple toda su Palabra; ningún ídolo podrá nunca ser como Él. 


    Sólo mediante la misericordia y el gran amor de Dios, podemos ser testigos de la llegada del Salvador enviado del cielo, del único redentor; Israel era y aún es, de gran estima para Dios, honorable, digno de honra y precioso; por ellos se pagó el rescate más preciado, por ellos se cambiaron las posiciones en la cruz. Israel fue creado para la Gloria de Dios, fue Él quien los formó; el Señor los escogió para conocerlos, para creer en Él, y para comprender que él es el único Dios, no hay otro como Él, ni podrá jamás haberlo. Israel había agobiado al Señor con su pecado, pero era la hora de borrar sus faltas por amor a su nombre; aún después de permanecer cautivos en Babilonia, el Dios Santo les daría libertad, obtendrían su victoria prometida; y entonces, la alegría de los babilonios se convertiría en dolor. El Señor mismo daría de beber a su pueblo elegido, a su Israel amado, y todo lo que había sucedido antes, quedaría borrado para siempre. Que grande es nuestro Dios, y que grande es su amor; hoy nosotros también somos ese Israel, escogidos, santos, adquiridos, redimidos por la sangre del cordero… ¡Aleluya!


viernes, 19 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia206

Isaías 36-39

    Cuando Ezequías comenzó a reinar en Judá, decidió ser fiel a Dios y obedecerlo en todo a pesar de las terribles y múltiples ofensas que le habían manifestado los reyes que gobernaron antes que él; sin embargo, en el año 14 de su reinado, Senaquerib, rey de Asiria, atacó las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó; además el oficial al mando de Senaquerib amenazó a Ezequías y se burló de él y de todo su ejército diciéndole que su mismo Dios le había ordenado sitiar Jerusalén y destruirla; arrogantemente le gritó a todos los habitantes de Jerusalén que ni Ezequías ni su Dios iban a poder librarlos de su ataque. El pueblo se quedó en silencio pues Ezequías les ordenó que no le respondieran palabra al oficial Asirio; este rey sabía que sus palabras debían ser reservadas en forma de oración para el único que podía librarlos. Ezequías entró al Templo del Señor y envío a su Administrador y a su secretario, en compañía de los principales Sacerdotes, a hablar con Isaías para pedirle que orara por ellos; Isaías les dijo que estuviesen tranquilos pues Dios mismo actuaría en contra del rey de Asiria y lo haría volver a su tierra donde sería matado a filo de espada. 

    Senaquerib volvió a amenazar a Ezequías diciendo: Tú confías en tu Dios, pero no te dejes engañar por él cuando te dice que yo no conquistaré Jerusalén porque Él no te podrá salvar; luego Ezequías oró al Señor y le pidió que los salvara del poder de los asirios para que todos vieran que Él era en único Dios, e Isaías le dijo que el Señor había escuchado su oración. El Señor mismo dijo mediante el Profeta que Senaquerib al ofender a Jerusalén, lo había ofendido a Él, al Santo de Israel, y que iba a ponerle un freno en la boca como a los caballos para detener toda su presunción, su arrogancia y su orgullo. Durante dos años consecutivos comerían los israelitas de la victoria que Dios les daría, mediante trigo que crecería por si solo, y al tercer año, plantarían cultivos y los cosecharían, cuidarían de sus viñedos y comerían de su fruto. El Señor dijo que el ejercito asirio no entraría en Jerusalén y que ni siquiera una sola flecha lanzarían contra ella. Esa noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados, entonces Senaquerib, levantó campamento y regresó a su propia tierra; luego de esto, cierto día mientras él rendía culto a su dios, sus hijos lo mataron a filo de espada, tal y como el profeta lo había predicho. 

    Por ese tiempo, Ezequías se enfermó gravemente, y el profeta Isaías lo visitó para decirle que pusiera sus asuntos en orden porque no se recuperaría de esa enfermedad; cuando Ezequías lo oyó, oro al Señor y se echó a llorar amargamente; el Señor vio con agrado su oración y su llanto, por tanto, añadió a su vida quince años mas, y le prometió protegerlo de los asirios. Cuando el rey Ezequías se recuperó, escribió un poema para para alabar y glorificar el nombre del Señor por haberlo rescatado, y dijo que cantaría a Él durante todos lo días de su vida. Ezequías tendría paz y seguridad mientras viviese pues así lo había prometido el Señor, sin embargo, vendría el tiempo en el cual todo lo que hubiese en Jerusalén iba a ser tomado por Babilonia, e incluso sus hijos serían llevados al destierro; tristemente de Jerusalén no quedaría nada pues así el Dios todopoderoso lo había declarado. 




jueves, 18 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia205

    Isaías 31-35

    En momentos de un aprieto o de una necesidad, podemos muy fácilmente caer en el error de buscar todas las ayudas posibles en cualquier lugar, menos en el lugar santísimo que es la presencia de Dios; de ese modo, esperamos que sea otro el que nos "resuelva" pues quizás creemos que la ayuda de Dios no vendrá lo suficientemente rápido, o simplemente, que no será suficiente; es así como muchos creyentes, en medio de la angustia o la calamidad, dejan de esperar en el Dios todopoderoso, y terminan confiando en la ayuda del hombre. Sin embargo, un hijo de Dios, con una fe madura, sólida y creciente en el Señor, cree y aguarda en silencio por la salvación de Jehová, pues sabe que es allí, donde se encuentra todo su sustento. Ante el juicio inminente de Dios, los israelitas quisieron depender de la fuerza del ejercito humano y buscaron ayuda en Egipto, pero olvidaron que los egipcios eran simples seres humanos, y que aún con todos sus caballos, sus carros de guerra y sus conductores jamás podrían darles la victoria que solo hubiesen podido conseguir en el Señor, en el Santo de Israel. Cuando Jehová extiende su mano puede hacer caer tanto al ayudador como al ayudado, así que, si mantienes tu mirada fija en Él y en su gran poder, podrás recibir todos sus beneficios directamente y sin necesidad de ningún tipo de intermediarios. No busques ayuda o auxilio en los que hacen iniquidad, antes bien, aguarda en tu Padre celestial, quien sabe de qué cosas tienes necesidad incluso antes de que se las pidas, Él te salvará. 


    El Señor era, es y será el único indicado para traer salvación al mundo, tanto de la muerte, del pecado y de la condenación eterna, como de cualquier otra eventualidad, circunstancia o situación transitoria de la vida, porque si, todo es transitorio en esta vida, no lo olvides; como las aves que vuelan en el cielo, así amparó Dios a Jerusalén, salvando, librando y preservando, y así mismo, sigue siendo gran amparo hasta nuestros días. Él es un rey justo, y el efecto de la justicia en la vida de los hijos de Dios es paz, habitaciones seguras y recreos de reposo; tu puedes estar absolutamente seguro de que el Señor siempre tendrá misericordia de ti, y será tu salvación en tiempos de tribulación, pero espera en Él, si, permanece en su voluntad, y haz del temor a su nombre, tu más grande tesoro. El enemigo huye ante el gran estruendo de su voz, son esparcidos todos cuantos lo aborrecen cuando Él se levanta; ¿Cómo vas a pensar tu que no tienes quien te defienda? Quien haga resplandecer tu justicia como la luz y tu derecho como el mediodía, eso sí, tu justicia; el que camina en fe y habla lo recto, el que aborrece las ganancias violentas, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste es el que habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras; los ojos de los justos verán al Rey en su hermosura. Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; y él mismo nos salvará.


miércoles, 17 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia204

      Isaías 28-30

    Tanto el reino del norte (Israel), como el reino del sur (Judá), se enfrentarían a la condenación por parte de Dios, y el primer anuncio fue la destrucción de Samaria, capital de Israel; esta ciudad era como una corona que llenaba de orgullo a sus habitantes, pero era una ciudad de borrachos, y sus jefes eran como flores secas y marchitas. Asiria era un pueblo poderoso, Dios lo tenía preparado como una tormenta de granizo, como lluvia torrencial y destructora, como una terrible inundación, que con su poder y su fuerza echaría por tierra a la ciudad de Samaria, y le quitaría ese adorno de flores marchitas; el cual sería arrancado como una fruta madura. Ese día, la corona maravillosa ya no sería Samaria, sino el Dios todopoderoso para la gente que quedase con vida. Por aquí en Venezuela dicen: Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo; sin embargo, esta recomendación no fue tomada en cuenta por los israelitas del reino del Sur, quienes también debieron pagar el precio por su necedad contra Dios. 

    Aún los profetas y los sacerdotes de Dios en Jerusalén se habían convertido en un grupo de borrachos que ni siquiera podía recibir la Palabra de Dios debido a la cantidad de licor que tomaban, todas sus mesas estaban sucias, y a pesar de que el Señor intentó hablarles, ellos no quisieron obedecer. Los gobernantes de la nación creyeron que haciendo pacto con Egipto estarían a salvo, pero el poderoso ejército de Asiria destruiría esa falsa protección, y cuando llegase ese momento terrible, una gran desgracia los aplastaría. Dios estaba decidido a actuar y lo haría en forma misteriosa, Él destruiría ambos reinos. Tristemente, Jerusalén ardería en llamas, sería rodeada, humillada y duramente castigada. La verdad esto se lee y se siente dolor, ¿Cierto? Y es que uno aprende a tener identidad también con esta nación, el pueblo amado de Dios; me pregunto cuanta indignación tuvo que haber sentido el Señor para haber levantado esta sentencia en contra de sus hijos, su piedra valiosa y escogida; tanto lo irrespetaron, tanto lo ofendieron, fue tanto su desprecio que ni el mismísimo Dios lo pudo soportar. En Jerusalén solo iba a sentirse estruendos, tempestades y tormentas; sus habitantes morirían de hambre y de sed, y todas sus fortalezas serían derribadas. A pesar de todos estos anuncios por parte de Isaías, Judá simplemente no quiso escuchar ni arrepentirse, los profetas debían ser los ojos del pueblo, pero seguían como ciegos, incapaces de entender las visiones de Dios; por esta razón, el Señor declaró a Isaías esas penetrantes y grandes palabras que muchos conocemos y aún, tememos: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí.

    Finalmente hay promesa de redención para Israel, como siempre, los humildes crecerían en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarían en el Santo de Israel. El escarnecedor sería consumido, y destruido sería el que se desvelaba para hacer iniquidad; pero el Señor, que rescató a Abraham, estableció que los israelitas no sentirían más vergüenza, y cuando sus descendientes viesen todo lo que Dios había hecho entre ellos, reconocerían que el Señor es un Dios santo, y le mostrarían respeto; los que estaban confundidos aprenderían a ser sabios, y hasta los más testarudos aceptarían sus enseñanzas. Nuestro Dios ama la justicia y siempre quiere demostrarnos cuánto nos ama, en Jerusalén ya no se iba a volver a llorar, y el Señor sanaría todas sus heridas. Posterior a esto, Dios, como un fuego ardiente, castigaría a Asiría por haber lastimado a Israel y la destruiría por completo; mientras todo eso aconteciera, los israelitas escucharían canciones como en una noche de fiesta; irían con el corazón alegre, como los que caminan al ritmo de las flautas; irían al monte de Dios, pues Él sería su refugio. La luz de la luna volvería a salir sobre Israel, y la luz del sol brillaría siete veces más, como siete soles brillando juntos.


martes, 16 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia203

Alto de Adoración semanal...

En este día leeremos nuevamente el Salmo N° 68, que habla acerca del carácter victorioso de nuestro Rey y Señor. Delante de la presencia del Dios vivo son esparcidos y destruidos todos los que nos persiguen y aborrecen, por eso podemos alegrarnos y gozarnos delante de Él. Nuestro Dios cabalga por los cielos, y su nombre es digno de ser exaltado y proclamado; Él es el padre de los huérfanos y el defensor de las viudas, quien hace habitar en familia a los desamparados y saca a los cautivos a prosperidad; cuando su presencia salió delante de su pueblo y anduvo por el desierto, la tierra tembló y los cielos destilaron su Gloria, el monte de Sinai se conmovió, y toda su exhausta heredad se reanimó; bendito el Dios que nos colma de sus beneficios, ¡El Dios de nuestra Salvación! El Señor ordena su fuerza, y confirma su pacto para con sus hijos, he aquí que dará su voz, su poderosa voz, y sobre nosotros será su magnificencia.

    Nuestro Dios, durante la permanencia de los israelitas en el desierto, estableció su  morada en el monte Sinaí, y luego iba desde allí al Santuario edificado para su presencia; la tierra tiembla delante de su gran poder y majestad, y, aunque señala la Palabra que los cielos de los cielos, no pueden contenerlo, ahora, ya no está lejos, sino que habita en nosotros, ahora, sus hijos somos su Santo Templo, su morada, su habitación. Esto es tan grande para mi, que el Altísimo y gran Señor del universo, me haya escogido a mi para habitar, te ha escogido a ti para vivir por siempre; su presencia, y la manifestación gloriosa de su gran poder en nuestras vidas, es nuestro mejor y más grande regalo, no lo olvides. Yo amo al Señor, si, parece ser una frase que todos los creyentes en Cristo podrían decir con facilidad; pero, repito, con todo conocimiento de causa, con toda sobrenaturalidad en mi Espíritu, con toda propiedad en la Palabra, yo amo al Señor; lo amo sin reservas, lo amo por lo que es, lo amo por lo que me ha amado, lo amo porque ha llenado mi vida de su ser, lo amo por tanto, lo amo por todo... Si, yo amo a Jesucristo; y amo ser el lugar donde quiso derramar su Gloria, y donde quiso hacer morada por siempre. 

lunes, 15 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia202

     Isaías 24-27


    Para el tiempo de estas profecías, la tierra se había contaminado bajo sus moradores, pues traspasaron las leyes, falsearon el derecho, y quebrantaron el pacto eterno; por esta causa, la maldición consumió la tierra, y sus habitantes fueron asolados y consumidos; a todos les pasaría lo mismo: al sacerdote y al pueblo, a los amos y a los esclavos, al que compra y al que vende, al que presta y al que pide prestado, al rico y al pobre; la tierra quedaría totalmente arruinada, el Dios de Israel juró que así lo haría. Los habitantes de la tierra se habían comprometido a obedecer por siempre a Dios, pero ninguno cumplió con ese pacto; todos pecaron, y por eso la tierra estuvo bajo maldición y muy pocos quedarían con vida; los pocos que se salvaran gritarían y saltarían de alegría, por todos los rincones del mundo se oirían cantos de alabanza para el Dios que ama la justicia. Isaías se lamentó porque a los habitantes del mundo solo les esperaba el terror y las trampas, pero no dejó de alabar a Dios mientras ejecutaba su Ministerio, diciendo: Tú eres mi Dios, yo alabo y bendigo tu nombre, porque has realizado planes admirables que prometiste desde tiempos antiguos.

    Dios es Dios, y sus con su poder pondría fin al canto de victoria de los tiranos, y luego prepararía un banquete para todas las naciones, con ricos manjares, comidas deliciosas, y los mejores vinos. El Señor acabaría con la tristeza, secaría toda lágrima y destruiría para siempre el poder de la muerte, borrando así la vergüenza de su pueblo en toda la tierra. Cuando eso sucediese todos dirían: ¡Gritemos de alegría porque Dios nos ha salvado! Después de todo esto, por los portones de Jerusalén entraría un pueblo justo y fiel; los orgullosos y rebeldes recibirían su castigo, pero Dios haría vivir en paz o los que confiasen en Él. El castigo ciertamente hace sufrir, pero en ocasiones es necesario para volvernos a Dios a pesar de nuestro dolor, y de ese modo, el Señor también nos demuestra la grandeza de su poder, con el cual nos salva, nos hace vivir nuevamente, y nos llena de alegría. Dios perdonaría a los israelitas siempre y cuando ellos pudieran destruir esos despreciables altares donde adoraban a otros dioses, todos los enemigos de Judá serían castigados, y el pueblo de Dios, una vez más sería liberado, pues hay algo que debemos tener bien claro: Todos los juicios para los hijos de Dios, son para restauración, y nunca seremos sometidos a tiempo de prueba sin tener conjuntamente una gran salida. Él es FIEL. 


domingo, 14 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia201

    Isaías 21-23

    El juicio continúa, y, aunque Isaías se llenó de lágrimas y de dolor por todo cuanto iba a acontecer, siguió siendo un portador eficiente de Dios en su mensaje a todas las naciones. Como las tormentas que venían del sur, así atacaría un ejército que viene del terrible desierto a Babilonia; todas las estatuas de sus dioses iban a ser hechas pedazos, tendidas por el suelo; los Edomitas también serían enjuiciados y castigados, y la hermosura de Arabia sería acabada, y sus guerreros no tendrían ni con que defenderse. En el Valle de la visión, que es Jerusalén, Isaías sólo veía destrucción y dolor, sus enemigos los rodearon hasta dejarlos indefensos. El Dios todopoderoso aconsejó a los israelitas que debían ponerse a llorar y vestirse de luto en señal de dolor; pero, contrario a eso, al saber que iban a morir, hicieron fiesta y se llenaron de alegría comieron carne y tomaron vino, y por esa razón el Señor no los perdonaría.


    Sebna, funcionario de Judá, también iba a ser sustituido en sus funciones, sería llevado como esclavo a un país lejano, y en su lugar sería colocado Eliaquim, leal servidor de Dios. Eliaquim sería como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la familia del rey de Judá; lo que Eliaquim ordenara se cumpliría y nadie podría contradecirlo; no obstante, el también pecaría contra Dios y junto con él, toda su familia y los que en el confiaron. La ciudad de Tiro también sería destruida y su puerto quedaría en ruinas; tanto en Tiro como en Sidón, reinaría la vergüenza, pues el mar ya no les daría riquezas ni sus hijos iban a poder prosperar. Tiro era una ciudad muy antigua y muy alegre, sus comerciantes eran gente muy importante y todo el mundo los recibía con honores, pero el Dios todopoderoso decidió destruirlos para humillar a todos los orgullosos y derribar a los poderosos de la tierra. El Señor mostró su poder en el mar y atacó a las naciones, mandó a destruir las fuertes ciudades de Canaán; asimismo, todos se olvidarían de la ciudad de Tiro por unos setenta años, y cuando esos setenta años terminasen, Dios dejaría que Tiro volviese a tener su actividad comercial, y volvería a tener relaciones comerciales con todos los países de la tierra; pero Tiro no disfrutaría de sus ganancias, sino que se las daría a Dios, y con ellas se comprarían abundantes alimentos y ropas finas para los que adorasen a Dios.

sábado, 13 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia200

    Isaías 17-20


    Muchas eran las naciones envanecidas en contra del conocimiento de Dios, por esta razón, las profecías de Isaías sobre ellas continúan, en esta oportunidad les toca el turno a Damasco, Etiopia y Egipto, los enemigos de Judá. La ciudad de Damasco dejaría de existir; quedaría hecha un montón de ruinas, y sería abandonada para siempre. Todo el reino de Siria dejaría de existir, y cuando eso sucediese, también el gran pueblo de Israel se quedaría sin fuerzas y perderá todas sus riquezas; Israel sería arrasada, quedaría como un campo de trigo después de la cosecha. Ese día marcaría el fin de toda idolatría, los israelitas se arrepentirían y volverían a confiar en su creador, el Dios santo de Israel; no volverían a ofrecer sacrificios al dios Baal, ni a adorar a las estatuas de la diosa Astarté, las cuales hicieron con sus propias manos. Las naciones que robaron a Israel, y lo dejaron en la ruina, pronto serían como la paja que se lleva el viento, y como la hierba que es arrastrada por el huracán.

    En Etiopía todo quedaría abandonado en las montañas a las aves de rapiña y a los animales salvajes, y en Egipto todos sus habitantes pelearían unos contra otros y serían puestos bajo el dominio de un rey muy cruel; el agua del Nilo se agotaría, el río quedaría completamente seco, los canales despedirían mal olor. Las corrientes de agua de Egipto irían disminuyendo hasta secarse; los consejeros más sabios de Egipto iban a ser confundidos y llevarían a la nación por muy mal camino. El Señor se daría a conocer a los egipcios, y ellos reconocerían al Señor, le harían culto y le ofrecerían sacrificios y ofrendas; harían promesas a Dios y las cumplirían. El Señor iba a herir a Egipto, pero después lo sanaría; ellos se volverían al Señor, y él se compadecerá de ellos y los sanaría. Los egipcios y los asirios adorarían juntos al Señor, en ese día Israel se colocaría a la par con Egipto y Asiria, y será una bendición en medio de la tierra. El Señor todopoderoso los bendeciría, diciendo: Yo bendigo a Egipto, mi pueblo, a Asiria, obra de mis manos, y a Israel, mi propiedad. Finalmente el rey de Asiria se llevaría prisioneros a los egipcios y a los etíopes, entonces los filisteos se llenarían de pánico, porque contaban con el poder de Etiopía y hacían alarde de los aliados que tenían en Egipto, y de este modo, no tendrían quien los salvase.


La Biblia en un año #Dia199

                                              Isaías 13-16

    Judá no fue la única nación que despertó la ira del Señor con su infidelidad, tal y como leímos ayer, el juicio no sería sólo contra Israel, sino que, una vez cumplidos los planes de Dios contra los israelitas, Asiria y Babilonia también serían atacadas y finalmente destruidas. El Señor le mostró a Isaías lo que haría contra Babilonia, y él se lo comunicó al pueblo. El Señor iba a atacar a los babilonios hasta dejarlos sin fuerzas, y tan grande sería su castigo que la tierra sería acabada y los pecadores deshechos. Babilonia era una nación bella y poderosa, era el orgullo de su pueblo, de hecho, reseña la historia, que los Jardines colgantes de Babilonia, fueron una de las siete maravillas del mundo antiguo, sin embargo, por su iniquidad y por su maldad, fue destruida por el Dios todopoderoso, al igual que Sodoma y Gomorra.



    Es asombroso ver como la Palabra de Dios se cumple, Babilonia realmente dejó de existir, y hoy en día, solo es un espacio de terreno en ruinas y escombros tal y como Isaías lo había predicho mucho tiempo atrás. Los Asirios también fueron destruidos tal y como el Señor lo ordenó, al igual que el territorio de Moab, el cual iba a ser azotado y dejado en ruinas por su arrogancia y por su orgullo; toda su gente se enlutaría y correría huyendo de dolor; todos se llenarían de tristeza y llorarían por su país, en sus corazones se acabarían las canciones y los gritos de alegría, y sus dioses no les servirían para nada, porque por mucho que pudieran rogar jamás conseguirían ayuda; Moab finalmente iba a ser destruida, su gente moriría y los pocos que quedaran con vida estarían sin fuerza alguna. El que siembra viento, recoge calamidades, y estas naciones, ahora extintas, tuvieron que pagar el precio por haber despreciado al único y poderoso Dios. 

jueves, 11 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia198

    Isaías 9-12

    Nuestro Dios no da puntadas sin dedal, por esa razón, aunque por un poco de tiempo tengamos que padecer, su salvación siempre vendrá. Israel fue merecedor del juicio anunciado por Isaías debido a su constante rebelión y a sus incesantes ofensas contra el único y soberano Dios, pero, también declaró Dios, que no habría siempre oscuridad para el que se encontrara en angustia, pues, con el nacimiento y el reinado del Mesías, toda la aflicción que les había sobrevenido sería cambiada en Gloria, y el pueblo que andaba en tinieblas, vería gran luz. Desde el principio Jesucristo dividió y marcó la historia: Antes de Él y después de Él, porque es que cuando Jesús pasa, algo pasa. El nuevo pacto instituido por Dios para con su pueblo se vería confirmado en la presencia de Cristo en la vida del hombre, tal y como sigue sucediendo hasta nuestros días, y asimismo, como con su llegada fueron alumbrados todos los que vivían en oscuridad, hoy mismo Él sigue rompiendo y disipando todas nuestras tinieblas con su luz. A ese niño dado por Dios, que nacería con poder para gobernar sobre toda autoridad, se le darían estos nombres: Consejero admirable, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de paz. Él se sentaría en el trono de David, y reinaría sobre todo el mundo y por siempre habría paz; su reino es invencible, y en su nombre para siempre reinarán la justicia y el derecho; esto lo permitió el Dios todopoderoso por el gran amor que nos tiene. ¡Aleluya!

    Israel fue advertido y castigado, el Señor ordenó que los atacaran unos enemigos terribles, quienes de un solo bocado se tragaron la nación; aun así este pueblo no se arrepintió, ni busco la ayuda de Dios, entonces el Señor eliminó a todos sus jefes, líderes y a todos los profetas mentirosos. El Señor no perdonó a sus jóvenes, ni tuvo compasión de sus viudas ni de sus huérfanos, pues todos se comportaban de muy mala manera. El rey de Asiria creía no estar bajo las órdenes de Dios, pero precisamente estaba siendo usado por Él para castigar a Israel, y una vez que el Señor cumpliera sus planes contra Sión y Jerusalén, también castigaría al rey Asirio por su orgullo y por su arrogancia. El Dios único y perfecto se convertiría en una llama de fuego, y en un solo día quemaría al ejército de Asiria; en ese día, los pocos israelitas que quedaran con vida volverían a confiar en el Dios de poder, en el Santo de Israel. 

    Una vez que los Asirios castigaran a Israel, el enojo de Dios sería contra ellos y serían destruidos; luego, de la familia de David saldría un nuevo rey, a quien el espíritu de Dios le daría sabiduría, inteligencia y prudencia. La alegría de este Rey sería obedecer a Dios, y por eso sería muy poderoso y siempre haría triunfar la justicia y la verdad. En la Jerusalén de aquel día nadie haría daño, porque todos conocerían a Dios, y ese conocimiento llenaría todo el país, así como el agua llena el mar. El Señor también haría que volviese todo el pueblo que había sido dispersado, y reuniría a las naciones de Judá e Israel, quienes ya no serían enemigas. En ese día todo el pueblo de Israel cantaría Dios diciendo: Gracias Dios, porque aunque te enojaste contra mí, me has consolado; he aquí que Dios es salvación mía, me aseguraré y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido salvación para mí.

miércoles, 10 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia197

    Isaías 5-8    

    Nuestro Dios también tiene bastante de poeta y compositor, mejor dicho, Él tiene bastante, mucho y lo suficiente de todo. Escribió una canción para dedicársela a todo su pueblo, que hablaba acerca de un amigo que plantó una viña en un terreno muy fértil, removió la tierra, le quitó las piedras y plantó semillas de la mejor calidad; Puso una torre en medio del terreno y construyó un lugar para hacer el vino; ese amigo esperaba uvas dulces, pero sólo cosechó uvas agrias. Entonces, Dios dijo a los israelitas, ustedes son viña, mi plantación más querida, y díganme: ¿Quién tiene la culpa de sus malas acciones? ¿Ustedes? ¿O yo? Si todo lo que tenía que hacer por ustedes lo hice, asimismo esperaba que hicieran lo bueno y no fue así. Ahora, el Señor tomaría sus acciones, dejaría de protegerlos para que los destruyeran, derribaría sus muros para que los pisotearan, y los dejaría abandonados para que pasaran hambre y sed. El profeta Isaías anunció seis amenazas: contra los que abusaban de los pobres, contra los borrachos, contra los malvados, contra los engañadores, contra los creídos, y contra los que practican la injusticia; para todos ellos sería el lamento, porque el Dios todopoderoso los haría pagar por el desprecio a sus mandamientos. La invasión de los enemigos en la nación Israelita, fue permitida por Dios, él estaba seriamente enojado con su pueblo, y los soldados de esa nación enemiga atendería pronto a su llamado para atacar a Israel, por lo que la nación sería destruida. Algo si es seguro, todo lo que vivimos, sea malo o sea bueno, es permitido por nuestro Dios, y todas nuestras acciones tienen consecuencias; ciertamente el Señor es muy amplio en misericordia, pero también reprende y disciplina a todo aquel que recibe por hijo, aunque ese no sea nuestro tema favorito en las Escrituras. Mi mamá me decía, cuando desobedecía: Aprende por las buenas, no esperes que el Señor tome medidas extremas; y créanme que esas palabras las tengo bien grabadas en la mente.

    El llamado de Isaías a profetizar es hermoso, fue mediante una visión donde el Profeta vio a Dios en el Templo sentado en un trono muy alto, con una capa que cubría todo el Templo, además vio unos serafines que volaban por encima de Dios y alababan su nombre; Isaías creyó que iba a morir pues siendo pecador, estaba viendo al Rey del universo, pero en ese momento, uno de los serafines voló hacia él, y con una brasa que había tomado del fuego del altar, le tocó los labios y le dijo: con esta brasa, Dios ha quitado tu maldad y ha perdonado tu pecado. Entonces, Isaías oyó la voz de Dios que decía: ¿A quien enviaré, y quien irá por nosotros? Entonces él respondió: Heme aquí, envíame a mi. Isaias le preguntó al Señor, por cuanto tiempo iba a tener que llevar ese mensaje, y el Señor le dijo: Hasta que todo sea destruido y la ciudad quede sin habitantes, hasta que yo mande el pueblo fuera de su tierra, y el país quede abandonado; pero unos pocos israelitas quedaran con vida, y de ellos saldrá un pueblo obediente y fiel. Esta escena de la visión de Isaias y de su encuentro con Dios, tenia que compartirla; me llena de fe, de aliento, de fuerza; me emociona, me motiva, ¡Me hace creer! Y también me invita a buscar la presencia de Dios para poder escuchar su voz, conocer su voluntad y entender sus propósitos. Él es tan glorioso, tan hermoso... Tan inigualable, que después de leer esto, solo pienso: Quiero verte Señor, aquí estoy; yo iré por ti. 

    El primer mensaje de Isaías luego de esta visión, fue para Acaz, acerca de la invasión a Judá del territorio enemigo, y el segundo mensaje fue aún más importante: El nacimiento del Mesías, el Salvador del mundo. La virgen concebiría y daría a luz un hijo, y llamaría su nombre Emanuel. Isaías continúo anunciando la terrible invasión, pues Dios mandaría contra Judá al Rey de Asiria y sucederían cosas terribles, cosas que no se habían visto desde que el reino de Israel se separó del reino de Judá; y al llegar ese día, Dios permitiría que el rey de Asiria los castigara y los humillara por completo. Isaías tuvo un hijo con su esposa, y el Señor le dijo que le pondría por nombre Maher-Salal-Hasbaz, que significaba: Ya viene la destrucción; y le dijo que antes de que el niño supiera hablar, el rey de Asiria destruiría la nación. El Señor dijo una vez mas, que su intención inicial nunca hubiese sido destruir a su pueblo, pero que ellos lo habían despreciado en gran manera y por eso permitiría que los Asirios los atacaran; de nada les iba a servir a los judíos prepararse para la guerra, pues todos sus planes Dios mismo los haría fracasar. Isaías fue advertido por Dios, a que no se comportara nunca como este pueblo infiel, pues Él, era el único rey todopoderoso, al que había que adorar y temer. La promesa para Isaías fue, que tanto él como su familia iban a ser preservados, y juntos servirían de señales y presagios para Israel. 




La Biblia en un año #Dia196

    Alto de Adoración semanal... 


    Es momento de otro alto de adoración semanal, y les comparto que esta vez si estoy con las pilas puestas para ponerme al día; ya terminé Eclesiastés, leí Cantares y voy por el segundo día de Isaías; y solo puedo decir que ser Profeta no es nada fácil, ¿Cierto? Y en eso si que he estado reflexionando últimamente aún sin empezar a leer este Libro. Tengo una hermana y amiga con este don, y ya el Señor ha empezado a usarla para hablarle a sus hijos, y repito: No es nada fácil ser Profeta; sin embargo, estoy totalmente segura de que el Señor también beneficia y galardona con poder a todos los que de forma valiente y obediente ejercen este llamado y cumplen su voluntad; después de todo, como generalmente digo, cuando conocemos a Cristo y pasamos a las filas del ejercito de Dios, ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, y es Él quien hace en nuestras vidas en las formas y en los términos que a Él le parece. Sé que los Profetas desde la antigüedad han sido perseguidos, despreciados, atacados y hasta destruidos, pero también sé el peso de honra que trae el cumplir con la misión dada a sus vidas, y eso es sencillamente incomparable; pues para todo hijo de Dios, el vivir es... Cristo. 

    Hoy reflexionaremos también en el Salmo N° 61, un Salmo con tan solo ocho breves versos, pero en el cual, David, su autor, esboza de manera formidable su confianza en la protección de su Creador. El Señor había sido siempre el refugio seguro de David, una torre fuerte delante de sus enemigos, ¡Y vaya que los tuvo! Sin embargo, él, siempre tuvo esa fuerza, que sin duda solo puede venir de Dios, para mantenerse confiado bajo la cubierta de las alas de sus alas. En angustia, David clamó a Dios y rogó por su intervención divina; en tiempo de paz, adoró a Dios en su Santuario; en la alegría, alababa al Señor con himnos y le prometía servirlo para toda la vida. Esta es la herencia de los que temen su nombre: seguridad, confianza, protección y refugio para siempre. ¡Aleluya!


martes, 9 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia195

    Isaías 1-4


    Hoy siento que es un día extra especial, empezaremos a leer las profecías y eso me emociona un poco. Isaías es un libro HERMOSO, siempre me ha gustado y sé muy bien la razón; él es el primer profeta encargado de anunciar la salvación de Dios al mundo por medio de Jesucristo, y eso, para mí, como eterna enamorada de compartir las Buenas Noticias, es algo cautivante. Mi ministerio como maestra de las Escrituras aunque es bastante naciente, siempre ha estado enfocado en el área de evangelismo, y es que de verdad, quizás suene repetitivo, pero AMO hablar de Jesús; siempre, todo, se reduce a Él. De hecho, hasta ahora me esforcé lo suficiente para apegarme sólo a lo leído en estos meses anteriores, pero ahora me siento mucho más libre para escribir acerca de mi Rey, mi amor, mi Señor... ¡Mi vida entera! Y pues, ya empecé a hacerlo. Isaías Profetizó durante la crisis causada por la expansión del Imperio asirio, y escribió por lo menos la primera parte del texto bíblico que lleva su nombre; el cual aseguro que me encantará leer. Israel, una nación pecadora que con su incesante rebelión provocó la ira de Dios; Israel fue destruido por sus enemigos, y Jerusalén fue abandonada; este pueblo ofrecía sacrificios y ofrendas a Dios pero Él estaba hastiado por su maldad; era tanto su pecado que el Señor ya no podía soportarlo; y es que en verdad nada hacemos con servir, cantar, ofrendar y levantar manos en oración a Dios, cuando no tenemos un corazón limpio, justo y agradable a Él. 

    Israel, después de haber sido una esposa fiel, se había convertido, en palabras del Profeta, en una ramera; por eso, era la hora de la disciplina y el castigo; el Señor volvería contra ellos su mano, y limpiaría todas sus impurezas; así como también restauraría sus habitantes como en principio, para que volviese a ser llamada ciudad de justicia, ciudad fiel. El Señor no solo ofreció juicio, porque el no solo manifiesta su ira, antes bien, somos beneficiados de sus múltiples misericordias; Jerusalén si iba a ser rescatada, pero sólo aquellos que se arrepintieran y obedecieran, serían librados del castigo con su gran poder. Israel se había llenado de adivinos que llegaron desde Asiria y Babilonia, estaban haciendo brujerías y practicaban negocios sucios con extranjeros; la nación estaba repleta de ídolos y todos los adoraban. Entonces, el Profeta anunció el inminente castigo para aquellos que se habían rebelado contra Dios, ese día, todos los ídolos serían destruidos y solo Él sería adorado. Isaías les advirtió a todos los habitantes de Judá y Jerusalén que Dios enviaría juicio sobre ellos, dejándolos sin pan ni agua; la nación sería derrumbada y puesta en ruinas por sus múltiples ofensas contra Dios, tanto así, que ninguno de ellos iba a querer ser su gobernante, pues nadie iba a poder arreglar tal desastre; todos eran tan culpables que el Señor los comparaba con Sodoma, y así como a ellos, nada bueno les esperaría. Dios castigaría a los malos gobernantes que abusaban del pueblo, a las mujeres orgullosas y vanidosas, a los guerreros que peleaban en batalla, al juez, al Profeta, al rico, al consejero, todos llorarían y la ciudad quedaría abandonada; iban a quedar tan pocos hombres, que las mujeres se pelearían por ellos. No obstante, también anunció el Profeta, que Dios perdonaría a Israel, que no todos iban a ser castigados, y que aquellos que quedaran con vida, iban a ser llamados: Pueblo elegido por Dios; cuando ese día llegara, iban a ser prosperados y a vivir bien. Cuando el Señor dictase esa sentencia en contra de Israel para castigar a su pueblo, perdonaría a esos habitantes de Jerusalén de los crímenes cometidos, y los protegería del calor, de la lluvia y de la tempestad; ¿Saben cómo? Con una nube durante el día, y con una llama de fuego durante la noche. ¿Les trae eso recuerdos? No olvidemos algo: Dios siempre muestra su compasión con su pueblo, aun siendo nuestros pecados como la grana, como la nieve son emblanquecidos; y si fueren rojos como el carmesí, los convierte en blanca lana. DIOS ES BUENO. 


La Biblia en un año #Dia194

    Cantares 1-8

    Hoy se lee un Libro completo, el cantar por excelencia, superior a todos los demás, y el singular y el excelso entre los de su misma textura, es la canción superlativa de Salomón, la canción de las canciones. Todavía recuerdo como éste era mi Libro favorito cuando era adolescente, ¿Por qué será? Jaja.. Lo intensa de esta redacción, y la configuración de estos dos amantes, que se buscaban intensamente, hasta por fin poder consumar su amor, llamaba demasiado mi atención como buena romántica empedernida; ya más adulta dejé de leerlo tanto, y ahora, espero casarme para volver a profundizar en este material tan bueno jaja.. El canto de Salomón relata su casamiento con una joven pastora de ovejas, y en el cual, tanto el autor, como la joven esposa, declaran su amor en una forma bastante poética, figurada, y ardiente. Pero, Cantares, no sólo nos enseña acerca de la relación amorosa en la pareja de novios y esposos, sino también acerca de un amor mucho más profundo e incomparable, el amor de Dios por su pueblo. Después de todo, todos los creyentes también tenemos nuestro esposo, ¡El más fiel de todos! Él es, el amado de nuestras almas. 

    Primero canta la novia, y en un intercambio de frases de deseo y de admiración, ambos se llenan de amor; la novia arde en el anhelo de tenerlo ya junto a ella, y de disfrutar de su presencia; el novio no hace más que alabar su belleza, y juntos, persiguen la esperanza de estar juntos por siempre. Para el novio, su novia es una rosa entre las espinas; y para la novia, su amado es como un manzano entre los árboles del bosque, en el que provoca sentarse a recibir de su sombra y a saborear su fruta. Los que sueñan de amor, nunca deben ser despertados, sino hasta que ellos mismos quieran hacerlo. El anhelo ferviente con el que estos novios se buscaban el uno al otro, debe mantenerse igual de vivo en los corazones de todos los que amamos a Dios, para así, buscar de manera incesante su presencia; abrazarlo, no soltarlo, y hacerlo entrar en todos los espacios de nuestras vidas dándole el permiso de reinar libremente.

    El novio admira a su novia y cree que todo en ella es perfecto, y desde que la miró, le entregó su corazón; ambos comen y beben del fruto de sus jardines y quedan saciados de amor. Aún en medio de los sueños, sus corazones se mantienen despiertos para escucharse el uno al otro, y cuando se hablan, todo su ser se estremecen. Para la novia, su amado es maravilloso, tan elegante y de tan hermosa piel, inconfundible entre mil hombres; sus labios parecen rosas, y por ellos corre miel; su cuerpo es terso y lo adorna un cielo de zafiros; para el novio, su amada es bella, majestuosa como las estrellas; sus ojos lo conquistaron, admirable como la aurora, bella como la luna, y esplendorosa como el sol. Porque el fuego del amor es una llama que Dios mismo ha encendido, no hay mares que puedan apagarlo, ni ríos que puedan extinguirlo. ¡Amén!



lunes, 8 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia193

    Eclesiastés 7-12

    El predicador entendía muy bien el contraste entre la sabiduría y la insensatez, por eso, dejó muy clara su posición frente a las experiencias del género humano; estamos hablando de Salomón, el hombre más sabio del universo, un hombre poderoso, adinerado, cuya fama se había extendido por todas las naciones; y, dicho en sus propias palabras: fue mucho lo que pudo vivir y ver en su vanidad. Quizás la opinión acerca del sentido de las proyecciones de la vida, carecería de importancia para muchos si viniera de una persona con un reducido conocimiento, o de una persona cuyo desempeño no le permitiera tener argumentos sólidos en cuanto a materias, eventos, o sucesos; pero en este caso, la observación directa fue hecha por la persona que logró, mediante el poder de Dios, examinar e inquirir la sabiduría y la razón, para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error. Salomón, pensó todas las cosas una por una, para conocer razones, y entre todas sus múltiples posibilidades, solo concluyó que la vida, no tiene sentido, sino conocemos al dador de la misma. Día y noche se dedicó este hombre a observar todo lo que se hace en este mundo, y a tratar de entender lo que es la sabiduría; fue así como notó todo lo que Dios había hecho, y dedujo que es algo que jamás podremos llegar a comprender; esto quiere decir que, aunque no sepamos cómo ni cuándo van a suceder las cosas, lo cierto es que la autoridad de Dios no se discute, nadie puede pedirle cuentas, y nuestra posición como hijos siempre debe ser: creer y obedecer.

    Después de reflexionar una y otra vez en los hechos de la vida, Salomón descubrió, que por más que lo intentara, jamás iba a poder comprender la mente de Dios, por eso encontró que simplemente hay cosas que carecen de sentido e importancia, y en las que no debemos enfocar nuestra atención pues eso solo traerá lamento a nuestra alma y aflicción a nuestro espíritu. Finalmente el autor de este libro concluye en el resumen del deber del hombre: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Esto, dicho en otras palabras podría ser: Óyeme, ven acá, yo soy Salomón, el hombre más sabio y rico del mundo, y ni así encontré sentido en las cosas pasajeras de esta vida, sino sólo en la presencia de Dios; entonces, hazme caso, vive conforme a su Palabra y tendrás bendición. Es sencillo... ¿No?