lunes, 26 de diciembre de 2016

La Biblia en un año #Dia349

Alto de Adoración semanal...

Después de muchos días de trabajo tanto ministerial como secular, ¡Estoy oficialmente de vacaciones! Y creerán que eso me permitirá pasar mucho más tiempo escribiendo y leyendo, pero la verdad es que aún con más tiempo libre, parece que se me hace más difícil; paradójico pero cierto. La verdad Diciembre es un mes muy movido para todos, y a pesar de la difícil situación que vive mi país, sigue siendo un tiempo para los recuentros familiares y para los servicios especiales del nacimiento de Jesús en casi todas las Iglesias. Al menos en la mía, ¡Le sacamos el jugo a este mes! empezando con un parrandón navideño al estilo de la gaita venezolana, hasta el programa especial de navidad donde ya es costumbre el tradicional nacimiento viviente. La verdad es que nosotros aprovechamos todas las oportunidades para proclamar el nombre de Jesucristo, y el que quiera celebrar con nosotros, el gran regalo de su presencia, bienvenido es. Dicho esto, sigo aquí, con mi Biblia y mi computadora, mis grandes aliadas en todo este año, y la verdad es inevitable que los sentimientos me invadan. Por una parte me siento feliz de que estoy sólo a una semana de finalizar este gran reto, y por el otro lado un poco triste por dejarlo. Me he acostumbrado demasiado a esta experiencia, y ya se ha hecho parte de mi; siento que no se que haré el año que viene que pueda darme tantas satisfacciones y donde pueda invertir todo este tiempo; pero tengo ya una idea muy clara en mente de lo que sucederá jaja.. Dios es Dios y el todo lo hace invariablemente PERFECTO. 

En esta última semana estuve leyendo el libro de Hebreos, y como buena Evangelista, ¡Me encanto! Nada como leer y hablar de la persona de Jesús, y las lecciones acerca de su propósito como Salvador de este mundo, están extraordinariamente definidas en esta hermosa carta. Me encantó de principio a fin. Jesús es el único camino al Padre, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro abogado, nuestro amado intercesor; y esas verdades no deben ser empañadas por ningún sistema o influencia. Simplemente Él es toda la verdad.  El Salmo número 139 que leeremos en este día, y que además es uno de mis favoritos, habla precisamente de los atributos de nuestro Dios. Él es omnisciente: Sabe todo de mi, y es omnipresente: Va a todos lados conmigo. Él, quien percibe aún desde lejos mis pensamientos, quien conoce mi levantarme y mi acostarme; me ha examinado y entendido, ha escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos le son conocidos; pues aún no está la palabra en mi lengua, y ya Él la sabe toda. Puedo exclamar como el salmista: Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mi, mi mente finita no lo puede comprender. ¿A dónde me iré de su Espíritu? ¿Y a dónde huiré de su presencia? Si subiere a los cielos, allí está Él; y si en el Seol hiciere mi estrado, también está.  Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún allí me guiará su mano, y me asirá su diestra. Cristo es tanto, que definitivamente lo es todo, y lo único que puedo hacer es alabarlo; porque formidables y maravillosas son sus obras y mi alma lo sabe muy bien. ¡Cuán preciosos me son sus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy con Él. 


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