viernes, 9 de diciembre de 2016

La Biblia en un año #Dia326

Alto de Adoración semanal...

Hoy una de mis discípulas me preguntó por donde iba en mi reto de lectura, y cuando tomé mi Biblia para responderle, me sorprendió ver en que parte estaba mi marca libros. La verdad ya no falta casi nada, estoy a menos de 40 lecturas para completar mi meta; y aunque me siento muy satisfecha por lo logrado hasta ahora, estoy orando a Dios con más fuerza para que me permita llegar con aliento al final. Siempre lo más difícil se encuentra justo cuando estás a punto de terminar, y créanme que ya lo he experimentado. Muchos son los desafíos que en estas últimas semanas han tocado a mi puerta, así que pido al Señor me de todo lo necesario para vencer y poder ver todo este gran proyecto concluido. La Palabra de Dios establece en el Salmo número 127 que leeremos el día de hoy, que si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo; y este "reto de lectura", como yo misma lo he denominado, se ha convertido en mi pequeña construcción. En ella he ido levantando poco a poco cada cimiento de una poderosa obra, pero sé, que nada tendría sentido sin mi gran arquitecto, el mejor y más experto diseñador que podrá jamás existir. Sólo Dios mismo le ha podido dar valor a toda esta aventura, que no podría considerar en ningún momento como un simple proyecto personal o de alcance material. Si bien es cierto que hacerse propuestas de crecimiento como individuos, y verlas materializadas, es algo muy enriquecedor, esto va mucho más allá de eso, pues el impacto espiritual y todos los resultados que se han hecho patentes en mi vida, han sido maravillosos. Simplemente esta ha sido una de las mejores decisiones que he tomado, la cual me acompañará por el resto de mis días. Intento no apasionarme tanto mientras escribo estas lineas porque sé que aún no he llegado al final, pero como tengo la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, sencillamente no puedo evitarlo. El Señor ha sido el autor material de cada espacio de lectura, y su inspiración divina ha recorrido distancias insondables en mi ser; Él es mi razón, mi motivo y mi impulso; y en miras de conocerle más, ha valido la pena cada esfuerzo. Solo su presencia puede poner el querer como el hacer, y lograr que los propósitos que pretendes alcanzar para su Gloria, no se queden en simples pensamientos o deseos. Mi Dios ha sido muy bueno, y en este tiempo solo he caminado por gracia y a través de la fe; con la mirada puesta en lo invisible, pues es justo allí, donde se encuentra nuestra verdadera realidad. Hoy amo mucho más su Palabra, y en consecuencia, lo amo mucho más a Él. Gloria a su nombre por siempre y para siempre. Amén. 

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