viernes, 4 de abril de 2014

Si fuese como María

Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. Lucas 1:38


Una mujer, un propósito, un llamado, traer al mundo al gran hijo de Dios; el mesías, el Salvador de toda la humanidad. El Espíritu Santo fué sobre María, y el poder del Altísimo la cubrió con su sombra; de esta mujer, favorecida, llena de gracia y escogida entre todas se desprende uno de los mayores ejemplos de obediencia y sumisión de todos los tiempos, al no rehusarse a cumplir la voluntad perfecta de Dios.


Maria humilde y sencilla entendió la grandeza que se desprendía de la petición de Dios, y se alegró y se regocijó su alma por haber sido escogida para cargar en su vientre a Jesucristo, al Señor. Esta mujer fué bendita entre las demás, hallando gracia delante de los ojos de Dios. Era tan grande el amor de Maria hacia Dios, que su respuesta inmediata fué acceder a lo que el Creador le estaba pidiendo. Ella, pudo llenarse de temores y confusión, después de todo se le estaba pidiendo ser clave en la historia de la salvación del mundo, sin embargo, contrario a eso, María reflejo una profunda paz al aceptar que Dios hiciese con ella conforme a su voluntad; sin dudarlo se sujetó y obedeció. 


Ante la evidencia de este modelo de obediencia, podemos pedir a Dios con ferviente deseo, que nos enseñe a cultivar las virtudes de María, que sin dudar dijo: "Si Señor"; que quite de nosotros ese temor que sentimos al no dejar que EL tome el completo control de nuestras vidas; que nos ayude a ceder nuestros planes y deseos a su voluntad perfecta; que podamos entender que fuimos creados solo para ser instrumento suyo y que EL sea quien dirija nuestras vidas, para que también podamos decir en todo momento: "Si Señor"; si quiero hacer lo que me pides, si puedo servirte. Enséñanos Señor a decirte que si. 

Poderoso Dios

Tu, que abres el mar para que en seco podamos cruzar; Poderoso Dios. 
Tu, que aun puedes convertir mi agua en vino; Poderoso Dios.
Tu, que cuando dices al viento que se calme el se calma; Poderoso Dios.
Tu, que por amor entregaste lo mas amado para salvar; Poderoso Dios.
Tu, que con tu mano hiciste todo el universo y lo que en el habita; Poderoso Dios.
Tu, que las tinieblas las disipas con tu luz; Poderoso Dios.
Tu, que abres camino en el desierto y ríos en la soledad; Poderoso Dios.
Tu, que me sostienes de mi mano derecha; Poderoso Dios.
Tu, que en medio de la sequía haces llover; Poderoso Dios.
Tu, que puedes mover las montañas de un lugar a otro; Poderoso Dios.
Tu, que resucitas a los que duermen; Poderoso Dios.
Tu, que dejas atrás lo pasado y haces todas las cosas nuevas; Poderoso Dios.
Tu, que das vida a los huesos; Poderoso Dios.
Tu, que salvas aun del horno de fuego ardiente; Poderoso Dios.
Tu, que haces llover maná del cielo; Poderoso Dios.
Tu, que me escogiste, nombre me diste y tuya me hiciste; Poderoso Dios.