viernes, 29 de marzo de 2019

En el horno de fuego ardiente


En el horno de fuego ardiente donde fueron arrojados los tres amigos de Daniel, no se veían sólo ellos, sino que había una cuarta persona con aspecto de Ángel a su lado, que era la mismísima presencia del Dios vivo. Las llamas eran tan grandes y tan intensas que consumieron a los soldados responsables de arrojar a estos hombres dentro. Pero esa cuarta persona se ocupó de que ellos tres se pasearan allí sin que nada les pasara. Es verdad que hemos vivido circunstancias que pareciera como si quisieran hacernos cenizas, y así como éstos amigos, hemos tenido que decidir si dejarnos consumir por ellas, o permanecer anclados en la roca de nuestra salvación. Es dentro de las ardientes y crueles llamas de las dificultades, donde la fe y la fidelidad dan origen a la derrota del enemigo. Es el horno el que te refina, te funde y te limpia, para luego hacerte brillar y darte más valor. Allí no entras para ser consumido, sino reconocido. Los tres amigos salieron del horno con su ropa intacta, triunfantes y sin siquiera olor a humo. Porque cuando un hijo de Dios entra con fe en una prueba, no existe temperatura lo suficientemente alta que lo logre vencer 🥊 Yo se que asi como ellos, hemos preferido resistir, que rendirnos; y creo que este es también es el tiempo de salir del horno, para que el mismo Satanás asombrado tenga que darle la Gloria a Dios por lo que hizo. ¡CREELO!


Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él. Daniel 3:28 

miércoles, 20 de marzo de 2019

Dios guarda silencio


Durante mucho tiempo el Señor se mantuvo hablando a su pueblo a través de los Profetas, que eran hombres especiales a quienes él escogía para dar su mensaje y a través de los cuales se escribió su Palabra. Sin embargo, después del último de ellos que encontramos en el AT, el Señor guardó silencio durante 400 años hasta el acontecimiento más esperado por Israel: El nacimiento de Cristo. Este tiempo de silencio fue precedido por una conducta muy reprochable de parte del pueblo, ellos habían vuelto de la cautividad pero seguían reincidiendo en los mismos pecados que los apartaban de Dios. A través de Malaquías, el Señor les advierte que se arrepientan y PREPARA en silencio el escenario para la llegada de quien los salvaría de sus pecados y los traería de nuevo a Dios.
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Existen periodos o temporadas en los que nos parece no estar escuchando a Dios, donde sentimos que Él ha escondido de nosotros su rostro y nos ha puesto “en espera”. Quizás no entendemos porque debemos atravesar esos espacios en donde no es tan fácil esperar a que Él actúe a nuestro favor y nos salve. Pero así como durante mucho tiempo el Señor estuvo callado, preparando y procesando a Israel para su liberación, también nos prepara a nosotros para llevarnos del silencio a nuestra mejor temporada. Todo tiempo de espera, o de pausa en la vida de los que creen, debe suponer necesariamente un tiempo de crecimiento espiritual, un tiempo de orden, y de alinearnos a los propósitos eternos por los que fuimos diseñados. El no calla por capricho, o para atormentarnos, al contrario, es para que aprendamos a depender aún más de Él y para que confiemos en que lo que vendrá, será mayor a lo que perdimos. Después del silencio en el registro bíblico de la voz de Dios, apareció Cristo, y de igual forma, todo silencio o desierto en nuestras vidas, es para llevarnos directamente a los pies de Jesús y a las bendiciones que tiene listas y aguardando por nosotros. 

Cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos. 5 Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. Gálatas 4:4

viernes, 15 de marzo de 2019

Guerreros en combate


La Palabra de Dios dice que sus hijos debemos tomar el escudo de la fe para poder apagar los dardos de fuego del maligno, pero para eso debes entender que los escudos protegen solamente a los guerreros en combate. Hasta que no estés convencido y persuadido de que en esta tierra estás peleando una buena batalla, no creerás que necesariamente debes usar armas. El que no piensa en su mente que va a pelear, ¿De que tendria que estar protegido? Pero el que sabe que en su vida como creyente existe una constante lucha contra fuerzas espirituales de maldad, anda cubierto con la fe todo el tiempo, y no deja tirado su escudo por ahí. En palabras de Jesús, la fe no debe faltar en la vida del creyente. ¡Porque es la que te defiende! La que te hace infalible. La que deja sin efecto esas flechas encendidas que vienen directamente del reino de las tinieblas. Y la que te hace resistente de modo que el enemigo se canse y no le quede más que huir de TI.
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El Señor nunca te habría dotado de algún recurso que no vayas a utilizar, ni te habría llamado como soldado sino vas a combatir. Satanás levantará en contra tuya y de los tuyos argumentos, acusaciones, y obstáculos que necesitan ser destruidos y derribados mediante una pelea de FE (2° Co. 10:5). Por eso cada día debes RESISTIR en la lucha y deshacer toda obra de las tinieblas. El justo vive por FE, por eso en este mundo antagónico de Dios, el guerrero anda bien vestido y cubierto por su confianza en el Señor. Sin fe, No hay vida. Ni hay garantía de salir triunfador en el combate. Así que hoy, como todos los días, cree en el ruego que el mismo Jesús hace por ti y que tu escudo NUNCA FALTE. ¡100% Protegidos!

Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. Efesios 6:16

martes, 12 de marzo de 2019

No seas fuerte, sé dependiente


¿No es lo que escuchas con mucha frecuencia cierto? Porque en la actualidad, estamos tan ocupados tratando de ser menos vulnerables, menos débiles y menos frágiles que olvidamos que Dios no necesita nuestra fuerza, nosotros necesitamos la suya. Cuando el Señor dijo que debíamos ser como niños para poder entrar en su reino, fue porque ellos no temen ser genuinos en su necesidad de dirección y protección. Ellos dependen de sus Padres para poder crecer, y para poder recibir todo lo que requieren. A ellos no les importa tener que llorar, tener que pedir, tener que mostrar su vulnerabilidad frente a su cuidador para ser saciados de alimento y de bien. A ellos no les importa tener que pedir permiso, tener que tomar la mano de su Padre para sentirse seguros, o tener que estar sometidos bajo su autoridad. Ellos no necesitan fuerza porque saben que hay alguien MAYOR que la tiene por ellos. Ellos son obendientes y cumplen con lo que el Padre les dice. Ellos CONFIAN en que las decisiones que toma el Padre son las mejores para ellos, muchos de ellos ni siquiera preguntan. Si lo dijo papá, entonces debe estar bien. Ellos no acuden a otros por repuestas, las de su papá son siempre las más acertadas. 


Para un niño, aún cuando no lo entienda o no lo diga, su Padre siempre tiene razón. El niño siempre quiere estar cerca de su Padre, porque sabe que si se aleja, se siente triste y perdido. El salmista David dijo que confiaba en Dios como un niño, que su alma se tranquilizaba en su presencia como un niño se calma en el pecho de su madre. El que cree que ya creció, no toma la mano de su Padre. Y al sentirse superior, fuerte e independiente, vive su vida sin necesitar su respaldo o su aprobación. Simplemente camina por su cuenta... Vuelve a mi dice Jesús, porque el que quiera ser mayor, debe ser entonces el más pequeño. 


El pequeño vendrá a ser mil, el menor, una nación fuerte. Yo Jehová, a su tiempo lo apresuraré. Isaías 60:22 ❣

Les aseguro que para entrar en el reino de Dios, ustedes tienen que cambiar su manera de vivir y ser como niños. Mateo 18:3 ❣