viernes, 25 de noviembre de 2016

La Biblia en un año #Dia310

Hechos 13-15

En la Iglesia de Antioquía estando reunidos Bernabé, Simeón "el Negro", Lucio el del pueblo de Cirene, Menahem y Saulo, quienes eran maestros y profetas. Un día, mientras ellos estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo escogió a Bernabé y Saulo y fueron elegidos para realizar su primer viaje misionero. Ambos misioneros fueron primero a la región de Seleucia, y allí tomaron un barco que los llevó a la isla de Chipre. En cuanto llegaron al puerto de Salamina, comenzaron a anunciar el mensaje de Dios en las sinagogas de los judíos. Después atravesaron toda la isla y llegaron al puerto de Pafos, donde Saulo, que también se llamaba Pablo, reprendió a un judío que hacía brujerías y decía que hablaba de parte de Dios; allí el gobernador de Chipre se maravilló de la enseñanza acerca del Señor Jesús, y en verdad creyó en él. Luego Pablo y sus compañeros salieron de Pafos en barco rumbo a Panfilia y desembarcaron en la ciudad portuaria de Perge, y siguieron su viaje por tierra adentro hasta Antioquía de Pisidia. El día de descanso fueron a las reuniones de la sinagoga, allí Pablo empezó a hablar acerca de la historia del pueblo de Israel hasta llegar (al igual que Esteban) al reinado de David, pues allí les dijo, que era precisamente un descendiente del Rey David, Jesús, el Salvador de Israel prometido por Dios. También les habló del rechazo que sintieron muchos judíos y lideres religiosos hacia Jesús, y la forma tan dura como fue asesinado, aunque todo hubiese sido en cumplimiento de lo anunciado por los profetas. Sin embargo, Dios no dejó a Jesús en la tumba, lo hizo resucitar de entre los muertos; y por eso estaban Pablo y Bernabé en ese lugar, para anunciar que a pesar de todo lo rebeldes, crueles, duros y pecadores que hubiesen podido haber sido los que lo oían, Dios estaba dispuesto a perdonarlos, pues la ley de Moisés no podía librarlos de todos sus pecados, pero Dios perdonaría a todo aquel que creyere en Jesús. Cuando Pablo y sus amigos salieron de la sinagoga, la gente les rogó que volvieran el siguiente sábado y les hablaran más de todo esto; y muchos judíos, y algunos extranjeros que habían seguido la religión judía, se fueron con ellos. Al sábado siguiente, casi toda la gente de la ciudad se reunió en la sinagoga, para oír el mensaje de Dios que iban a dar Pablo y Bernabé, pero cuando los judíos vieron reunida a tanta gente, tuvieron envidia. Entonces comenzaron a decir que Pablo estaba equivocado en todo lo que decía, y también lo insultaron. Por esta razón Pablo les dijo que su obligación había sido darle el mensaje a ellos primero, pero que como ellos rechazaban el mensaje y creían que se merecían la vida eterna, entonces se lo anunciarían a quienes si lo recibieran. Cuando los que no eran judíos oyeron eso, se pusieron muy contentos y decían que el mensaje de Dios era bueno, y todos los que Dios había elegido para recibir la vida eterna creyeron en él.

Algunos religiosos rechazaron a Pablo y Bernabé y crearon planes para perseguirlos y echarlos de la región, entonces Pablo y Bernabé dirigieron su misión hacia Iconio. Cuando llegaron a esa ciudad, entraron juntos en la sinagoga de los judíos, allí hablaron a la gente acerca de Jesús, y muchos judíos y gente de otros pueblos creyeron en Jesús. Pero los judíos que no creyeron en Jesús hicieron que se enojaran los que no eran judíos, y los pusieron en contra de los seguidores de Jesús. La gente de Iconio no sabía qué hacer, pues unos apoyaban a los judíos, y otros a Pablo y a Bernabé. Entonces los judíos, y los que no eran judíos, se pusieron de acuerdo con los líderes de Iconio, y decidieron maltratar a Pablo y a Bernabé, y matarlos a pedradas; pero Pablo y Bernabé se dieron cuenta y huyeron a la región de Licaonia y sus alrededores. Allí anunciaron las buenas noticias en los pueblos de Listra y Derbe. Estando en Listra, Pablo sanó a un hombre cojo de nacimiento, cuando la gente lo vio caminar, se maravilló tanto que quisieron adorar a Pablo y Bernabé y hasta quisieron levantar ofrendas y sacrificios en su nombre. Pablo y Bernabé rasgaron sus vestiduras cuando se dieron cuenta de aquel horror y le explicaron a todos allí que ellos no eran dioses sino eran simples hombres, y que debían arrepentirse de sus pecados y buscar a Dios; pero a pesar de lo que dijeron, no lograron convencer a la gente de que no rindiera sacrificios para ellos. Pero llegaron unos judíos de Iconio y Antioquía, y convencieron a la gente para que se pusiera en contra de Pablo, entonces la gente lo apedreó y, pensando que estaba muerto, lo arrastraron fuera del pueblo. Pero Pablo, rodeado de los seguidores de Jesús, se levantó y entró de nuevo en el pueblo. Al día siguiente, se fue con Bernabé al pueblo de Derbe. Pablo y Bernabé anunciaron las buenas noticias en Derbe, y mucha gente creyó en Jesús. Después volvieron a los pueblos de Listra, Iconio y Antioquía; allí visitaron a los que habían creído en Jesús, y les recomendaron que siguieran confiando en él. En esos días en Antioquía, hubo una discusión respecto a que si los nuevos creyentes debían circuncidarse o no, y para resolver ese conflicto, Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén a hablarlo con los apóstoles. Los apóstoles y los líderes de la iglesia se reunieron para tomar una decisión bien pensada, y después de una larga discusión, Pedro dijo que Dios había demostrado que amaba a los no judíos igual que a los judíos pues a todos les había dado el Espíritu Santo y que no hacía ninguna diferencia entre ellos; por lo que ellos no podían obligar a la gente no judía a cumplir con normas y leyes que ni ellos mismos, ni sus antepasados habían podido cumplir. Más bien, tanto los judíos, como los no judíos creyeron que eran salvos gracias a que Jesús los amó, por eso acordaron que no debían obligarlos a obedecer leyes innecesarias; pero si debían cumplir lo siguiente: No comer carne de animales que hayan sido sacrificados en honor a los ídolos; no comer sangre ni carne de animales que todavía tengan sangre adentro, y evitar las relaciones sexuales que la ley de Moisés prohibía. Después de pasar algún tiempo en Antioquía, Bernabé y Pablo se separan y Pablo eligió a Silas como compañero. Luego, los miembros de la iglesia de Antioquía los despidieron, rogándole a Dios que no dejara de amarlos y cuidarlos. Entonces Pablo y Silas salieron de allí y pasaron por las regiones de Siria y Cilicia, donde animaron a los miembros de las iglesias a seguir confiando en el Señor Jesús.


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