domingo, 6 de noviembre de 2016

La Biblia en un año #Dia281

Alto de Adoración semanal...


En esta ultima semana terminamos de leer las profecías concernientes al Mesías, para finalmente ser testigos de su llegada 400 años después. Mientras hacía mi recorrido por el libro de Mateo pensé en una sola palabra para describir al Señor Jesús: Perfecto. Él siempre fue sencillamente perfecto, y todo lo que hacía, lo hacía bien. Él es toda excelencia, y su nombre es insuperable. Cada cosa que hizo, cada palabra que dijo; sin fallas, sin defectos. Y aún así, perseguido, cuestionado, reprochado y desafiado por los principales lideres y autoridades religiosas de la época. En el Salmo N° 103 que leeremos en este día, David hace una invitación magistral a no olvidar ninguno de los beneficios de presencia de Dios, y también nos anima a alabarlo por todas sus grandes proezas y maravillas. Jesucristo es Dios, y en su llegada y paso por la tierra, hizo gala de su autoridad divina: Sanidad, liberación, enseñanzas, milagros y portentos. El es quien perdona todas nuestras iniquidades, El que sana todas nuestras dolencias; El que rescata del hoyo nuestra vida, El que nos corona de favores y misericordias; El que sacia de bien nuestra boca de modo que rejuvenezcamos como el águila. Es increíble pensar que un Dios con ese carácter pueda ser rechazado por muchos, pero así fue; y lo sigue siendo aún en este tiempo. En palabras del mismo Jesús: Muchos han sido llamados, pero muy pocos los escogidos. A Dios no se le bendice solo por lo que hace, sino por lo que Él es. Todo lo creado, todo lo que hay en su reino; sus ángeles, sus siervos, sus hijos, debemos alabar siempre al Señor, y todo nuestro ser debe bendecir su santo nombre. Eres maravilloso mi Señor, y te amo con todo mi corazón. 


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