domingo, 6 de noviembre de 2016

La Biblia en un año #Dia282

Mateo 24-25

El gran Mateo 24, ¿Que hijo de Dios no ha reflexionado reiteradamente en esta Palabra? En ella se encuentran descritas todas las señales que vendrán antes de la segunda venida de Cristo y del fin del mundo. Jesús era más que un profeta, Él era Dios; y con toda su autoridad divina, empezó a predecir eventos futuros cuando Él y sus discípulos salían del Templo en Jerusalén. Sus discípulos le señalaron los diversos edificios del templo, Pero Él les dijo que todos serían demolidos por completo, y que no quedaría ni una sola piedra sobre otra. Los discípulos con curiosidad siguieron preguntando cuando sucedería todo eso, y que señal marcaría su regreso y el fin del mundo, entonces el Señor Jesús les dijo que no dejaran que nadie los confundiera, porque muchos vendrían antes que Él afirmando que eran el Mesías, y de esa forma engañarían a muchos. El Señor les dijo que estuviesen atentos, pues antes de que Él regresara por segunda vez, oirían de guerras y de amenazas de guerras, y que no debían dejarse llevar por el pánico. También una nación entraría en guerra con otra, y un reino con otro reino; habría hambres y terremotos en muchas partes del mundo. Sin embargo, todo eso es solo sería el comienzo de los dolores del parto, luego vendrían más. Entonces a los discípulos de Jesús los arrestarían, los perseguirían y los matarían. En todo el mundo los odiarán por ser sus seguidores. Otra de las señales de las cuales habló Jesús, es que muchos se apartarían de Él, se traicionarían unos a otros y se odiarían. También Aparecerían muchos falsos profetas y engañarían a mucha gente. Abundaría el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriaría; pero el que se mantuviera firme hasta el fin, sería salvo. Y se predicaría la Buena Noticia acerca del reino por todo el mundo, de manera que todas las naciones la oirían; y entonces vendría el fin. No podemos creer en las palabras de alguien que nos diga: Mira, aquí esta el Mesías;  pues se levantarán falsos mesías y falsos profetas y realizarán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos de Dios. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Después de la tribulación de esos días, el sol se pondrá oscuro, y la luna dejará de brillar. Las estrellas caerán, y temblarán los poderes que están en el cielo. Entonces todos verán en el cielo una señal, la cual indicará que Jesús viene de nuevo. Y cuando lo vean venir entre las nubes del cielo, con mucho poder y gloria, todos los países del mundo temblarán de miedo. Él mismo enviará por todo el mundo a sus ángeles con una gran trompeta, para que reúnan a sus seguidores. Cuando veamos todas estas cosas, sepamos que el fin está cerca; más el día y la hora, nadie la conocerá; de modo que debemos estar alertas y preparados porque el Señor llegará cuando menos lo esperemos.

Muy pronto toda la Iglesia de Dios, saldrá a recibir a su novio, el gran Rey Jesucristo; y cuando lo hagamos, tenemos que ser semejantes a esas cinco vírgenes sabias, que llevan sus lamparas encendidas y con aceite extra para que la llama no se apague, y así poder encontrarnos con Él. El novio puede demorarse, pero nuestra actitud siempre debe ser aguardar por su llegada; como quien sabe que pronto lo vienen a buscar. Cuando Él llegue, y nuestras lámparas estén encendidas por el fuego de su Espíritu Santo, entraremos con él a la fiesta de bodas y la puerta será cerrada con llave. Para ese momento muchos tocaran a la puerta, y querrán poder entrar, pero el Señor desconocerá a todos aquellos que no hubiesen estado adorándolo y esperando su venida. El día y la hora, nadie la sabrá, por eso cada día, todos los días, debemos mantenernos firmes, como sacrificio vivos y santos en su honor. Mientras esperamos el regreso de nuestro Señor, debemos ser siervos buenos y fieles que hacen multiplicar y reproducir todas las bendiciones que Él ha depositado en nosotros, y poder honrarlo con una gran cosecha de lo que Él nos ha permitido sembrar. Con diligencia, con responsabilidad y con mucha disposición, pues a los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen. Cuando el Hijo del hombre regrese, vendrá como un rey poderoso, rodeado de ángeles, y se sentará en su trono. Gente de todos los países se presentará delante de Él, y allí juzgará las acciones de todos los habitantes de la tierra. Todo lo que hayamos hecho para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes Jesús considera como hermanos, es como si lo hubiésemos hecho para Él mismo, y seremos retribuidos por ello. Pero los malvados recibirán su castigo, y tristemente serán acreedores la condenación eterna. Las consecuencias negativas y lamentables para la gente malvada, serán interminables. Pero los que obedezcamos a Dios recibiremos la recompensa de la vida eterna. ¡Amén!


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