viernes, 18 de noviembre de 2016

La Biblia en un año #Dia302

Alto de adoración semanal...

Hay solo una cosa que podemos darle a Dios que no puede darse el mismo: Agradecimiento. La Biblia establece que el propósito de nuestra creación fue y es adorar a Dios y brindarle todo el honor que su persona merece. Y, aunque Él sea el dueño y Señor de todo el universo, siempre está esperando de sus hijos un simple GRACIAS. Pues ser agradecidos también es una forma de amar. El salmista escribió en el Salmo número 116 una acción de gracias por haber sido librado de la muerte, justamente como esos diez leprosos que leímos en días anteriores, que también fueron librados de su enfermedad. Pero, ¿Recuerdan? Sólo uno regresó alabando a Dios a grandes voces, y cayendo rostro en tierra a los pies de Jesús, le dio las gracias. El Señor en ese momento reclamó que los otros nueve no regresaran para dar Gloria a Dios, y hoy día, sigue demandando nuestro agradecimiento en virtud de los beneficios concedidos. El salmista inicia diciendo: Amo a Jehová pues ha oído mi voz y mis suplicas. Y vaya que esa es una buena y gran razón para amar a Dios. Debido a que él se inclina para escuchar, deseaba el autor orar más, mientras tuviera aliento su ser. La muerte lo había envuelto en sus cuerdas, los terrores de la tumba se apoderaron de él; lo único que veía era dificultad y dolor, entonces invocó el nombre del Señor y su bondad y misericordia lo salvó. Que bueno es él, que protege a los que tienen fe como de un niño, que hace descansar nuestras almas luego de haber estado al borde del abismo. Él nos rescata de la muerte, quita las lágrimas de nuestros ojos, y libra a nuestros pies de tropezar. Entonces, ¿Que podemos ofrecer a Dios por todo lo que hace a nuestro favor? Mostrándonos agradecidos, orando en su nombre, y cumpliéndole todas nuestras promesas en presencia de todo el que nos rodea. Lleva hoy a su altar una ofrenda de gratitud y bendice su nombre. Alaba a Dios porque Él es bueno, muy bueno contigo. Y solo de tus labios puede recibir la Gloria que su nombre merece.


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