miércoles, 9 de noviembre de 2016

La Biblia en un año #Dia287

Marcos 11-13

¡Cuando el Rey de de los judíos llegó a Jersusalén! Me encanta esta lectura, sobretodo porque yo también espero muy pronto poder hacer mi entrada triunfal en la capital israelita jaja Mientras Jesús entraba, muchos tendían sus capas por el camino, y otros tendían ramas que habían cortado en el campo. Y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: ¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas! los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley habían hecho del Templo de Dios un mercado popular, donde se hacían transacciones comerciales de todo tipo; esto indignó profundamente a Jesús, quien comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero a la gente, y los puestos de los que vendían palomas; y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas. entonces los religiosos y maestros de la ley comenzaron a buscar la manera de matar a Jesús, porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba admirada de su enseñanza. Entonces se acercaron a él para preguntarle con que autoridad hacía todas las cosas, pero Jesús se negó a decírselos. Realmente, ¿Por qué el hijo de Dios tendría que hacerlo? El Señor utilizó otra de sus parábolas para mostrarles que ellos estaban equivocados al no creer en Él, y que al tratar de apresarlo y matarlo, solo estaban firmando su sentencia de muerte. La piedra que rechazaron los constructores del templo era ahora la piedra principal; y por despreciarla, sufrirían las consecuencias. Al momento, los lideres quisieron arrestarlo, pero como tenían miedo de la gente, lo dejaron y se fueron. Intentaron tenderle otras trampas a Jesús para hacerlo caer y poder conseguir su detención, respecto al pago de impuestos, la resurrección, los mandamientos, entre otros, pero Jesús, en cada oportunidad, desmontaba todas sus pretensiones. Cuando los maestros de la Ley se dieron cuenta de que no podían hacerlo caer, ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas. Y toda la gente, que era mucha, escuchaba con gusto a Jesús. 

Al salir del Templo Jesús anunció que el mismo sería destruido, y que de todas las edificaciones no quedaría ni siquiera ni una piedra sobre otra. Luego de este anuncio, les declaró todas las señales antes de su segunda venida y del fin del mundo; donde por supuesto, los discípulos ávidos por respuestas, hacían muchas preguntas a Jesús. Lo primero que advirtió el Señor es que debían tener mucho cuidado de que nadie los engañara, porque vendrían muchos haciéndose pasar por Él; y dirían: Yo soy, engañando a mucha gente. Las guerras y las calamidades empezarían a ocurrir, pero todo eso sería necesario para que la palabra se cumpliera, y sin embargo, eso todavía no marcaría el fin, sino la cercanía del mismo. Una nación pelearía contra otra y un país haría guerra contra otro; y habría terremotos en muchos lugares, y hambres. Y esto, apenas sería el comienzo de los dolores. Durante estos tiempos desafiantes para los hijos de Dios, muchos seguidores de Jesucristo son perseguidos, golpeados, apresados y hasta asesinados; y todo esto será necesario para que el evangelio se anuncie en todas las naciones, y aún ante toda autoridad terrenal, donde cada hijo de Dios debe dar testimonio de Él. El Señor nos dice: no se preocupen ustedes por lo que hayan de decir cuando los entreguen a las autoridades, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo. Todo el mundo odiará a los seguidores de Jesús, pero el que siga firme hasta el fin, se salvará. En este tiempo, vendrán falsos mesías y falsos profetas; y harán señales y milagros, para engañar, de ser posible, hasta a los que Dios mismo ha escogido. Por eso debemos ser muy cautelosos y siempre mantenernos guiados en la verdad del Espíritu de Dios. Pasado el tiempo de sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales temblarán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Él mandará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el último rincón del cielo. Cuando veamos que suceden estas cosas, sepamos que el Hijo del hombre ya está a la puerta; pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre. Por lo tanto, mantengámonos despiertos y vigilantes, porque no sabemos cuándo llegará el momento; si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana; no sea que venga de repente y nos encuentre durmiendo.  Lo que nos dice Jesucristo a todos mediante esta palabra es: ¡Manténganse despiertos!


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