viernes, 28 de octubre de 2016

La Biblia en un año #Dia272

Alto de Adoración semanal...

Ya casi estoy por finalizar mi lectura del Antiguo Testamento, simplemente no lo puedo creer, pero si, es una realidad. Pocas cosas me dejan sin palabras, pero este momento lo ha logrado. Mientras terminamos de leer al profeta Zacarías, se abre la ventana de esperanza no solo para Israel, sino para todas las naciones de la tierra, con la llegada del Ser supremo más hermoso, excelso y sublime que podrá jamás existir, mi Cristo, el gran hijo de Dios. Estas predicciones concernientes al Mesías, son para mi, las más maravillosas; viene el Salvador a quitar el pecado del mundo, a rasgar el velo, a ser la puerta que nos lleva hasta Dios. Amo a Jesucristo, amo su presencia, amo su naturaleza, su persona, su esencia, amo todo lo que Él es. Meditando en el Salmo número cien, que nos corresponde en este día de lectura, los creyentes somo exhortados a la gratitud, pues ante la llegada del Rey de la tierra, deben cantar de alegría todos sus habitantes. Jesús vino a dar el regalo más precioso a toda la humanidad: El perdón de pecados y la vida eterna; y su autoridad y su señorío siempre deben ser reconocidos y alabados de acuerdo a la magnitud de su Ser. Reconozcamos hoy, una vez más, que el Señor es Dios, Él nos hizo, y le pertenecemos; somos su pueblo, ovejas de su prado. Entremos por sus puertas con acción de gracias; vayamos a sus atrios con alabanza; démosle gracias y alabemos su nombre. Pues el Señor es bueno, su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación. ¡Aleluya! Gracias Dios, gracias Jesucristo. Nadie nunca, podrá ocupar su lugar en mi corazón.


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