Alto de Adoración semanal…
Es tiempo de otro alto de adoración, y, aunque no
quiera repetir que el tiempo pasa muy rápido como cada semana lo hago;
¡Realmente va muy rápido! Ya terminé de leer el libro de Ezequiel, y la verdad
es que cada lectura fue una bocanada de aire fresco; desde su glorioso y
sobrenatural llamado, hasta el anuncio de esperanza para el restaurado Israel,
todo fue majestuoso y poderoso. El Señor constantemente manifestó a través de
Ezequiel, sus mensajes de juicio contra el incorregible Judá, pero también
mostró su misericordia estableciendo con el pueblo un nuevo y eterno pacto de
paz. Dios es muy bondadoso, pero también sabe ser muy justo; y su nación conoció
y vivió los efectos de ambas cualidades, así como también lo hacemos nosotros. Así como lo establece el Salmo N° 85 que nos
corresponde leer hoy, los israelitas disfrutaron el poder volver de la
cautividad y de haber sido perdonados de toda su iniquidad, razones suficientes
para caminar en lo sobrenatural; pero muchas veces los judíos, y aún hoy día,
los nuevos hijos de Dios, podemos reemplazar la vitalidad de su Espíritu por
tibieza, o pereza; y es justo allí donde satanás se arma para sumergirnos en un
fuerte letargo espiritual, del que muchas veces ni siquiera nos damos cuenta.
Si algo he aprendido en estos últimos meses en mi relación con Dios es que eres
tú mismo el responsable de avivar el fuego del don de Dios que Él encendió en
ti; nadie más. Él es propicio a nosotros, la bendición está allí, la unción
está allí, la vida en su presencia está allí; lista para que nosotros la
arrebatemos y la vivamos como verdaderos hijos del reino de los cielos. Hoy
debemos ser nuevos Ezequieles, nuevos salmistas que escuchen lo que habla
Jehová nuestro Dios, porque hablará paz a su pueblo y a sus santos para que no
se vuelvan nuevamente a sus necios caminos. Sin duda, la salvación de Dios está
cerca de los que le temen, y es ese pequeño grupo de fieles avivados, los que
se llenarán de su Gloria. Nadie más. No sé tú, pero yo quiero ser de esos,
quiero ser de los que CREEN.
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