jueves, 7 de enero de 2016

La Biblia en un año #Dia7

    He llegado con gozo y satisfacción a mi día número 7! Me ha encantado ir poco a poco recordando cosas que ya sabía y descubriendo cosas que desconocía; sobretodo me satisface darle a cada día su porción cronológica de las escrituras; recuerden que este ejercicio diario me está ayudando también con mi ansiedad y con aquello de dejarle a cada día su propios eventos. En este día, la Biblia que estoy leyendo hace un alto de "adoración semanal"; cada 7 días tendré un mini refrigerio para repasar alguna lectura si es necesario, y también leer un salmo en el cual podré orar y dirigir mi adoración al gran autor del magistral libro que estoy leyendo.

  Hasta ahora he recorrido la creación del universo, la desobediencia del hombre, la proliferación del pecado en el mundo, el arca de Noé y el nuevo pacto de Dios, la Torre de Babel y las promesas dadas por Dios a su amigo Abraham. En este momento de mi reto me encuentro: satisfecha. Ahora, a través del Salmo número 1, podre descubrir donde está la verdadera dicha y fortuna del creyente; ésta Biblia lo describe como el secreto de la felicidad.

    Como hombres y mujeres de Dios tenemos un compromiso de santidad y obediencia con el; no para nuestra amargura o pesar, sino para disfrutar de la felicidad plena que solo es concedida por nuestro Señor; por eso el Salmo número 1 describe ese estilo de creyente afortunado, realizado, pleno y feliz; es decir, el bienaventurado. Primero que nada este creyente no escucha el consejo de aquellos que no agradan a Dios; todos debemos saber algo, nuestros consejos a otros deben ser a luz de la Palabra, sino los llevaremos por el camino esquivocado, y una persona sin la luz de las escrituras, solo va a dirigirte a ciegas; este hombre o mujer de Dios no se sienta, es decir, no hace su establecimiento o permanencia en actitudes o normas de vida que no van en sintonia con lo que Dios espera; de acuerdo a este refrigerio: Las personas que han encontrado el secreto de la felicidad rechazan las decisiones, los compromisos y las convicciones de las personas que viven de espalda a Dios. En este punto de la lectura me siento: Advertida. Mosca, pila y pendiente.

   Seguido de esto, hay una referencia muy importante en este salmo además del hecho de evitar; porque realmente en el camino de la obediencia pueden presentarse dos vertientes: dejar de hacer o hacer... Para ser una hija de Dios verdaderamente feliz, dichosa y afortunada debo deleitarme en la Palabra de Dios, este es mi hacer; debo sentirme agradada, motivada, y animada por las escrituras a hacer lo que a Dios le agrada y contentarme en lo que El tiene que decirme. Con una disposición absoluta de indagar, escudriñar y aplicar su Palabra; solo así podre crecer para convertirme en un bello árbol cargado de frutos que otros también querrán comer para ser saludablemente alimentados. En este punto me encuentro: motivada. Si la Biblia es la Palabra de Dios, y hago de ella mi deleite de noche y día, como no podría bendecir e impactar todo mi entorno? Estaría repartiendo a otros lo que Dios quiere decir! Lo que El espera de nosotros, el plan que tiene para nuestras vidas, el deseo de su corazón! En verdad, apenas estoy leyendo y y me siento contenta. Esto no es un juego; es la mejor de las realidades por vivir.

    Este no es un árbol estéril, no es un árbol inútil, no es un árbol lleno de ramas secas y débiles, no es un árbol dañado, no es de esos a los que prefieren cortar para que sea quemado, después de todo, así daría un poco de utilidad... Este árbol que ama la Palabra de Dios y que evita a toda costa andar o permanecer con aquellos que no tienen tiempo para El, es un árbol plantado junto a corrientes de agua... Cuyas hojas no se marchitan, que siempre prospera y que da su fruto a tiempo, cuando se necesita, cuando es debido. Yo quiero ser ese árbol lleno de vida Señor... Créeme que lo quiero ser. 


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