sábado, 30 de enero de 2016

La Biblia en un año #Dia30

Éxodo 32-34

   Llegue al día 30!!! Ya mañana finalizo el primer mes de mi reto! Aún faltan once meses más pero esto es un estimulo sin  duda alguna. Hoy vamos a leer y escribir rápidito (pero con atención) porque tuve un día repleto de actividades, faltan diez minutos para las doce de la noche, es sábado, mañana hay Iglesia temprano y bueno, ustedes entienden. 

   Como Moisés se encontraba hacia mucho en la montaña de Sinaí hablando con el Señor respecto a las demás directrices que éste le estaba dando, a los israelitas se les ocurrió una brillante idea: Hacer ellos mismo un Dios para que fuese su guía y protector. Yo creo que las personas que hicieron esto realmente no habían creído en  el verdadero Dios de Israel; hasta Aarón, que había sido escogido por el Señor como Sacerdote principal del pueblo, contribuyó en la formación del ahora ídolo de todos, el becerro de oro. Ellos se referían al becerro como: El Dios que los sacó de Egipto. Definitivamente ninguno de los que cometieron tal perversidad delante de los ojos de Dios lo amaba con sinceridad. Al becerro además, le construyeron un altar y ofrecieron  fiesta en su honor. 

   El Señor ordena a Moisés que baje de la montaña, y le dice que destruiría al pueblo por su desobediencia pero que preservaría a sus descendientes y haría de ellos una gran nación; Moisés sin embargo, intercede por el pueblo y el Señor decide no destruirlos. Cuando llega al campamento y los ve a todos celebrando y bailando, echo al fuego las tablas de la ley que Dios mismo había escrito para ellos y también arrojó al fuego al becerro hasta destruirlo y hacerlo polvo. Enseguida reclamó a Aarón por tal conducta y el solo supo darle excusas, cuando la realidad era que él no había podido controlar al pueblo. Ese día, los levitas se unieron a Moisés permaneciendo firmes y rehusándose a adorar al becerro, por lo que fueron los encargados de matar en esa oportunidad a unas tres mil personas que fueron desobedientes a Dios. 

   En estos capítulos, Moisés hace una oración especial al Señor, una que me gusta muchísimo por cierto; y le dice que en el trayecto hacia la tierra prometida, quería saber quien iría con él; además le dijo que quería conocerlo más a fondo y hallar gracia en sus ojos; el Señor da a Moisés la mejor repuesta de todas: Yo iré contigo y te daré descanso. ¿Será que hacía falta mas? Además le prometió hacer pasar delante de él todo su bien, y que proclamaría su nombre en él. El Señor quiso restablecer su pacto nuevamente con los israelitas a través de Moisés y le pidió que tallara de nuevo dos tablas de piedra para volver a escribir sus palabras. En la montaña de Sinaí volvieron a encontrarse Dios y Moisés; Moisés sigue intercediendo por el pueblo y Dios le promete que todos serían testigos de su poder; y que realizaría milagros en ese pueblo como en ninguna otra nación; pero también le advirtió que en la tierra hacia donde se dirigían no podían adorar a ningún otro Dios que no fuese él porque él era un Dios celoso.

   Hoy en día, Dios sigue siendo celoso de su posición como el ÚNICO Dios sobre toda la tierra y condena la idolatría y las fiestas paganas en honor a dioses falsos; hoy en día la gente sigue recibiendo consecuencias nefastas y juicios desagradables a causa de la desobediencia, pero algunas cegueras espirituales son tan grandes que se mantienen de espaldas a Dios, robándole su primer lugar, su majestad; para dársela a yesos que tienen ojos pero no ven y que tienen oídos pero no oyen... La mayoría de estas personas dice conocer a Dios y creer en El, pero realmente su corazón está tan lejos de El... Cada culto rendido a los nuevos becerros de oro lo evidencia más y más. Que triste es imitar lo malo y rechazar lo bueno... Oro para que esta situación cambie a mi alrededor en el nombre de Jesús en mi amado país, en mi familia y en todo aquel que me rodea que necesita volver su rostro al Señor. 


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