Éxodo
3-6
Como dije el día de ayer, nuestro amado Dios
tenía resuelto el destino de Moisés y claramente tenia resuelto también el
destino de los Israelitas, por lo que para su inminente liberación comisiona a
la persona que había guardado y apartado para El desde un principio, si, el
mismo Moisés. El Señor le dijo a Moisés, en medio de un arbusto prendido en
fuego: He visto como sufre mi pueblo por eso voy a salvarlos. En este punto de
la lectura me siento: contenta. ¡Me encanta esa forma tan sin igual que tiene
el Señor de llegar, así como un superhéroe! ¡Y es que él lo es! El más poderoso
entre cualquiera; de hecho, es el único TODOPODEROSO.
El Señor anunció a Moisés que llevaría a su
pueblo a una tierra fértil y espaciosa, donde fluía la leche y la miel y que
sería el mismo Moisés el encargado de llevarlos hasta allá. Aquí viene la
respuesta que casi todos (por no decir todos) damos cuando Dios nos llama: ¿Quién
soy yo Señor, para semejante tarea? Yo creo, me tomaré un gran atrevimiento al
tratar de entender la mente de mi gran Dios, que él se espera ese tipo de
respuestas de nuestra parte. Esta fue la primera excusa de Moisés. Frente a lo
que Dios dijo: Yo estaré contigo. Al parecer esto no fue suficiente porque
Moisés vuelve a excusarse: ¿Y qué les responderé cuando me pregunten en nombre
de quién voy? Un momento, no puedo criticar a Moisés; conociéndome, si yo
hubiese sido comisionada para tal tarea también le habría preguntado al Señor
todos y cada uno de los detalles. Y repito, seguro el Señor espera tales
reacciones de mí. Si unas amiguitas mías que quiero mucho leen esta publicación
dirían: ¡Si Chris, tu eres fuerte! Jaja Pero
bueno volvamos. Delante de esta segunda repuesta de Moisés, Dios dice: Yo soy
el que soy, dile al pueblo: Yo soy me ha enviado a ustedes. ¡Me fascina esta
respuesta y esta actitud del Señor!
Aún así, Moisés volvió a protestar… (En este
punto hasta yo me estoy cansando), y dice: ¿Y si no me creen?. ¿Uno siempre
tiene esa duda no? Como si fuésemos nosotros los encargados de convencer;
nuestro trabajo es dar el mensaje, lo demás lo hace Dios; aunque sin duda esto
no es tan fácil de comprender. Frente a la duda de Moisés el Señor lo dota de
dos señales de su poder para que mostrase al pueblo y así se convencieran de
que iba de parte del Señor, la vara convertida en serpiente (y viceversa) y su
mano afectada y luego sanada en el mismo acto. ¡Pero, vino la cuarta replica de
Moisés! Si, ya van cuatro… Dios de verdad que nos ama y no tiene paciencia
sin fin… Moisés aun repleto de dudas dice: Señor no tengo facilidad para
hablar, soy torpe de habla y lento de lengua. Sin embargo, el Señor insistió: ¿No
soy yo quien decide si una persona habla o no habla? Ve, yo estaré contigo y te
enseñare lo que debes decir.
A Moisés se le estaban acabando las excusas por
lo que al final solo dice lo que seguro quería decir en principio: Señor por
favor envía a otro. (Esto me recuerda las conversaciones con mi mamá cuando me
pide algo). Dios se molesta ante las réplicas de Moisés, pero igual le provee
la presencia de su hermano Aarón para que fuese su vocero y lo ayudara. El
Señor en verdad nos tiene tanta paciencia, hasta un compañero le dieron a
Moisés. ¿Y qué necesarios son los hermanos, su compañía y su ayuda cierto? Tal
cual el Señor me ha brindado el soporte de las personas correctas en el momento
preciso que han añadido bendición a mi vida y será algo que le agradeceré por
siempre. No tengo dudas de que en verdad mejor son dos que uno.
Finalmente, Moisés obedece, después de tanto…
Por lo que Aarón y él se dirigen al Pueblo de Israel y ellos creyeron lo que decían
de parte de Dios tal como Dios lo había predicho. Moisés y Aarón hablan con el
Rey para que les permitiese ir al desierto y empieza la travesía, el Rey se
negaba y ellos insistían. La furia del Rey contra los hebreos se multiplicaba,
así como el trabajo pesado que les daba a causa de las palabras de Moisés y Aarón,
por lo que los Israelitas se encontraban aún más alterados y decepcionados.
Todo parecía haber empeorado, que bueno que se quien tiene el control. Moisés
se desespera delante de Dios por esta situación y aquí viene mi superhéroe: Yo
soy JEHOVÁ, yo los sacaré, yo los libraré, yo los redimiré; serán mi pueblo y
yo seré su Dios. ¿Grandes palabras cierto? Y no las dijo cualquiera. El Señor
tenía todo resuelto y pronto lo iba a hacer evidente, nada iba a interferir o a
impedir que Dios cumpliera sus palabras y sus promesas respecto a Israel.
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