lunes, 25 de enero de 2016

La Biblia en un año #Dia25

   Después de que el pueblo recibiera alimento del cielo y agua de una roca, al llegar al monte Sinaí, el Señor solo les pidió algo: obediencia. Dice el mismo Dios a través de Moisés al pueblo que si obedecían y cumplían su pacto serían su especial tesoro sobre la tierra; serían un reino de sacerdotes, una nación santa; frente a esto, los israelitas dijeron: haremos lo que el Señor nos diga. Por esta razón Dios mismo se manifestaría a todo el pueblo y les comunicaría los mandamientos que debían guardar.

   Al pie de la montaña del Sinaí iría el pueblo de Israel tres días después de haberle dicho el Señor a Moisés que iba a manifestarse a ellos allí, en ese momento y lugar Dios dijo a su tesoro especial lo siguiente:

  1. No tendrán dioses ajenos delante de mi.
  2. No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
  3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.
  4. Acuérdate del día de reposo.
  5. Honra a tu padre y a tu madre.
  6. No matarás.
  7. No cometerás adulterio.
  8. No hurtarás.
  9. no hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
  10. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni cosa alguna.
   ¿Parece sencillito no? Solo diez cositas para honrar y bendecir el nombre de Dios... Sin embargo no fue ni es tan fácil. Este es realmente el único sacrificio que Dios espera de nosotros, que estemos apartados en obediencia para ÉL, sin embargo sabemos que desde el inicio del mundo esto no ha sido tan natural para los seres humanos. Que bueno que Dios mismo, en su infinita sabiduría y misericordia, dio la provisión perfecta y esencial para resolver este problema con el pecado... Esa provisión es mi vida entera. 


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