2° Samuel 1-4
Es tiempo de leer el segundo libro de Samuel, espacio en el cual, la vida del profeta ya había concluido. Este libro da inicio al hecho más esperado, el reinado de David, y también reseña la historia de su vida. Cuando David se enteró de la muerte de Saúl, él y sus hombres rompieron su ropa para mostrar su dolor y entonó un canto para expresar su tristeza por la muerte de Saúl y Jonatán. Que cosas no? Podría pensarse que una vez muerto Saúl, David se sentiría aliviado y hasta agradecido, sin embargo, lloró y se lamentó, pues a pesar de todos los errores de Saúl y del daño que siempre quiso hacerle, David nunca pudo odiarlo; al contrario, honró a Saúl toda su vida por ser la autoridad impuesta por Dios, y se rehusó a llevar a cabo una venganza personal contra él, esto demuestra que el corazón de David estaba lleno de la presencia de Dios.
La ascensión al trono por parte de David no fue automática después de la muerte de Saúl; primero reinó sobre Judá, e Is-Boset un hijo sobreviviente de Saúl, usurpa el poder en el norte reinando sobre Israel y trayendo como consecuencia una guerra civil entre Israel y Judá. Los únicos que reconocieron a David como rey fueron los de Judá, por eso David se quedó en Hebrón, y fue rey de Judá durante siete años y medio. Abner, jefe del ejercito de Saúl intenta llegar a un acuerdo con David para que éste pudiera gobernar sobre todo Israel, pero Joab, quien comandaba al ejercito israelita, mató a Abner. David se lamentó por la muerte de Abner y maldijo a Joab y a toda su familia; David lloraba sin consuelo en la tumba de Abner, por lo que la gente se dio cuenta de que David no era culpable de su muerte.
Cuando Is-Boset supo que habían matado a Abner en Hebrón, se preocupó mucho, pues se dio cuenta de que ya no podría seguir siendo rey. Todos en Israel también se preocuparon. Is-Boset también muere asesinado en manos de dos hombres pertenecientes a su ejercito, quienes hicieron esto creyendo que David se agradaría porque finalmente iba a poder reinar sobre todo Israel; Pero David les contestó: Así como Dios me ha protegido del mal, yo les juro que ustedes merecen la muerte por haber hecho esto; y enseguida ordenó David que los mataran por haber cometido ese terrible crimen. En este día de lectura, lamentablemente, la intriga y la violencia dieron origen a algo: la muerte. Ahora David se encuentra finalmente en camino a ser el rey de un Israel unido, más de 7 años después de la muerte de Saúl.
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