jueves, 3 de marzo de 2016

La Biblia en un año #Dia63

    Josué 9-12   

   ¡Dios peleaba por los israelitas! Así exclama la escritura frente a las victorias obtenidas por el pueblo mientras se adentraban a su tierra prometida, derrotaron a los amorreos de la misma forma en que Dios les había hecho derrotar a Jericó y a la ciudad de Haí. Durante la batalla contra los amorreos Dios dejó caer sobre ellos grandes piedras de granizo y el granizo mató más hombres que el ejército israelita. El día en que Dios les dio la victoria sobre los amorreos, Josué oró a Dios, y delante de todos los israelitas exclamó: «Sol, no te muevas; quédate en Gabaón. Y tú, luna, espera en el valle de Aialón. El sol se quedó quieto en medio del cielo, y durante casi un día entero no se ocultó hasta que los israelitas se vengaron de sus enemigos. Relatan las escrituras que jamás hubo ni habrá un día como éste, en que Dios escuchó los ruegos de un hombre. Ahorita precisamente me encuentro frente a un nuevo tratamiento de Dios respecto a mi disciplina de oración; Josué hizo detener el sol con su oración porque Dios estaba con él, ¿y yo? ¿Qué he hecho con la mía? Estaré totalmente apercibida de la poderosa herramienta que tengo en mis manos? Preguntas saltan a mi mente con esta Palabra y en respuesta, se que Dios quiere que mi  fe no falte, que no vacile, que no desmaye; el desea que sea MAYOR. 

Posteriormente Josué y los israelitas conquistaron la ciudad de Maceda y Libna, "el Señor las entregó en manos de Israel"; esta frase me gusta porque es siempre Dios quien entrega la victoria en nuestras manos; los israelitas no debían pensar lo contrario y nosotros tampoco, no eran ellos, no somos nosotros, es su presencia. Asimismo combatieron contra Laquis, Eglón, Hebrón, Debir;  Hirió, pues, Josué toda la región de las montañas, del Neguev, de los llanos y de las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenía vida lo mató, como Jehová Dios de Israel se lo había mandado. Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel. Se repite: Jehová peleaba por Israel. En este punto podría hacer una pregunta que siempre nos hacía un profesor en la universidad mientras nos explicaba algo: -¿me siguen hasta acá?- "No es mi guerra sino la de Dios!".

Todos temían al pueblo de Israel porque habían derrotado a todos estos grandes territorios (yo también les hubiese temido siendo el caso), los reyes pedían ayuda a las naciones vecinas para que unidos pudieran derrotar a Israel pero no lo conseguían. Todos los cananeos de ambos lados del Jordán, los amorreos, los hititas, los ferezeos, los jebuseos de las montañas, los heveos, todos los reyes de la zona montañosa del norte; los reyes del valle del Jordán, los reyes de las colinas de Galilea; los reyes de Nafot-dor, al occidente, se unieron al rey Jabín, de Hazor, al rey Jobab, de Madón, al rey de Simrón, y al rey de Acsaf para pelear contra Israel y nuevamente el Señor les dio la victoria y conquistaron todas las regiones. Josué tomó control de todo el territorio, tal como el Señor le había indicado a Moisés. Le dio la tierra al pueblo de Israel como su preciada posesión y repartió el territorio entre las tribus. Entonces por fin la tierra descansó de la guerra.





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