jueves, 17 de marzo de 2016

La Biblia en un año #Dia 76

    1° Samuel 4-8

    Cuando Dios llama es para cumplir grandes propósitos, y esto es evidente en la vida de Samuel. Después de recibir la visión por parte de Dios de lo que le sucedería a los hijos de Elí y a los demás descendientes de los Levitas, tuvo que enfrentarse a la captura del Arca del pacto por parte de los Filisteos. Una vez que se presentó el combate entre Israelitas y Filisteos, los israelitas pensaron que llevando el Arca del pacto al sitio de combate Dios iba a poder protegerlos (buscando protección con desobediencia, ¿quién mas ha tenido este brillante pensamiento?); sin embargo, los Filisteos terminaron matando a 30 mil israelitas, tomaron el Arca y también mataron a Hofni y Fines, hijos de Elí. Cuando Elí se enteró de toda esta tragedia se fue de espaldas, cayó junto a la puerta y se quebró el cuello, allí murió. Había sido líder de Israel cuarenta años.

    Estos Filisteos no tenían temor alguno de Dios, una vez que capturaron el Arca del pacto de Dios, la pusieron en su templo, junto a la estatua del dios Dagón; este "dios", mientras estuvo con el Arca amanecía en el suelo, y Dios castigó a toda la gente que robó el Arca duramente, lo mismo que a los pueblos vecinos; hizo que les salieran tumores, y todos sufrían mucho. Asimismo sucedió con los habitantes de Gat cuando enviaron a ellos el Arca; después de ésto, los filisteos se arrepintieron de haber tomado el Arca y finalmente decidieron devolverla a los israelitas. El Arca reposó en Quiriat-jearim durante veinte años, y todos los israelitas lloraban y buscaban a Dios. Samuel les dijo que sólo adorando a Dios podían ser librados del poder de los Filisteos; ellos ofrendaron a Dios y ayunaron, en este entonces Samuel empezó a gobernarlos.

    Los Filisteos decidieron atacar a Israel nuevamente, pero Samuel clamó al Señor para que los protegiera, y, ¿como cambian las cosas cuando adoramos a Dios cierto? Dios escuchó a Samuel, y envió fuertes y espantosos truenos, cuando los filisteos los oyeron, se llenaron de terror y salieron corriendo; Los israelitas persiguieron a los filisteos y los vencieron. Samuel tenía dos hijos; y cuando el envejeció, puso a sus hijos para que gobernaran a Israel; pero en este caso no se cumple eso de que "de tal palo tal astilla", los hijos de Samuel eran injustos, avaros y se dejaban sobornar; por esta razón los israelitas pidieron un Rey. El Señor sabía que al pedir un Rey no rechazaban a Samuel o a sus hijos, sino a El mismo! Pero igual le dijo a Samuel que les diese el Rey que pedían, eso si, tener un Rey traería sus compromisos; tendrían que trabajar para él, ser sus esclavos, darle sus mejores campos y cultivos y uno de cada diez de sus animales, y darle la décima parte de sus cosechas; además, sus hijas debían servirle preparando para él perfumes y comida, entre otras muchas obligaciones; aunque Samuel les advirtió a los israelitas todo esto, ellos no le hicieron caso, querían un Rey, ellos querían ser como las otras naciones; parecer que no habían entendido que sencillamente, ellos NO eran como otras naciones. A pesar de que esto entristeció a Dios, los complació. Ya veremos como les va con esta decisión.








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