martes, 8 de marzo de 2016

LA Biblia en un año #Dia67

    Hoy me corresponde mi alto de adoración semanal, aunque de verdad debió haber sido ayer 7 de marzo y no hoy 8; parece ser que tuve un pequeño problema con el calendario y ayer estaba muy segura de que era 6! ¿Puede ser eso posible? pues al parecer si, estaba un poco mal ubicada en tiempo y espacio. Pensaré en eso como algo positivo, quizás había estado tan relajada y feliz, que perdí la noción del tiempo. Hace mucho no me pasaba jaja

    Hoy debo leer uno de mis Salmos favoritos, el N° 18; este salmo inicia con la frase: Te amo... Y yo soy una romántica empedernida. Muy rara vez oro al Señor sin decirle que es mi amado, mi amor, mi tesoro encontrado. Respecto a lo que el salmista declara en esta parte de la escritura hay una evidente similitud con el tratamiento que Dios había tenido con los israelitas una vez que fueron adentrándose hacía la tierra prometida; establece la Palabra de Dios que el Señor siempre entregaría la victoria en manos del pueblo de Israel, que peleaba por ellos, que los protegía; pero esperaba de ellos un pacto de obediencia y santidad. David escribe acerca de la ayuda, el auxilio y la salvación de Dios frente a sus enemigos, pero también confiesa haber guardado sus caminos y haber sido recto delante de El. 

    David estaba totalmente consciente de que era Dios quien lo ceñía de poder; con quien pudo desbaratar ejércitos y asaltar muros; El adiestró sus manos para la batalla, por eso pudo poner a sus enemigos bajo sus pies; y David honró al Señor con su obediencia, adoración y fidelidad, lo mismo que le pedía a los israelitas en su momento cuando llegasen dentro de Canaán: Vivan apartados para mi. La recompensa de Dios estuvo con el salmista conforme a la limpieza de sus manos frente a su vista (v. 24), así desea hoy mismo que con limpieza de manos y pureza de corazón nos acerquemos delante de El para recibir la victoria que ya ha preparado para nosotros.


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