viernes, 25 de marzo de 2016

La Biblia en un año #Dia85

    2° Samuel 5-7

    Ahora se ha cumplido la promesa de Dios de que David llegaría a ser el líder y el jefe de todo Israel, por lo que los lideres de la nación derramaron aceite sobre su cabeza y lo proclamaron. Me gusta cuando la escritura señala la edad de las personas de quien trata, en este caso, establece la Palabra que David tenía treinta años cuando empezó a reinar; eso me dejo totalmente impactada! Porque aparte del hecho de ser (al menos para mi) un hombre bastante joven para tan gran responsabilidad, está el hecho de todo lo que ya había hecho como hombre de guerra antes de asumir el reinado. Y uno se atreve a dar una excusa tan pobre como "todavía no tengo la edad suficiente", ante tareas mucho menos desafiantes. En Hebrón fue rey de Judá durante siete años y medio, y en Jerusalén fue rey de todo Israel y de Judá durante treinta y tres años. Así que su reinado duró cuarenta años.

    Cada día David tenía más y más poder, pues el Dios todopoderoso lo ayudaba. David sabía que Dios le había dado ese poder, y que lo había hecho rey de Israel por amor a su pueblo. Con ese poder y después de tantas luchas, venció a los filisteos y destruyó todo su ejercito. Siendo ahora Jerusalén la capital de la nación, David decidió transportar el arca de testimonio hasta allí. El arca fue llevada a una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y de vegetales; luego bendijo al pueblo en nombre de Dios.

    Una vez que David se instaló como rey de todo Israel, le fue construido un palacio de maderas finas en Jerusalen, y cuando el llevó el arca de Dios a la ciudad, se incomodó por vivir en un Palacio mientras que el arca estaba en una carpa, demostrando desde allí su interés en construir una casa para Dios; a pesar de que el mismo Dios nunca pidió que se le edificara tal casa pues, desde el dia en el que sacó a los israelitas de Egipto, hasta ese momento, siempre había habitado en el Santuario. Sin embargo, mandó Dios a decir a David a través del profeta Natán: Después de tu muerte, yo haré que uno de tus hijos llegue a ser rey de mi pueblo, a él sí lo dejaré que me construya una casa, y haré que su reino dure para siempre. Yo seré para él como un padre, y él será para mí como un hijo. 

    Después que David supo cuales eran los planes de Dios bendijo su nombre y lo alabó. Es grandioso ver que a pesar de que el deseo de edificar una casa para Dios hubiese nacido en el corazón de David, él pudo aceptar con humildad y agradecimiento la voluntad de Dios, de que no fuese él quien la construyera sino su hijo, el sucesor de su trono. Este fue un ejemplo clásico de lo que significa hacer la voluntad de Dios y no la nuestra; después de todo, muchos planes hay en el corazón del hombre más el consejo del Señor permanecerá. Comparto algo que me agradó mucho respecto a esto en la Biblia que leo: Has dedicado tus sueños a Dios? El puede querer aprobarlos y confirmarlos, o cambiarlos y reformarlos en algo que tu jamás has soñado... Ese es su derecho como Creador, así que dale ese derecho. Dios es soberano y hace como quiere, es la segunda vez que me dice eso hoy. 





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