lunes, 7 de marzo de 2016

La Biblia en un año #Dia66

Josué 22/24


Una vez que el territorio terminó de ser repartido, Josué reconoció que las dos tribus y media que decidieron establecerse del otro lado del Jordán  habían obedecido en todo y nunca habían abandonado a sus hermanos, por eso les ordenó que fueran a la tierra que habían elegido para tomar posesión de ella. Sin embargo, una vez que esto sucedió, se levantó una pequeña diferencia entre ellos y las demás tribus. Las dos tribus y media decidieron levantar un altar; cuando los demás se enteraron de esto  lo interpretaron como un símbolo pagano para adoración de otros dioses y quisieron pelear con ellos; pero la tribu de Rubén, la de Gad y la media tribu de Manasés aclararon a todos ellos que habían levantado ese altar para que sus generaciones futuras supieran que ellos también servían a Dios y para que no hubiese disputas entre los hijos de las tribus del otro lado del Jordán con los hijos de las dos tribus y media que estaban de este lado. Luego de escuchar esta explicación todos quedaron satisfechos. Esas tribus le pusieron al altar el nombre de «Testimonio» porque, según dijeron, sería para todos un testimonio de que nuestro Dios es el único Dios.

Dios mío viene otra despedida... Creo que no puedo seguir soportándolo. Josué, ya avanzado en años, empieza a exhortar a los israelitas, quienes ya habían sido beneficiados de la paz y el favor del Señor. Tal como hizo Moisés antes de morir, Josué advierte a los israelitas que debían obedecer fielmente el libro de la ley y no mezclarse con las personas que aún estaban dentro de esa tierra ni adorar a sus dioses; ellos solo podían amar a Dios y decidir serle fiel solo a Él. De aquí el muy famoso y hermoso versículo:  Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. De este modo el pueblo renovó su pacto con Dios. 

   Tiempo después murió Josué (carita triste)... Mientras vivió Josué, los israelitas obedecieron sólo al Dios de Israel, su Dios. Después de que murió Josué, el pueblo permaneció fiel a Dios. Pero sólo lo hizo mientras vivieron los líderes que sabían todo lo que Dios había hecho a favor de ellos. En Este tiempo también Eleazar murió, y finalmente los israelitas pudieron enterrar los restos de José que traían consigo en el terreno que antes Jacob había comprado para sí.


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