domingo, 13 de marzo de 2016

La Biblia en un año #Dia72

    Jueces 17-21   


    En una época donde no había rey ni jefe en Israel, cada quien hacia lo que le parecía "mejor" y sin duda no era nada bueno... Los descendientes de la tribu de Efraín se encontraban adorando otros dioses hasta el punto de edificar altares, tallar imágenes y hasta emplear levitas para que fuesen sacerdotes en esta falsa adoración. 

    Debido a la multiplicación del pecado, una mujer fue brutalmente violada y maltratada hasta morir... Esto de verdad me ha dejado así como en shock, me parecen cosas difíciles de leer y de digerir. El concubino de esta mujer era un descendiente de la tribu de Leví y cuando esto sucedió y vio a su mujer muerta, corto su cuerpo en doce pedazos y envió un pedazo a cada tribu para que todos supieran de este terrible crimen; el quería de una u otra forma que todas las tribus pudieran ponerse de acuerdo para resolver esa situación, o en este caso, vengarla. Decidieron formar un ejercito para castigar a los habitantes de Gabaa, el lugar donde se había cometido el crimen. Todos los israelitas decidieron unirse como un solo hombre para atacar a estos pervertidos, excepto por la tribu de Benjamín; ellos decidieron juntarse en Gabaa para pelear contra los demás israelitas. Los demás israelitas decidieron consultar a Dios para saber como atacar a la tribu de Benjamin y el Señor los dirigió. El Señor les dio a los israelitas la victoria sobre los benjaminitas, y fueron muchos los muertos de los soldados de la tribu de Benjamín.

    Los israelitas se reunieron en la presencia de Dios y llorando se lamentaban por el hecho de que casi estuviese totalmente exterminada una tribu completa de Israel como había sucedido con los Benjaminitas. Las demás tribus no podían darle sus mujeres para que se multiplicasen pues habían jurado en la presencia de Dios no casar a ninguna israelita con un Benjaminita, por eso idearon un plan para que esta tribu pudiera resurgir, y entre las mujeres de Jabes y Silo pudieron encontrar mujeres para ellos y así pudieron volver a multiplicarse, construyeron sus ciudades y regresaron a vivir en ellas. Los otros israelitas también se fueron, y cada uno regresó a su propia tierra, a su tribu y a su clan. En aquella época aún no había rey en Israel, y cada cual hacía lo que "mejor" le parecía. 

    ¡Terminé otro libro! Este fue cortito pero muy edificante... Todo de él me nutrió, como siempre hace la Palabra de Dios. Alimento sólido para el cuerpo, el alma y el Espíritu. Gloria sea a El!

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