viernes, 8 de abril de 2016

La Biblia en un año #Dia97

    1° Reyes 20-22

    La verdad (como toda la Escritura) es que las misericordias de Dios se renuevan todos los dias... Acab era un rey desobediente a Dios y a sus mandamientos, sin embargo, cuando debió enfrentarse a los Sirios en batalla el Señor le mandó a decir mediante Profeta que los entregaría en sus manos para que así él y todos pudieran ver que EL era el Señor. Acab junto al ejercito israelita, le causó una gran derrota a los Sirios; y así fue un año de después cuando volvieron a enfrentarse. En este ultimo enfrentamiento, el Rey de los Sirios quedó con vida y se presentó delante de Acab para que lo dejara ir y Acab hizo un pacto con él a pesar de que Dios lo había condenado a morir. Por esta razón el Señor le dijo mediante profeta que por dejar escapar al rey de Siria, con su vida pagaría por la de él.

    Acab quiso comprarle un viñedo a un hombre llamado Nabot para plantar un huerto ya que éste viñedo estaba al lado de su palacio, pero Nabot no quiso venderlo pues era la herencia de sus padres. Acab estando triste y malhumorado le contó esto a Jezabel su esposa, y ella le dijo que se lo conseguiría. Jezabel hizo decretar ayuno y que buscaran dos testigos falsos que declararan en contra de Nabot que éste había maldecido a Dios y a Acab; por esta razón Nabot fue sacado del pueblo y fue asesinado a pedradas. De esta forma pudo Acab tomar posesión del viñedo que quería. Elías fue el encargado de decir a Acab que por haber matado a Nabot y haber tomado posesión de lo era suyo, el también moriría, lo mismo que con Jezabel, y su descendencia que sería destruida. Es inquietante que la Palabra establece que no hubo nadie como Acab, quien incitado por su esposa cometiera tantas malas acciones delante del Señor. Esto nos hace ver como un cónyuge puede ejercer tan gran influencia sobre el otro; bien sea positiva o negativa. Cuando Acab supo lo que le iba a suceder se puso ropas ásperas y ayunó; cuando el Señor vio que Acab se había humillado, le dijo a Elías que por haberse humillado así no traería mal sobre su familia mientras el viviera, sino en vida de su hijo; esto pone en evidencia nuevamente la maravillosa e incesante misericordia de Dios.

    Pasaron tres años sin que hubiese guerra entre Sirios e Israeltas, pero, Josafat el rey de Judá convenció a Acab para que unidos pudieran tomar de ellos una ciudad que les pertenecía, por lo que consultaron a los profetas cual era la voluntad de Dios. Todos los profetas, sin excepción, daban una respuesta favorable al rey, de que atacara la ciudad porque Dios le daría la victoria. Entonces llamaron al profeta Micaias, quien le dijo a Acab que el Espíritu de Dios había hecho que los profetas le mintieran y que lo convencieran de atacar la ciudad pero que en esa batalla le iría mal. El rey ordenó que Micaias fuese encarcelado. Acab como buen manipulador, fue a la batalla disfrazado para que no pudieran reconocerlo y no morir; pero un soldado tiró con su arco una flecha al azar e hirió a Acab y la flecha entró por uno de los huecos de su armadura. Algunos soldados mantuvieron en pie al rey en su carro de combate enfrentando a los sirios, pero la sangre de su herida corría por el piso del carro y en la tarde el rey murió. ¿Sera que Acab pensaba que podía esconderse de Dios y de su voluntad? ¡Que iluso! ¿A donde podremos irnos de su presencia?




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