sábado, 2 de abril de 2016

La Biblia en un año #Dia91

    2° Samuel 21-24

    En los días de Josué, los israelitas habían hecho con los gabaonitas un pacto de paz, sin embargo, Saúl había tratado de destruirlos para que Israel y Judá controlaran todo el territorio; por esta razón Dios permitió que durante tres años del reinado de David los israelitas pasaran hambre. David llamó a los gabaonitas para preguntarles como podía enmendar el daño que había causado Saúl y ellos le pidieron siete de los descendientes de Saúl para matarlos, David los entregó, salvando a Mefi-Boset en cumplimiento del pacto que había hecho años atrás con su padre Jonatán. Tan pronto como se cumplieron las órdenes del rey David, Dios escuchó sus oraciones y bendijo al país.

    Los filisteos volvieron a declararle la guerra a Israel, así que David fue con su ejército a pelear contra ellos. Como David ya estaba muy cansado, un gigante trató de matarlo, Abisai corrió a ayudar a David, y atacó al filisteo y lo mató. Después pelearon los israelitas con otros gigantes de los Filisteos, David y sus oficiales los mataron. Cuando Dios libró a David de sus enemigos y de Saúl, las cualidades poéticas de David se pusieron en marcha y escribió un hermoso canto de victoria que se encuentra en el versículo 22 y que aparece también registrado en el salmo N° 18. En este canto, David declara con total seguridad que Dios es la fortaleza de su vida. Por cierto, el salmo N° 18 es uno de mis favoritos, el versículo N° 1 siempre ha llenado mi ser. 

    Dios volvió a enojarse contra Israel. Le hizo creer a David que sería bueno hacer una lista de todos los soldados que había en Israel y Judá, David encomendó esta tarea a Joab y a los jefes del ejercito. Después de haber recorrido todo el país durante nueve meses y veinte días, regresaron a Jerusalén, allí Joab le informó al rey: En Israel hay ochocientos mil hombres que pueden ir a la guerra, y en Judá hay quinientos mil. David se dio cuenta de que había sido un error haber contado a toda la gente por lo que le pidió perdón a Dios. Dios le dijo al profeta Gad que diese el mensaje a David que iba a castigarlo, y que podía escoger uno de estos tres castigos: Siete años de hambre en todo el país; ser perseguido por sus enemigos durante tres meses; o que todo el pueblo sufriera enfermedades durante tres días; el resultado de la elección fue este último castigo, Entonces Dios envió una enfermedad por todo Israel, desde esa mañana hasta el tercer día. Y desde el norte hasta el sur de Israel murieron setenta mil personas.

    Cuando la enfermedad llegó a Jerusalén, a punto de destruir la ciudad, David oro a Dios y reconoció su culpa y su pecado, por lo que le pidió que lo castigara a él y a su familia pero que no castigara a su pueblo. Dios envió otro mensaje a David por medio del profeta Gad para que David le construyera un altar donde Arauna, el jebuseo limpiaba el trigo. Arauna quiso darle a David el terreno donde él limpiaba el trigo, también le ofreció toros para el sacrificio, y hasta sus herramientas de trabajo para que las usara como leña. David no aceptó este ofrecimiento pues no podía ofrecerle a Dios algo que no le hubiese costado nada, así que pagó todo lo que este hombre le dio. Dios recibió con agrado todas las ofrendas de David y también escucho sus ruegos, por lo que detuvo el castigo contra los israelitas y se detuvo la enfermedad en contra de los israelitas.

    Creo que lo que llamó mas mi atención en este episodio de lectura es la frase: No puedo ofrecerle a Dios algo que no me haya costado nada. Ciertamente nuestra obediencia es el mayor de los sacrificios, pero en ocasiones olvidamos que hay otro tipo de ofrendas que podemos dar a El que son tan igual de importantes. Como nuestro tiempo, nuestra voluntad, y aún, nuestro dinero y bendiciones materiales; después de todo, todo lo que tenemos lo hemos recibido de El. Para David hubiese sido muy fácil recibir el ofrecimiento de este hombre, es más, ¡El era el Rey! podía tomar posesión de ello libremente, pero prefirió pagar para ofrecer a Dios sus sacrificios. Creo sin duda que cuando hacemos ese tipo de siembras, son mucho mas agradables las cosechas. 




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