domingo, 3 de abril de 2016

La Biblia en un año #Dia93

    1° Reyes 5-8 


    David tuvo un deseo (hermoso por cierto), construir una casa de adoración para Dios... ¿Ya les había dicho que AMO las Iglesias? jaja.. Sin embargo, el Señor le dejó claro a David que sería su sucesor quien fuese el encargado de ejecutar esta obra y no él, y David obedeció. Salomón pidió a Hiram, rey de Tiro y amigo de su padre, que lo ayudara en esta tarea, proveyendo de su nación cedro y madera, y también ayudantes que trabajaran con los israelitas en esta obra. El Rey de Tiro estuvo muy contento al ver que Salomón le había pedido ayuda y accedió con gusto a ayudarlo, pidiéndole también a él que lo ayudara con alimentos para su palacio y así fue. Dios cumplió su promesa y le dio mucha sabiduría a Salomón. Hiram y Salomón hicieron un pacto, y siempre hubo paz entre ellos.

   Ahora si, ¡comienza la obra! Después de pasar tantos días leyendo acerca del Tabernáculo de Moisés, como que me está emocionando esto de la construcción jaja.. En esta obra no había de parte de Dios ningún diseño especifico respecto a como debía ser el Templo, pero estuvo lleno de detalles al igual que el Tabernáculo. Treinta mil hombres empezaron a trabajar en la construcción del Templo, Salomón también tenía setenta mil hombres que cargaban los materiales de construcción, ochenta mil que trabajaban las piedras en la montaña y tres mil trescientos capataces que vigilaban a los trabajadores. El templo tenía veintisiete metros de largo, nueve de ancho, y trece y medio de alto; el salón que estaba adelante medía nueve metros de largo, y cuatro metros y medio de ancho.

    Nada más el piso del Templo fue cubierto con madera de pino y después con oro, tanto el piso de los salones interiores como el de los de afuera. ¿Que tal? ¡Amazing! Salomón preparó el Lugar Santísimo en la parte de atrás del edificio, para colocar allí el cofre del pacto de Dios. El Lugar Santísimo era una sala que medía nueve metros de alto por nueve de ancho, también le puso tablas de cedro, y luego las recubrió de oro puro. Hizo cadenas de oro para proteger la entrada de este lugar, y puso allí un altar de madera de cedro recubierto de oro. El Templo empezó a ser edificado en el cuarto año de reinado de Salomón, y se terminó de construir en el año once; la construcción del templo duró siete años.
    Salomón era como medio arquitecto, medio ingeniero, medio constructor... Bueno, ¿que me pasa? era el hombre más sabio del mundo, obvio sabía: ¡TODO! Además de la construcción del Templo de adoración a Dios, realizó otra serie de construcciones, como: su propio palacio, el cual terminó en trece años; el palacio llamado «Bosque del Líbano»; el Salón de la Justicia, en el que Salomón escuchaba los problemas del pueblo y decidía cómo resolverlos (entonces medio Abogado, medio Juez); también para la hija del rey de Egipto, que era su esposa, edificó otro palacio parecido al suyo; ya saben hombres, un Palacio para ustedes y un Palacio para nosotras, ¡no escatimen!  Por dentro y por fuera, todas estas construcciones fueron hechas con piedras costosas, cortadas a la medida; la base del edificio estaba construida con las mejores piedras.
    Para llevar el cofre del pacto de Dios desde la parte antigua de Jerusalén hasta el templo, el rey Salomón reunió a los líderes de Israel, los jefes de las tribus y la gente más importante de las familias israelitas, esto ocurrió en la fiesta de las enramadas. El rey Salomón y todos los israelitas allí reunidos se pararon frente al cofre, y le ofrecieron a Dios muchos toros y ovejas; después los sacerdotes llevaron el cofre del pacto de Dios hasta el fondo del templo, donde estaba el Lugar Santísimo; lo único que había en el cofre eran las dos tablas de piedra con las leyes del pacto. Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, una nube brillante llenó todo el templo, era la presencia de Dios... ¿Que hermoso habrá sido cierto? Cuando esto sucedió Salomón dijo: Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre. Luego bendijo Salomón a toda la congregación de Israel. La verdad me conmovió imaginarme como pudo haber sido toda esta dedicación del Templo de Dios... Sobretodo porque ahora, nosotros, sus hijos, los que hemos sido sellados con su Espíritu Santo y redimidos por la sangre del cordero, somo el nuevo Templo de Dios, ahora El vino a hacer morada en nosotros, habita en el quebrantado y humilde de corazón, en el que ha reconocido su insuficiencia de El... Este tema siempre me emociona, pues me alegra saber que Dios mismo vive en mi para siempre. ¿Existe una felicidad mayor a esa? Por cierto, Salomón hace una oración por el Templo y por el pueblo desde el versículo 22 hasta el 61 del capitulo 8 que es totalmente maravillosa... Los invito a leerla. 



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