martes, 26 de abril de 2016

La Biblia en un año #Dia115

    2° Crónicas 13-16


    Abías comenzó a reinar sobre Judá a los 18 años del reinado de Jeroboam sobre Israel, y entre ellos también hubo guerra constante. Ambos reinos prepararon su ejércitos para enfrentarse en batalla y Abías le advirtió a Jeroboam que el capitán de su ejercito era el Dios verdadero que ellos habían rechazado para adorar a dioses falsos, y que El les daría la victoria; Jeroboam no le hizo caso y así fue como Dios permitió que Abías y sus hombres derrotaran a Jeroboam y a su ejercito y pudieran recuperar varias ciudades. El ejercito de Judá obtuvo esta gran victoria porque su confianza estaba puesta en el Dios de sus antepasados, y mientras Abías fue rey, Jeroboam nunca pudo recuperar su poder. Cuando Abías murió, reinó su hijo Asa en su lugar y Dios le permitió a la nación disfrutar de diez años de paz.

    Las primeras decisiones de Asa como gobernante fueron las correctas, haciendo lo bueno y recto delante de Dios. Quitó los altares de cultos extraños, quebró las imágenes y destruyó los símbolos paganos; mandó a Judá a que buscase a Jehová y pusiere por obra su Ley y sus mandamientos, y de este modo estuvo el pueblo en paz bajo su reinado. Que diferencia tan positiva se logra cuando se hacen las cosas bien; buscaron a Dios y fueron prosperados. Pido al Dios del cielo poder ver esta realidad en mi nación. ¡LO ANHELO! Asa se mantuvo fiel a Dios, y, al enfrentar una fuerte batalla contra el ejercito etíope, él clamó a Jehová su Dios y el Señor le dio la victoria. Este rey también realizó muchas reformas religiosas; quitando todos los ídolos abominables de la tierra de Judá y Benjamín; y también prometió solemnemente con todo su pueblo buscar a Dios de todo su corazón y toda su alma. ¿Vamos bien hasta ahora no? Una nación en pleno que se vuelve a Dios y es bendecida con paz. La formula perfecta diría yo... No obstante, el que cree estar firme debe tener aún mucho más cuidado de no caer. Asa hizo alianza con el pagano Rey de Siria, con el propósito de que este pudiera romper el pacto que tenia con Baasa, rey de Israel, quien había atacado a Asa; para esto, Asa tomó toda la plata y el oro que había en los tesoros del Templo y en su Palacio y se los ofreció al rey Sirio, quien estuvo de acuerdo en ayudarlo, enviando su ejercito en contra de Israel.

    Asa fue reprendido por el profeta de Dios Hanani, por haber quitado su confianza de Dios y haberla puesto en el Rey de Siria; pero Asa en vez de reflexionar y arrepentirse, se molestó tanto que mandó a encarcelar al Profeta. Luego Asa se enfermó gravemente de los pies y nuevamente decidió ofender a Dios teniendo mas confianza en los médicos que en El, y murió en el año 41 de su reinado. Ferviente fue la búsqueda de Dios por parte de Asa, así como de ferviente y poderoso había sido su reino; un reino de paz, de honra hacia a Dios y de grandes triunfos sobre naciones enemigas; pero de momento, fue muy fácil para Asa apartar su mirada del Todopoderoso y reposar su confianza en el hombre y no en El. Dios no comparte su Gloria con nadie, y El desea ser nuestra prioridad en todas las áreas de nuestra vida; no solo en algunas, quizás para Asa fue sencillo descansar en el Señor y buscar su ayuda solo en aquellas áreas que para él, eran las únicas en las que Dios podía intervenir; cuando lo cierto es que Dios es Dios de todos nuestros escenarios y no desea que descansemos en otro tipo de intercesores o de ayuditas extras para poder lograr nuestros propósitos; El puede proveer canales para bendecirnos, pero no necesita que nosotros le proveamos los canales a El. ¿Cuantas veces hemos querido "ayudar a Dios", y lo hemos echado todo a perder? Debemos aprender a reposar nuestra confianza y seguridad solo en El, después de todo, sin fe será imposible agradarle, y sólo una búsqueda constante de su presencia es la que puede garantizarnos una vida victoriosa. En este punto de la lectura me siento: Ministrada. 


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