jueves, 28 de abril de 2016

La Biblia en un año #Dia118

    2° Crónicas 26-28

    El poder... Parece ser algo muy difícil de manejar, y creo que no todos terminan teniendo éxito con el. Uzías fue rey en lugar de su padre Amasías; tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Los hechos de Uzías fueron rectos a los ojos de Dios, y mientras recurrió al Señor, él le dio prosperidad. Su fama se extendió hasta muy lejos, pues Dios le ayudó en una forma tan extraordinaria que logró hacerse muy poderoso; pero cuando se afirmó en el poder, se volvió orgulloso, y eso se convirtió en su ruina. Uzías se sintió tan fuerte que quiso quemar incienso en el altar del Señor y esto solo le correspondía a los Sacerdotes descendientes de Aaron que estaban consagrados para ello; como castigo le salio lepra en la frente en pleno Templo del Señor, junto al altar del incienso y en presencia de los sacerdotes, quienes le habían aconsejado que no hiciera tal cosa. La Palabra de Dios dice en Proverbios 30:13 que hay gente de ojos altivos, cuyos párpados se alzan en arrogancia; ciertamente este rey fue victima de su poderosa posición real y terminó deshonrando a Dios; y Jehová atiende al humilde, más mira de lejos al altivo. El rey Uzías fue leproso hasta el día en que murió, así que el rey vivió como leproso, aislado en una casa, y le prohibieron entrar en el Templo del Señor, y Jotam su hijo, gobernó a la nación.

    Jotam fue el sucesor de su padre Uzías; obedeció a Dios en todo, y aunque siguió el ejemplo de su padre, nunca quemó incienso en el Templo. Sin embargo, permitió que la gente siguiera adorando a dioses falsos. Jotam fortificó Jerusalén y venció a las naciones enemigas, y se hizo fuerte porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios. Cuando Jotam murió, Acaz, su hijo, reinó en su lugar. Acaz no hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como sus antepasados, sino que anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel.  Por esta terrible desobediencia, Dios permitió que el rey de Siria conquistara Judá y se llevara muchos prisioneros a Damasco. También Dios dejó que el rey de Israel los derrotara y matara a mucha gente.

    Dios permitió que los de Israel atacaran a los de Judá debido a su terrible desobediencia, pero tal y como lo dice la escritura: su ira es solo un momento, pero su favor es por toda una vida (Sal. 30:5); los de Israel se habían ensañado contra ellos y habían cometido suficientes males en su contra, por eso el Señor tuvo misericordia de su pueblo y levantó al Profeta Obed para que este le dijese a los del norte que dejaran ya de ser tan crueles y violentos con los de Judá pues de lo contrario Dios los castigaría a ellos. Quiere decir que de momentos Dios puede permitir el sufrimiento en nuestras vidas, aunque su intención inicial nunca haya sido esa, pero siempre vendrá en nuestro rescate porque su gracia es inagotable y su amor es eterno. Los soldados reaccionaron, y dejaron libres a los prisioneros y devolvieron todo lo que habían tomado. No obstante Acaz siguió desobedeciendo a Dios y dejó que la maldad creciera en Judá, por eso Dios volvió a castigarlos. A pesar de haber sufrido tanto, el rey Acaz fue aún más desobediente y por eso encendió la ira de Dios en su contra. Cuando Acaz murió, reinó su hijo Ezequías en su lugar.


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