domingo, 3 de abril de 2016

La Biblia en un año #Dia94

    1° Reyes 9-11

    Cuando Salomón terminó de construir el templo de Dios, su propio palacio y todo lo que quiso edificar, Dios se le apareció por segunda vez y le dijo que había escuchado sus oraciones y sus ruegos; que ese templo sería suyo y que allí viviría para siempre. En cuanto a él, le dijo Dios que si lo obedecía en todo Israel siempre iba a tener como rey a un descendiente suyo, tal y como se lo había prometido a David; pero que si él o cualquiera de sus descendientes adoraban a dioses falsos entonces expulsaría a Israel de la tierra que les había dado, abandonaría el templo que había elegido para que lo adoraran, y todas las naciones se burlarían de su pueblo. Vamos a ver si Salomón siguió haciendo caso a estas instrucciones por parte de Dios.

    El rey Salomón era más sabio y más rico que todos los reyes de esa región. Todo el mundo quería verlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado, así que cada año le llevaban regalos de oro y plata, ropas, perfumes, caballos y mulas. Cada año el rey Salomón recibía alrededor de veintidós mil kilos de oro, sin contar los impuestos que le pagaban los comerciantes, los reyes de Arabia y los gobernantes del país. Salomón era mas rico y más sabio de lo que cualquiera pudiera llegar a imaginar, en verdad prosperaba materialmente así como prosperaba su alma. Todo eso se lo había dado Dios.

    Según las órdenes de Dios, ningún israelita podía emparentar con personas pertenecientes a otras naciones porque podían correr el riesgo de adorar otros dioses, sin embargo, Salomón también desobedeció a Dios; con todo y su gran sabiduría, tuvo setecientas esposas extranjeras, que eran princesas. Entre ellas estaba la hija del rey de Egipto, además de otras mujeres moabitas, amonitas, edomitas, hititas y sidonias. También tuvo trescientas mujeres, con las que vivió sin haberse casado. El número llegó a superar las mil mujeres.

    Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres lo apartaron de Dios y lo hicieron adorar a otros dioses; adoró a la diosa de los sidonios llamada Astarté, y construyó un lugar para adorar a dos ídolos repugnantes: Quemós, que era un dios de Moab, y Milcom, que era el dios de los amonitas. Lo construyó en la montaña que está al este de Jerusalén. También edificó lugares para que sus esposas ofrecieran animales a sus dioses y quemaran incienso. Salomón actuó mal delante de Dios y no lo obedeció; en realidad, nunca se comprometió a obedecerlo por completo, como lo había hecho David, su padre. Después de la desobediencia el juicio cierto? Dios estaba enojado con Salomón por su conducta y le dijo que iba a quitarle el reino y se lo daría a uno de sus oficiales, pero no en ese momento, sino cuando su hijo fuese rey. No obstante, era tanto el amor de Dios hacia David (Esto me recuerda de su amor por Abraham), que prometió a Salomón que no le quitaría todo el reino a su hijo, sino que lo iba a dejar reinar sobre una tribu, y sobre la ciudad de Jerusalén que El había elegido.

    Salomón iba a gobernar mientras viviera pues eso era lo que Dios había prometido a David. Jeroboam fue uno de los oficiales de Salomón, quien fue elegido por Dios para gobernar sobre las otras diez tribus restantes donde no gobernarían los descendientes de David; eso fue dicho a Jeroboam por el profeta Ahías, quien le dijo que Dios lo pondría como rey de Israel y extendería su dominio sobre todos los territorios. Cuando Salomón se enteró de esto, trató de matar a Jeroboam, pero éste se escapó a Egipto y se quedó allí hasta que murió Salomón. Salomón fue rey de Israel cuarenta y tres años, y todo ese tiempo vivió en Jerusalén. Cuando murió, lo enterraron en la Ciudad de David, su padre, y en su lugar reinó su hijo Roboam. Ahora empieza el dominio sobre un Israel dividido, producto de la desobediencia a Dios, que como siempre, acarrea condiciones y consecuencias lamentables, en ciertos casos nefastas, para el que desobedece y en ocasiones, para los que los rodean. 



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