martes, 31 de mayo de 2016

La Biblia en un año #Dia145

    Job 22-24

   Le tocó el turno a Elifaz, quien agresivamente exclamó: ¿Acaso Dios te acusa y trae juicio contra ti porque eres tan piadoso? No, se debe a tu maldad. Tus pecados no tienen límite. Estos amigos de verdad que eran bien atrevidos. De acuerdo a lo expuesto por Elifaz, algo muy malo debió haber hecho Job para recibir esa condena; pero si él se volvía al todopoderoso entonces iba a poder ser restaurado y su vida iba a ser limpiada. Job anhelaba poder exponer su causa delante de Dios y presentarle su defensa (un poquito de Derecho por aquí); él estaba seguro de que el Señor iba a juzgarlo de forma imparcial y que al ver que él era inocente lo absolvería para siempre de su castigo. 

    Job declaró mantener su confianza en Dios y había entendido que la prueba por la cual estaba pasando iba a convertirlo en un material tan puro como el oro. Recuerdo que hace poco leí una frase que decía: cuando los problemas nos animan a orar, nos hacen mas bien que mal. Son los tiempos difíciles los que de algún modo nos fortalecen, pues sin pruebas no hay victorias. En este punto, Job pudo reconocer que los planes de Dios no eran para destruirlo sino para refinarlo, y eso también es una gran muestra de fe; seguir creyendo en que Dios permite todo en tu vida con un propósito particular y especial. Estos episodios pudieron haber sucedido hace mas de cuatro mil años pero siguen estando muy vigentes en nuestros días, como si estuviesen ocurriendo ahora mismo. Creo que la matriz de opinión o punto en común en todo hijo de Dios que es ministrado en estas Palabras, es que la historia de este hombre te anima a creer en la manifestación gloriosa de Dios, y a confiar en que nunca nada será demasiado difícil como para que El no se haga visible en tu vida. 




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