martes, 3 de mayo de 2016

La Biblia en un año #Dia123

    Esdras 4-6

    Cuando la edificación del Templo de adoración a Dios comenzó por parte de Zorobabel y los jefes judíos, también debieron enfrentar ciertos inconvenientes; como suele suceder siempre en la vida, el Señor no prometió que los problemas no podían acontecer, lo que si prometió fue su presencia y ayuda en cada uno de ellos. Ademas, por muy duro que en ocasiones pueda ser, sin pruebas no hay victorias. ¿Si o no? Cuando los enemigos de Judá supieron que éstos estaban construyendo un Templo para Dios, se ofrecieron para construir junto con ellos, pero Zorobabel y los jefes de Judá no estuvieron de acuerdo en aceptar su ayuda y construir con ellos. Entonces los enemigos de Judá se opusieron a la construcción e iniciaron toda una serie de trabas, acusaciones y malos entendidos para impedir la reconstrucción. Esta paralización de la reconstrucción del Templo duró quince años, hasta el segundo año de reinado del rey Dario de Persia. 

    El mensaje de Dios llegó a Zorobabel y a los jefes israelitas por medio de los Profetas Hageo y Zacarías para reiniciar la obra y así lo hicieron; esto fue comunicado al Rey Dario, quien ordenó que se buscara en los archivos del palacio la orden de Ciro para reconstruir el Templo y encontró el registro con la orden real de construcción; al ver esto, Dario aprobó la reconstrucción y además dijo a los jefes de las provincias que debían ayudar a los judíos con la obra y pagar todos los gastos que la misma pudiese acarrear; y además, les dijo que les entregasen todos los días todo lo que pudiesen necesitar para presentar sus ofrendas a Dios. También pidió que los israelitas rogasen por él y por su familia y ordenó que cualquiera que se opusiera a la construcción del Templo de Dios debía morir. 

    Dios siempre tiene la última palabra... Zorobabel pudo fácilmente ceder y dejarse ayudar por esos adversarios de Judá; se habría ahorrado tiempo, esfuerzo, hostilidad, complicaciones; pero él sabía que en el levantamiento de un lugar santo para un Dios Santo, no debía permitirse la intervención de personas paganas. La palabra de Dios establece que no puede haber acuerdo entre el Templo de Dios y los ídolos, y que no hay comunión entre tinieblas y luz; Zorobabel y los jefes de las familias de Judá fueron lo suficientemente valientes como para defender esta posición aunque eso pudiese traer como consecuencia serios inconvenientes en su tarea. Algunas personas creen que no importan los medios, sino los resultados; pero para Dios todo es importante, tanto lo que hacemos, como la forma en la que lo hacemos. Admiro a estos hombres por no dejarse vencer y querer agradar a Dios en todo; y aunque les costara quince largos años, Dios premió su fidelidad y les dio la victoria. 

    Los jefes de las provincias cumplieron cuidadosamente la orden dada por el rey Darío, y animados por los Profetas Hageo y Zacarias, los jefes judíos pudieron seguir con la reconstrucción del Templo. Terminaron el edificio de acuerdo con lo que el Dios de Israel había indicado y según las órdenes de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia; y quedó terminado durante el año numero seis del gobierno del rey Darío. Los sacerdotes, sus ayudantes y todos los demás judíos que habían regresado de Babilonia festejaron con alegría la dedicación del templo a Dios. Además celebraron nuevamente la Pascua del Señor junto con todos aquellos que se habían apartado de la corrupción de las naciones paganas y se unían a ellos en el culto al Dios de Israel. Durante siete días celebraron con alegría la fiesta de los panes sin levadura, pues el Señor los había llenado de alegría al hacer que el rey de Persia los favoreciera y ayudara en la reconstrucción de su Templo. 


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