miércoles, 11 de mayo de 2016

La Biblia en un año #Dia129

        Nehemías 5-7

  Durante el periodo de construcción naturalmente surgieron algunos inconvenientes; varios hombres y mujeres protestaron contra sus compatriotas judíos, a los cuales habían hipotecado sus campos, casas y viñedos para así poder obtener dinero y comprar trigo; y algunos otros habían tenido que pedir dinero prestado para pagar los impuestos sobre sus campos y viñedos. Esta carga financiera tan severa estaba obligando al pueblo a vender a sus hijos como esclavos a otras naciones. Cuando Nehemías tuvo conocimiento de esto se molestó y reprendió a los jefes de familia que habían servido de prestamistas por tratar de esa forma a sus hermanos y les dijo que debían devolver todo lo que habían tomado en hipoteca y también debían perdonarles las deudas para así demostrar que respetaban a Dios; y éstos lo hicieron así. Nehemías estuvo gobernando en Judá durante doce años, tiempo durante el cual fue generoso con toda la nación; nunca cobró por la comida y el vino porque ya la gente había estado sufriendo lo suficiente, y sólo se dedicó a reconstruir el muro de la ciudad. 

   Luego de estos problemas internos entre los miembros de su nación, Nehemías tuvo que enfrentar uno aún mas serio: sus enemigos estaban planeando matarlo. Sin embargo Nehemías los ignoró, oró al Señor y siguió trabajando con más fuerzas aún. El Profeta Semaías le dijo a Nehemías que se escondiera en el Templo para así salvarse, pero Nehemías lo rechazó pues sabía que sus enemigos le habían pagado para que lo llevase al Templo y que este Profeta no hablaba de parte de Dios. Nehemías seguía orando a Dios y pidiéndole su protección, hasta que finalmente la reconstrucción del muro quedó finalizada en un tiempo total de 52 días. Cuando sus enemigos se enteraron, tuvieron miedo y se sintieron avergonzados, porque comprendieron que esa obra se había realizado con la ayuda de Dios.

    Nehemías fue tan fiel y obediente que en medio de las amenazas contra su propia vida siguió confiando en Dios y decidió creerle hasta ver cumplido el propósito por el cual había sido llamado en primer lugar: reconstruir el muro de la ciudad. Ninguna circunstancia o condición externa podían apartarlo de hacer la voluntad de Dios, y pudo testificar de su gran poder incluso a los enemigos que habían estado intentando acabar con él; hasta ellos mismos tuvieron que reconocer que Dios estaba con Nehemías. Los mismo pasa con las personas que se levantan en nuestra contra cuando les damos un testimonio efectivo de la presencia del Señor en nuestras vidas. Por eso no basta con creer en Dios, solo verdaderamente convertidos a El es como podremos vencer cualquier obstáculo y superar cualquier tribulación. 


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