martes, 10 de mayo de 2016

La Biblia en un año #Dia127

    Nehemías 3-4


    En el nuevo proyecto de re edificación de Jerusalén que Dios le encomendó a Nehemías, él no podía realizar la obra por sí solo, necesitaba un grupo de trabajo en el cual pudieran distribuirse correctamente las tareas; y, Nehemías, gracias a sus habilidades administrativas pudo poner en marcha lo que para mi, es el principio y fundamento de todo buen liderazgo, la delegación de responsabilidades. Ningún hombre o mujer por muy brillante, eficaz o talentoso que sea puede permanecer solo sin el apoyo de otras personas que compartan sus convicciones y compromisos. El trabajo de reconstrucción de Judá fue repartido entre los Sacerdotes, asistentes, orfebres, jefes de familia, gobernadores, mujeres comerciantes y todo aquel dispuesto a trabajar en esta gran labor. Nuestro Dios desde el principio enfatizó la importancia de la compañía declarando que: no es bueno que el hombre esté solo; y el poder del acuerdo es vital para el éxito de todo compromiso familiar, Ministerial o laboral. Antes de querer ocupar el lugar de “solista”, es bueno reflexionar en las habilidades de este gran líder espiritual y nunca olvidar que mejor son dos que uno.

    Como todo gran proyecto, idea o propósito, la reconstrucción de la nación trajo consigo la oposición de ciertos grupos enemigos, quienes con burlas atacaban a los judíos; ya saben lo que dicen: El que quiere hace y el que no, critica. Generalmente aquellas personas ociosas y con vidas espirituales debilitadas intentan desestimar a aquellos que si están dispuestos a emprender grandes retos para Dios; para estos opositores, Nehemías tuvo la correcta actitud: oró a Dios y le pidió que El mismo cobrara sus ofensas por las burlas de sus ellos hacia él y hacia su nación. Todos los involucrados en la obra de reconstrucción siguieron trabajando con entusiasmo; por esta razón, la oposición fue de verbal a física, cuando sus enemigos quisieron atacarlos; frente a esta situación Nehemías animó a los grupos de trabajo a que continuaran orando al Señor y trabajando, y también a que se prepararan para pelear diciéndoles que no temieran, y se acordaran del Señor. Cuando sus enemigos vieron a los judíos resueltos para pelear reconocieron que Dios estaba con ellos; entonces todos los israelitas pudieron volver a sus tareas y trabajaron arduamente desde que salía el sol hasta que aparecían las estrellas. Para grandes propósitos, grandes esfuerzos. En este punto de la lectura me encuentro: maravillada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario