miércoles, 18 de mayo de 2016

La Biblia en un año #Dia135

    Alto de adoración semanal...


    Les había comentado ya que este es el mes de mi cumpleaños, y no se porque siento que se me está pasando mucho más rápido que los demás; ya hemos concluido una semana más de lectura, así que llegamos a un nuevo alto de adoración semanal. Estoy a una sola lectura de finalizar el libro de Ester y con él ya llevaría un total de catorce libros de la Biblia. Es increíble como ya me encuentro en mi día número 135 del año... ¿Cómo es el que el tiempo ha pasado tan rápido? Este reto me ha nutrido tanto que siento que es uno de los espacios en mi vida que por siempre recordaré y del cual hablaré y hablaré mientras pueda. Nehemías y Ester (Los protagonistas de esta semana), me enseñaron algo grandioso: ¡Valentía! No temieron el enfrentarse a sus enemigos con el propósito de cumplir la voluntad de Dios para sus vidas y para su nación, y con confianza y esfuerzo se sobrepusieron a las circunstancias adversas y a las condiciones externas y se dejaron usar por Dios. Son un gran ejemplo de fe.

    Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones... ¿Cuantos hijos de Dios hemos sido testigos de esta gran verdad? Hasta puedo cantar el coro en mi mente mientras lo leo. Este es el versículo número uno del Salmo número 46, el cual me corresponde leer el día de hoy. Ha sido (como lo es toda la Palabra de Dios) un bálsamo para las heridas. Las condiciones en mi amado país cada día son mas difíciles; estamos caminando en fe en medio de una de las peores crisis de la historia venezolana, es duro ver el dolor y la aflicción de tu pueblo, de tu tierra; y ahora que he leído con más sentido la historia del pueblo de Israel durante todo este tiempo, me siento aún más identificada con mi nación. AMO sinceramente este Salmo con todo mi corazón, y no conozco ningún creyente que no se deleite en esta Palabra tan hermosa que brinda tanta seguridad y esperanza... No temerá mi corazón aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Las corrientes del río alegran la ciudad de Dios, y Dios está en medio de ella; por eso no será conmovida, y Dios la ayudará al clarear la mañana. 

    ¿Como no tomar aliento y fuerzas en el Dios de mi salvación cuando voy a las Escrituras y reflexiono en sus innumerables promesas? Hace un tiempo escribí una nota que decía: Todo hijo de Dios ante cualquier circunstancia, evento o suceso debe encontrar respuestas en la Palabra, que es la luz que puede disipar toda inconsistencia o debilidad en nuestra fe; y hoy lo reafirmo más que nunca. En este tiempo puedo estar quieta y reconocer que el es Dios, ¡El sigue siendo Dios! Y será exaltado y enaltecido en todas las naciones de la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros, y nuestro refugio es el Dios de Jacob. Mi Dios, mi hermoso Dios... ¡Aleluya!




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