martes, 3 de mayo de 2016

La Biblia en un año #Dia122

    Esdras 1-3

    En este día de lectura empezaremos un nuevo libro y también un nuevo mes! (aunque esté escribiendo dos días después), el cual es por cierto, el mes de mi cumpleaños, lo que lo hace extra especial. Se que descubriremos sucesos, situaciones, escenarios y espacios maravillosos acerca de la fidelidad de Dios con sus hijos tal y como lo hemos hecho hasta ahora. El resumen del día que trae esta Biblia, señala: El Antiguo Testamento es la historia de Dios manteniendo sus promesas a su pueblo. Quizás ya lo había pensado, pero al leerlo realmente tomó más sentido para mi. El Señor de forma reiterada sostuvo su misericordia; tal y como lo sigue y lo seguirá haciendo por la eternidad. ¿Existe alguien mejor que El?

    Este libro empieza con un decreto del Rey Ciro de Persia respecto a la re edificación del Templo de Dios en Jerusalén y a la liberación de los israelitas cautivos en Babilonia, quienes permanecieron en esta condición por un espacio de setenta años. El Señor despertó el espíritu de este rey para que se cumpliese la Palabra que El había dado por medio del Profeta Jeremías acerca de este suceso. Los jefes de las familias de las tribus de Benjamín y de Judá, los Sacerdotes y Levitas, y todos los que habían sido animados por Dios se prepararon para ir a Jerusalén y levantar el Templo de Dios. El rey Ciro también devolvió todos los utensilios del Templo que habían sido sacados de allí por Nabucodonosor y fueron llevados a Jerusalén. Definitivamente Dios gobierna por encima de toda autoridad o contingencia humana; y si ha decidido bendecir a sus hijos, no habrá gobierno terrenal que se le oponga. Ciro no ayudó y liberó a los israelitas sino porque Dios mismo había conmovido su corazón y lo usó para cumplir su voluntad; y esa debe ser nuestra certeza frente a cualquier tipo de privación que podamos estar atravesando, Dios siempre está pensando en nuestro beneficio y su poder sobrenatural nos socorrerá de forma inagotable.

    Zorobabel, nieto de Joaquín, fue el líder encargado de conducir el grupo de cincuenta mil judíos que regresaron a Judá después del cautiverio; un grupo lleno de jefes de familia, Sacerdotes, sus parientes, siervos del Templo, cantores, carpinteros, albañiles y demás gente común. El Templo iba a ser reconstruido con material y donativos que recibieron de todos sus vecinos, además de todo lo que el rey Ciro había devuelto, y con todo con lo que los mismos jefes de familia habían podido colaborar. En el mes séptimo, cuando ya todos los israelitas se habían establecido en sus poblaciones, se reunió el pueblo en Jerusalén con un mismo propósito: restaurar el altar del Señor y ofrecer ofrendas y sacrificios a El. Luego, según lo estipulado en la ley, celebraron la fiesta de las Enramadas y las fiestas solemnes ordenadas por el Señor. A pesar de que la reconstrucción del Templo no había comenzado, desde este mes empezaron a ofrendar sacrificios para Dios. Zorobabel, junto al resto de sus parientes que eran Sacerdotes, comenzaron esta reconstrucción en el mes segundo del segundo año de haber llegado a Jerusalén; pero antes, todos los Sacerdotes y Levitas ocuparon su lugar para alabar al Señor, y daban gracias diciendo: porque el es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel; y todo el pueblo aclamó a Dios junto a ellos con gran júbilo. Muchos de los sacerdotes, levitas y jefes de familia, que eran ya ancianos y que habían visto el primer Templo, lloraban en alta voz porque veían que se comenzaba a construir este nuevo Templo; mientras que muchos otros gritaban de alegría... Que hermoso todo esto. En este punto de la lectura me siento: conmovida. 

Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos. Salmos 26:1-2


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