lunes, 1 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia188

    Proverbios 22-24


    Generalmente se dice que no puedes hablar de algo que aún no has vivido o experimentado por ti mismo; bueno, este es precisamente el caso; yo no tengo hijos, y, aunque esa afirmación pueda derrumbar todo argumento que pueda querer establecer, realmente eso no es tan cierto así. La Palabra de Dios nos dota de todas las herramientas necesarias para poder tener el conocimiento de una situación o posición particular aunque aún no la hayamos atravesado, y de hecho, nos enseña y nos exhorta, para que al momento de llegar a ella, podamos afrontarla de forma exitosa; no desestimo de ninguna manera las lecciones prácticas de la vida, pues es allí donde realmente somos puestos a prueba por Dios, pero también sé, que antes de cualquier prueba, es necesario saber la teoría. Quien educa a sus hijos en el temor a Dios, no será avergonzado, y esta es la realidad aunque todos puedan alegar que es más fácil decirlo que hacerlo; en todos los casos y escenarios, realmente es así, pero el Señor, como siempre, desea ver nuestro mejor esfuerzo para levantar nuevas generaciones que le honren y le glorifiquen, y ese será el verdadero cambio y regalo para una sociedad que se encuentra en constante descomposición. La necedad está ligada al corazón del muchacho, pero aún puede ser reprendida y corregida con un poco de disciplina; porque realmente, la sujeción, la obediencia, el respeto, y la fidelidad a los principios bíblicos, no depende tanto de los hijos, como de los padres; pues, una buena cosecha sólo puede darse cuando la semilla ha sido sembrada, cuidada y germinada. Educa a tus hijos siguiendo las enseñanzas del todopoderoso, y así, como lo dice su Palabra, aún cuando estuvieren viejos, jamás se apartarán de ellas. 

    Nuestra atención debe permanecer concentrada en los dichos de los sabios, de manera que podamos guardarlos en nuestra memoria y conocer la verdad; estos son treinta pequeños pero grandes consejos de Salomón para mantenernos firmes y constantes en el camino del Señor: No abuses del pobre ni oprimas al indefenso, no te hagas amigo de gente malhumorada, no sea que aprendas sus costumbres; no te hagas responsable de las deudas de otra persona, mantén la herencia de tus padres tal y como la recibiste, haz bien tu trabajo y podrás comer de el; no te dejes engañar por los grandes banquetes de gente importante; no te esfuerces por acumular riquezas; no comas con gente tacaña; no des buenos consejos a los tontos pues se burlaran de ti; no invadas el terreno de los huérfanos, recibe las enseñanzas con agrado; de nuevo, a los hijos hay que corregirlos, y la mano dura más que matarlos, los librarán de la muerte; habla como se debe, no envidies a los pecadores, actúa con inteligencia, no te juntes con borrachos ni te hagas amigo de glotones; presta atención a tus padres, cuídate de la mujer infiel, no caigas en borracheras, no quieras ser amigo de los que ofenden a Dios, llena tu casa de sabiduría y conocimiento, busca ser más sabio que poderoso; busca el entendimiento, así cuando abras la boca, tendrás cosas buenas que decir; no llenes tu mente de maldad, no te rindas ante los problemas, haz cuanto puedas por salvar a los que van camino a la muerte; cómete la sabiduría como la dulce miel del panal, no le tiendas trampas al hombre honrado, no te burles de tu enemigo cuando lo veas fracasar, no te enojes contra los malvados, no te juntes con los rebeldes y finalmente: obedece a Dios. No es tan difícil, ¿Verdad?


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