jueves, 18 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia205

    Isaías 31-35

    En momentos de un aprieto o de una necesidad, podemos muy fácilmente caer en el error de buscar todas las ayudas posibles en cualquier lugar, menos en el lugar santísimo que es la presencia de Dios; de ese modo, esperamos que sea otro el que nos "resuelva" pues quizás creemos que la ayuda de Dios no vendrá lo suficientemente rápido, o simplemente, que no será suficiente; es así como muchos creyentes, en medio de la angustia o la calamidad, dejan de esperar en el Dios todopoderoso, y terminan confiando en la ayuda del hombre. Sin embargo, un hijo de Dios, con una fe madura, sólida y creciente en el Señor, cree y aguarda en silencio por la salvación de Jehová, pues sabe que es allí, donde se encuentra todo su sustento. Ante el juicio inminente de Dios, los israelitas quisieron depender de la fuerza del ejercito humano y buscaron ayuda en Egipto, pero olvidaron que los egipcios eran simples seres humanos, y que aún con todos sus caballos, sus carros de guerra y sus conductores jamás podrían darles la victoria que solo hubiesen podido conseguir en el Señor, en el Santo de Israel. Cuando Jehová extiende su mano puede hacer caer tanto al ayudador como al ayudado, así que, si mantienes tu mirada fija en Él y en su gran poder, podrás recibir todos sus beneficios directamente y sin necesidad de ningún tipo de intermediarios. No busques ayuda o auxilio en los que hacen iniquidad, antes bien, aguarda en tu Padre celestial, quien sabe de qué cosas tienes necesidad incluso antes de que se las pidas, Él te salvará. 


    El Señor era, es y será el único indicado para traer salvación al mundo, tanto de la muerte, del pecado y de la condenación eterna, como de cualquier otra eventualidad, circunstancia o situación transitoria de la vida, porque si, todo es transitorio en esta vida, no lo olvides; como las aves que vuelan en el cielo, así amparó Dios a Jerusalén, salvando, librando y preservando, y así mismo, sigue siendo gran amparo hasta nuestros días. Él es un rey justo, y el efecto de la justicia en la vida de los hijos de Dios es paz, habitaciones seguras y recreos de reposo; tu puedes estar absolutamente seguro de que el Señor siempre tendrá misericordia de ti, y será tu salvación en tiempos de tribulación, pero espera en Él, si, permanece en su voluntad, y haz del temor a su nombre, tu más grande tesoro. El enemigo huye ante el gran estruendo de su voz, son esparcidos todos cuantos lo aborrecen cuando Él se levanta; ¿Cómo vas a pensar tu que no tienes quien te defienda? Quien haga resplandecer tu justicia como la luz y tu derecho como el mediodía, eso sí, tu justicia; el que camina en fe y habla lo recto, el que aborrece las ganancias violentas, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste es el que habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras; los ojos de los justos verán al Rey en su hermosura. Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; y él mismo nos salvará.


No hay comentarios:

Publicar un comentario