martes, 16 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia203

Alto de Adoración semanal...

En este día leeremos nuevamente el Salmo N° 68, que habla acerca del carácter victorioso de nuestro Rey y Señor. Delante de la presencia del Dios vivo son esparcidos y destruidos todos los que nos persiguen y aborrecen, por eso podemos alegrarnos y gozarnos delante de Él. Nuestro Dios cabalga por los cielos, y su nombre es digno de ser exaltado y proclamado; Él es el padre de los huérfanos y el defensor de las viudas, quien hace habitar en familia a los desamparados y saca a los cautivos a prosperidad; cuando su presencia salió delante de su pueblo y anduvo por el desierto, la tierra tembló y los cielos destilaron su Gloria, el monte de Sinai se conmovió, y toda su exhausta heredad se reanimó; bendito el Dios que nos colma de sus beneficios, ¡El Dios de nuestra Salvación! El Señor ordena su fuerza, y confirma su pacto para con sus hijos, he aquí que dará su voz, su poderosa voz, y sobre nosotros será su magnificencia.

    Nuestro Dios, durante la permanencia de los israelitas en el desierto, estableció su  morada en el monte Sinaí, y luego iba desde allí al Santuario edificado para su presencia; la tierra tiembla delante de su gran poder y majestad, y, aunque señala la Palabra que los cielos de los cielos, no pueden contenerlo, ahora, ya no está lejos, sino que habita en nosotros, ahora, sus hijos somos su Santo Templo, su morada, su habitación. Esto es tan grande para mi, que el Altísimo y gran Señor del universo, me haya escogido a mi para habitar, te ha escogido a ti para vivir por siempre; su presencia, y la manifestación gloriosa de su gran poder en nuestras vidas, es nuestro mejor y más grande regalo, no lo olvides. Yo amo al Señor, si, parece ser una frase que todos los creyentes en Cristo podrían decir con facilidad; pero, repito, con todo conocimiento de causa, con toda sobrenaturalidad en mi Espíritu, con toda propiedad en la Palabra, yo amo al Señor; lo amo sin reservas, lo amo por lo que es, lo amo por lo que me ha amado, lo amo porque ha llenado mi vida de su ser, lo amo por tanto, lo amo por todo... Si, yo amo a Jesucristo; y amo ser el lugar donde quiso derramar su Gloria, y donde quiso hacer morada por siempre. 

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