lunes, 8 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia193

    Eclesiastés 7-12

    El predicador entendía muy bien el contraste entre la sabiduría y la insensatez, por eso, dejó muy clara su posición frente a las experiencias del género humano; estamos hablando de Salomón, el hombre más sabio del universo, un hombre poderoso, adinerado, cuya fama se había extendido por todas las naciones; y, dicho en sus propias palabras: fue mucho lo que pudo vivir y ver en su vanidad. Quizás la opinión acerca del sentido de las proyecciones de la vida, carecería de importancia para muchos si viniera de una persona con un reducido conocimiento, o de una persona cuyo desempeño no le permitiera tener argumentos sólidos en cuanto a materias, eventos, o sucesos; pero en este caso, la observación directa fue hecha por la persona que logró, mediante el poder de Dios, examinar e inquirir la sabiduría y la razón, para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error. Salomón, pensó todas las cosas una por una, para conocer razones, y entre todas sus múltiples posibilidades, solo concluyó que la vida, no tiene sentido, sino conocemos al dador de la misma. Día y noche se dedicó este hombre a observar todo lo que se hace en este mundo, y a tratar de entender lo que es la sabiduría; fue así como notó todo lo que Dios había hecho, y dedujo que es algo que jamás podremos llegar a comprender; esto quiere decir que, aunque no sepamos cómo ni cuándo van a suceder las cosas, lo cierto es que la autoridad de Dios no se discute, nadie puede pedirle cuentas, y nuestra posición como hijos siempre debe ser: creer y obedecer.

    Después de reflexionar una y otra vez en los hechos de la vida, Salomón descubrió, que por más que lo intentara, jamás iba a poder comprender la mente de Dios, por eso encontró que simplemente hay cosas que carecen de sentido e importancia, y en las que no debemos enfocar nuestra atención pues eso solo traerá lamento a nuestra alma y aflicción a nuestro espíritu. Finalmente el autor de este libro concluye en el resumen del deber del hombre: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Esto, dicho en otras palabras podría ser: Óyeme, ven acá, yo soy Salomón, el hombre más sabio y rico del mundo, y ni así encontré sentido en las cosas pasajeras de esta vida, sino sólo en la presencia de Dios; entonces, hazme caso, vive conforme a su Palabra y tendrás bendición. Es sencillo... ¿No?


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