viernes, 19 de agosto de 2016

La Biblia en un año #Dia206

Isaías 36-39

    Cuando Ezequías comenzó a reinar en Judá, decidió ser fiel a Dios y obedecerlo en todo a pesar de las terribles y múltiples ofensas que le habían manifestado los reyes que gobernaron antes que él; sin embargo, en el año 14 de su reinado, Senaquerib, rey de Asiria, atacó las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó; además el oficial al mando de Senaquerib amenazó a Ezequías y se burló de él y de todo su ejército diciéndole que su mismo Dios le había ordenado sitiar Jerusalén y destruirla; arrogantemente le gritó a todos los habitantes de Jerusalén que ni Ezequías ni su Dios iban a poder librarlos de su ataque. El pueblo se quedó en silencio pues Ezequías les ordenó que no le respondieran palabra al oficial Asirio; este rey sabía que sus palabras debían ser reservadas en forma de oración para el único que podía librarlos. Ezequías entró al Templo del Señor y envío a su Administrador y a su secretario, en compañía de los principales Sacerdotes, a hablar con Isaías para pedirle que orara por ellos; Isaías les dijo que estuviesen tranquilos pues Dios mismo actuaría en contra del rey de Asiria y lo haría volver a su tierra donde sería matado a filo de espada. 

    Senaquerib volvió a amenazar a Ezequías diciendo: Tú confías en tu Dios, pero no te dejes engañar por él cuando te dice que yo no conquistaré Jerusalén porque Él no te podrá salvar; luego Ezequías oró al Señor y le pidió que los salvara del poder de los asirios para que todos vieran que Él era en único Dios, e Isaías le dijo que el Señor había escuchado su oración. El Señor mismo dijo mediante el Profeta que Senaquerib al ofender a Jerusalén, lo había ofendido a Él, al Santo de Israel, y que iba a ponerle un freno en la boca como a los caballos para detener toda su presunción, su arrogancia y su orgullo. Durante dos años consecutivos comerían los israelitas de la victoria que Dios les daría, mediante trigo que crecería por si solo, y al tercer año, plantarían cultivos y los cosecharían, cuidarían de sus viñedos y comerían de su fruto. El Señor dijo que el ejercito asirio no entraría en Jerusalén y que ni siquiera una sola flecha lanzarían contra ella. Esa noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados, entonces Senaquerib, levantó campamento y regresó a su propia tierra; luego de esto, cierto día mientras él rendía culto a su dios, sus hijos lo mataron a filo de espada, tal y como el profeta lo había predicho. 

    Por ese tiempo, Ezequías se enfermó gravemente, y el profeta Isaías lo visitó para decirle que pusiera sus asuntos en orden porque no se recuperaría de esa enfermedad; cuando Ezequías lo oyó, oro al Señor y se echó a llorar amargamente; el Señor vio con agrado su oración y su llanto, por tanto, añadió a su vida quince años mas, y le prometió protegerlo de los asirios. Cuando el rey Ezequías se recuperó, escribió un poema para para alabar y glorificar el nombre del Señor por haberlo rescatado, y dijo que cantaría a Él durante todos lo días de su vida. Ezequías tendría paz y seguridad mientras viviese pues así lo había prometido el Señor, sin embargo, vendría el tiempo en el cual todo lo que hubiese en Jerusalén iba a ser tomado por Babilonia, e incluso sus hijos serían llevados al destierro; tristemente de Jerusalén no quedaría nada pues así el Dios todopoderoso lo había declarado. 




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