domingo, 21 de febrero de 2016

La Biblia en un año #Dia51

   Ahora si, viene deuteronomio, y con él, el último periodo del peregrinaje de la nación israelita hacia Canaán. Moisés inicia un discurso acerca de la historia de la nación, y como fue que un viaje que dura tan solo once días desde Horeb hasta Cades Barnea, les tomó 40 largos años debido a la incredulidad del pueblo que rechazó el plan original de Dios. Esta historia debía ser revisada por Moisés pues luego de esos 40 años, había una nueva generación que no conocía en su totalidad los hechos pasados pero que mostraba ciertas actitudes similares a las de sus padres.

   Moisés comienza a contar con detalles todo lo que la generación pasada de israelitas vivió bajo su liderazgo: la elección de los Jueces, que eran aquellos jefes sabios, inteligentes y con experiencia que habían sido elegidos para ayudar a Moisés pues éste no podía hacerse cargo de todos los problemas del pueblo cuando el mismo creció y se multiplicó. También les hablo de los 12 espías elegidos para que investigaran como era el territorio prometido una vez que llegaron a Cades Barnea, donde los israelitas pasados se rebelaron contra Dios, no obedeciendo y no queriendo conquistar el territorio, por lo que Dios los castigó y los hizo regresar al desierto y vagar durante 40 años, por lo que no pudieron ver la tierra que El mismo les había prometido; sin embargo, aclaró Moisés (y me parece importante la aclaratoria), que durante esos 40 años Dios los había bendecido, protegido y cuidado, y que nada les había faltado. Y es que nuestro Dios es así, a pesar de las consecuencias adversas de nuestra desobediencia, el sigue mostrando su amor y su fidelidad, El no puede negarse a sí mismo.

Les contó también Moisés que estando por el desierto, Dios les concedió a los israelitas importantes y grandes victorias sobre poderosas naciones: los cananeos de la ciudad de Arad, los amorreos en Hesbón, y al pueblo de Basán, exceptuando aquellas naciones que Dios mismo estableció no atacar pues eran parientes del pueblo israelita. Todas estas naciones fueron vencidas y conquistadas por Israel; a partir de esto, todas las naciones que escucharan de ellos, les tendrían miedo. De esos territorios conquistados por los israelitas les fue entregada la región de Galaad a dos tribus y medias del pueblo para que viviesen, al este del río Jordán, una vez que hubiesen acompañado al resto de las tribus a pelear y a conquistar su propio territorio.

Aquí al fin pude ver la respuesta de Moisés frente a la negativa del Señor de no dejarlo entrar a la tierra prometida; dice la palabra que Moisés rogó a Dios poder entrar, esto no lo había visto en las lecturas anteriores; pensaba: que grande Moisés! aceptó de primera mano la resolución del Señor sin tratar de convencerlo de lo contrario; pero no, se que todos como seres humanos de una u otra forma rogamos por la misericordia del Señor para que deje pasar por alto por nuestras faltas, y el siempre lo hace, sin embargo, en el caso de Moisés, el efecto producto de su acto desobediente fue irreversible. Irreversible es una palabra un poco delicada para nosotros los venezolanos por cierto... Jaja El Señor prohibió a Moisés seguir insistiendo y solo le mostró la tierra, pero le dijo que sería Josué el encargado de llevar al pueblo dentro de ella. Se me ocurren muchas cosas con este episodio Dios/Moisés/Josué respecto a nuestro llamado y servicio ministerial como lideres del Señor, pero lo dejaré para próximos eventos. 

Finalmente Moisés termina su discurso como debe ser, dando recomendaciones al pueblo, les dijo que se mantuvieran fieles y que siguieran todas sus enseñanzas para que vivieran en el territorio que Dios les había prometido a sus antepasados; les pidió que no cambiaran los mandamientos del Señor, sino que más bien, los obedecieran, haciendo esto, todos los demás pueblos los admirarían por ser un pueblo sabio y entendido, con buenas enseñanzas y obedientes a ellas. Ningún otro pueblo tenía mandamientos tan justos como los que los israelitas habían recibido, por eso, no debían olvidarlos sino contarlos a sus hijos y nietos. Otro de los consejos de Moisés y el que más se repite en toda la escritura es: No adoren otros dioses, el gran problema de ellos y del resto de la humanidad. Dijo Moisés:  él no los abandonará ni los destruirá, porque los ama mucho. Dios jamás se olvidará del pacto que hizo con los antepasados de ustedes, pues se comprometió a cumplirlo. Deut. 4:31... En verdad me enamoré de estos primeros 40 versículos del capitulo 4, fue una especie de despedida de Moisés, aclarando evidentemente la bendición que hay en la obediencia, y por supuesto, mostrando las múltiples formas en las que Dios mostró su amor y su poder a los israelitas; dice la Palabra que ningún otro pueblo era como ellos, ninguno había escuchado la voz de Dios... La verdad no me gustan las despedidas, y a quien cierto? Pero ésta marcó de forma especial mi corazón.




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