miércoles, 3 de febrero de 2016

La Biblia en un año #Dia34

   El Señor había dado a Moisés la instrucción de escoger a Aarón y a sus hijos como sacerdotes; también le había explicado como sería la consagración de los mismos, como serían los sacrificios hechos en su honor para ese momento y también fue muy especifico hasta con la ropa que ellos debían usar; para este punto de la lectura, había llegado el momento de tal consagración; fueron reunidos, llevados a la entrada del santuario junto con los trajes sacerdotales, el aceite para consagrar, el ternero de la ofrenda para el perdón de pecados, los dos carneros y la canasta de los panes sin levadura. 

   Moisés hizo todo como Dios le ordenó, y para purificarlos y consagrarlos a su servicio, los lavó con agua, vistió a Aarón con el manto sacerdotal ajustado con el cinturón, junto a la túnica, el chaleco, las piedras que se usaban para conocer la voluntad de Dios, el gorro y la placa de oro sobre la frente; lo que indicaba que Aarón había sido consagrado para el servicio al Señor. De este modo también fue consagrado el santuario y todo lo que había en él, así como el altar y todos sus utensilios, y también el recipiente de bronce y su base. Luego Moisés derramó aceite sobre la cabeza de Aarón y así fue consagrado como sacerdote; luego de esto se realizaron las ofrendas para la consagración que fueron hechas entre Moisés, Aarón y sus hijos. La ceremonia de consagración duraría siete días, y durante esos siete días Aarón y sus hijos debían hacer exactamente todo lo que Dios les había ordenado hacer y ellos cumplieron todas las órdenes. 

   En el día numero ocho, Aarón debía presentar ofrenda a Dios por el perdón de sus pecados y presentar un carnero en honor al Señor; y los israelitas debían presentar un chivo por el perdón de sus pecados también; además debían llevar un ternero y un carnero para que fuese quemado, y un toro y un carnero como ofrenda para pedirle salud y bienestar; y también una ofrenda de cereales amasada con aceite. Todo esto fue presentado en el santuario por los israelitas; al ellos hacer todo tal cual como Dios les había ordenado, El les mostraría su poder y así lo hizo, pues envió fuego para quemar todo lo que sobre el altar había, por lo que los israelitas se inclinaron y le adoraron.

   Aunque todo parecía ser alegría y fiesta en la ceremonia de consagración, también hubo un episodio triste y lamentable; Nadab y Abiú, hijos de Aarón, encendieron un fuego que Dios no había ordenado ni permitido; por esta razón, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, por lo que murieron allí, ante el Señor. Estos dos lideres religiosos sucumbieron ante un gran error, hacer su voluntad y no la de Dios; el Señor ya había establecido la forma de adoración tanto de los sacerdotes como los del pueblo, además de como serían los sacrificios en su honor, por lo que Nadab y Abiú estaban totalmente conscientes de ello, su obediencia debía ser estricta en el cumplimiento de todos sus deberes y obligaciones; sin embargo, decidieron infringir y las consecuencias fueron extremas de parte de Dios. La palabra con la que describo lo que siento y con la cual me despido es: alerta. Las cosas se hacen a la manera de Dios.

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