Debido a que ya habían transcurrido los 40 años de
castigo por haberse revelado contra Dios, ya esta pasada generación
desobediente había muerto, por lo que Moisés tuvo la responsabilidad de censar
nuevamente al pueblo; todos los que quedaron luego de la mortandad fueron
contados por familias, y esto permitió que se estableciera el orden para repartir
la tierra apropiadamente; los que fuesen más recibirían mayor heredad, y los
menos, menor heredad, Todos los contados fueron 601.730 mil.
Cuando Moisés golpeó la roca con su vara para que
le diese agua a los israelitas, fue desobediente y no santificó el nombre del
Señor delante del pueblo, por lo que el Señor no le permitió entrar a la tierra
prometida. El Señor lo hizo subir a un monte para que pudiera verla, pero no
podía entrar en ella a pesar de haber acompañado a los israelitas en su largo
peregrinaje por el desierto y de haber sobrevivido en el juicio a su generación…
No sé qué habrá sentido Moisés frente a esta resolución del Señor pues la
Biblia no lo relata, solo dice que, Moisés le pidió a Dios que designase a otro
líder que pudiera guiar a su pueblo y que no los dejara como ovejas sin Pastor…
En este punto de la lectura me siento: conmovida. Moisés realmente fue el
libertador de este pueblo, y lo guio tras una larga travesía llena de victorias
y de sin sabores; fue el líder de un pueblo duro, desobediente, rebelde; que se
movía en la crítica y en la queja; que continuamente perdía la fe; y aún en sus
últimos momentos a su lado, siguió intercediendo por ellos como muchas veces
atrás lo había hecho para que la ira del Señor frente a sus reprochables
actitudes no los consumiese por completo. Él los amó hasta el final.
Gracias a esta petición por parte de Moisés, Josué
fue escogido para guiar al pueblo y para introducirlos en Canaán; un varón
lleno del Espíritu, que, por cierto, había sido uno de los dos espías que había
entrado 40 años atrás a la tierra para reconocerla, y que con fe creyó en el
Señor diciéndole al pueblo que con seguridad podrían conquistarla porque Dios
mismo la entregaría en sus manos; al cual los israelitas quisieron apedrear por
no creer en él, y ya todos sabemos lo que pasó después. Esta nueva generación
de israelitas debía obedecer a su nuevo líder Josué en todo.
El Señor también encargó a Moisés revisar todos los
sacrificios de adoración que El había establecido en principio desde la
generación pasada y que debían pasar a las generaciones futuras. Moisés debía
asegurar en el pueblo el cumplimiento del día de reposo, la celebración de la
Pascua, la fiesta de los panes sin levadura; así como todas y cada una de las
celebraciones y obligaciones que habían sido instituidas por Dios para sus
antepasados. Ya casi llegamos, ¡hasta yo estoy ansiosa! jaja
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