lunes, 8 de febrero de 2016

La Biblia en un año #Dia39

   Levítico 21-23

   Quizás las "exigencias" de Dios eran un poco rigurosas, pero estoy segura de que sus bendiciones producto de la obediencia serían muchísimo más grandes. El escogió a unos hombres que debían mostrar un comportamiento aún mas admirable que el del resto del pueblo, los sacerdotes, por eso para ellos también debía haber normas de conducta; ellos debían ser puros, competentes y responsables en todas y cada una de sus obligaciones. Los sacerdotes debían ser santos, estar completamente apartados para Dios, pues eran los encargados de presentar las ofrendas en nombre del Señor y nunca podían deshonrarlo.

   El Sumo Sacerdote tenía el rango más alto de todos los sacerdotes (descendientes de Aarón); el aceite de unción fue derramado sobre su cabeza, y había sido ordenado para llevar las vestiduras sacerdotales. El sacerdote no podía tener defectos físicos, ni debía contaminarse, ni hacerse impuro; tampoco podía contaminar el santuario ni dejar de atender sus responsabilidades. Aún la esposa del sacerdote también debía ser una mujer con características especiales, no podía ser cualquiera. Esto me agrada porque pienso que hoy día los nuevos sacerdotes y sacerdotisas de Dios, escogidos para salvación, canales de su poder, no pueden casarse con cualquier persona que no le permita cumplir sus propósitos; y ciertamente, un hombre llamado al Ministerio de Dios, teniendo que encargarse del servicio a El, debe necesariamente tener una ayuda idónea, la ideal; asimismo las mujeres virtuosas de Dios.

   Los sacerdotes debían ser muy cuidadosos con las ofrendas sagradas que los israelitas apartaban para ofrecer a Dios, pues el nombre del Señor no podía ser deshonrado. Ellos debían obedecer rigurosamente las instrucciones del Señor, porque de lo contrario serían castigados y morirían por desobedecer. De las ofrendas sagradas solo podían comer los sacerdotes y a sus descendientes, y no podían ser contaminadas ni ingeridas por personas no autorizadas. Las ofrendas para Dios debían ser mediante animales perfectos, sin defectos; pues de lo contrario no sería aceptado por el Señor. Esto es algo perfectamente compresible, para Dios solo debe ofrecerse lo mejor; y la muestra de nuestro agradecimiento y amor hacia Dios, se evidencia cuando escogemos darle solo la excelencia en lo que tenemos y hacemos para El.

   También instituyó el Señor las fiestas solemnes del pueblo, que serían aquellas santas convocaciones que los israelitas debían celebrar, entre ellas estaban: el día de reposo, la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura que debía durar 7 días; recuerdan? Estos últimos debían celebrarse en el día 14 y 15 del primer mes, en conmemoración al día en que Dios los sacó de Egipto. De acuerdo al calendario hebreo éstos días caían a finales del mes de marzo, en abril o a principios de mayo; lo que es celebrado hoy día en el cristianismo, en muchas partes del mundo, como el domingo de resurrección, donde se recuerda la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado, el cual se marca el final de la semana santa; ya que, la Semana Santa y la Pascua están ligadas al éxodo del pueblo hebreo del yugo de la esclavitud egipcia, pues vino a ser Cristo en la cruz el sacrificio por la libertad del mundo, y El vino a dar a la cena de Pascua un nuevo significado; aunque aún los judíos continúen celebrando esta festividad en los mismos términos y formas establecidas por Dios cuando liberó a los israelitas tal y como el mismo se los pidió. Esto es solo un dato que quería compartir pues aquí en Venezuela, aunque se celebre por algunos grupos religiosos la Semana Santa como evento que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo, y aunque recibamos mucha influencia de otros continentes; la Pascua realmente no es celebrada como fiesta solemne, y por esta razón, yo mantuve algunas dudas acerca de ella y quizás algunos otros venezolanos y latinos que me lean puedan haberlas tenido como yo.

   Las otras festividades eran: la fiesta de la primera cosecha, donde ofrecerían el primer manojo de trigo de su cosecha; la fiesta de las trompetas, donde se celebraría un día de reposo con una reunión conmemorativa el día primero del mes séptimo; el día del perdón, que sería una reunión santa celebrada el día diez del mismo mes séptimo, donde debían dedicarse al ayuno, sin trabajar, y quemar una ofrenda en honor al Señor; la fiesta de las enramadas en honor al Señor, el día quince del mismo mes séptimo; esta celebración duraría siete días durante los cuales quemarían ofrendas en honor a Dios, y el día ocho se haría una reunión santa también con sacrificios para el Señor donde no se haría ningún tipo de trabajo pesado, el primer día y el octavo serían de reposo. Estas eran las fechas especiales y dedicadas al Señor en las cuales los israelitas debían alegrarse en su presencia y cuya costumbre debía pasar de padres a hijos.



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